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Catálogo fatal

Figurar en la 'Lista Clinton' es como estar condenado a una muerte civil. Pocos saben de qué se trata.

31 de marzo de 2007

Algunos la llaman infamia mundial. Otros la califican como la lista negra que los coloca en el escarnio público y hay quienes la consideran como una pena criminal impuesta por el gobierno de Estados Unidos: es la temida 'Lista Clinton'.

De ésta se viene hablando desde hace 12 años, pero aún hay quienes la desconocen y qué implicaciones tiene figurar en ella. Es elaborada por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (Ofac), del departamento del Tesoro de Estados Unidos por una orden administrativa que impartió el entonces presidente norteamericano Bill Clinton, el 21 de octubre de 1995. A partir de esa fecha se reforzó la lucha contra el lavado de activos y se autorizaron sanciones económicas contra el narcotráfico colombiano.

Desde entonces, más de 1.000 personas, empresas y corporaciones colombianas figuran en la 'lista negra' que es divulgada en la página de Internet del Departamento del Tesoro y en las redes del sistema financiero y comercial en el mundo. Es decir, todo aquel que figure en la lista queda muerto comercialmente: les cancelan las cuentas bancarias y de ahorros, las tarjetas de crédito, les niegan los créditos comerciales y de vivienda, los pagos por transferencias o negocios son bloqueados, se les cancelan las visas vigentes e inclusive se les cierran las puertas en las compañías de seguros. Y se les prohíbe a los ciudadanos estadounidenses efectuar cualquier transacción comercial con ellos.

A pesar de ser una orden administrativa de un gobierno extranjero, todo el sistema financiero de Colombia la acata, por temor al veto con la banca norteamericana.

No es una simple lista y salir de ella no es nada fácil. Willington Ortiz, el astro del fútbol y ex congresista, lleva 10 años en la lista por asociarse con una de las hermanas de los Rodríguez Orejuela en una cadena de almacenes deportivos. "A mí me quebraron y eso me implicó la muerte civil. Los abogados norteamericanos me cobraron en esa época 20.000 dólares para sacarme, así que decidí quedarme allí de por vida. Hoy todo me toca manejarlo en efectivo", le dijo a SEMANA.

Llegar a figurar en la Lista Clinton es muy fácil. No se necesita ser condenado en juicio. Ni tener una orden de un juez. Ni tener un proceso judicial en Colombia. Basta el solo reporte a la Ofac, de empresas o personas señaladas por las agencias federales, llámese FBI, DEA, Aduana o Impuestos, de tener vínculos con narcotraficantes ya identificados.

Cientos de demandas se han interpuesto por colombianos en Estados Unidos para que los saquen de la lista y éstas no prosperan. Las empresas que han logrado ser excluidas -como Drogas la Rebaja o la cadena de almacenes Casa Estrella- es porque ya están en manos del Estado colombiano y administradas por la Dirección Nacional de Estupefacientes.

En Colombia, los únicos que han recurrido a todas las instancias para salir de la lista fueron los 3.000 trabajadores de la cooperativa Copservir, que fuera de los hermanos Rodríguez Orejuela. De nada les sirvió. Con documentos en mano acudieron a los bancos, pero las puertas continuaron cerradas. Tampoco sirvieron las constancias de la Fiscalía y del DAS de no tener antecedentes judiciales. Acudieron a la Defensoría del Pueblo, a la Procuraduría y al Ministerio de Relaciones Exteriores, donde les dijeron que nada podían hacer por ellos. Interpusieron una acción de tutela porque consideraron vulnerados sus derechos al buen nombre, y fallaron en su contra.

Llegaron hasta el Departamento del Tesoro en Washington para pedir una revisión a la Ofac. No hubo nada que hacer. Sólo quedaba impugnar la medida ante la Corte Suprema de Estados Unidos y eso es un camello.

Al final, quien figure en la Lista Clinton está condenado a aceptar su suerte.