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Entre 2013 y 2014 el Catatumbo contaba con un área productiva estimada de 7.658 hectáreas de coca. | Foto: CM& / Twitter / EFE

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Catatumbo, la tierra donde nunca llegó el Estado

En esta región de Norte de Santander, la desaparición de tres periodistas deja entrever el peligro que ellos corren por cuenta de los grupos ilegales y la falta de institucionalidad.

24 de mayo de 2016

La desaparición en las últimas horas de los periodistas Diego D´Pablos y Carlos Melo en la región colombiana del Catatumbo, donde cubrían el caso de la reportera española Salud Hernández-Mora, ha puesto de manifiesto la debilidad del Gobierno en la zona, feudo de guerrillas y otros grupos armados.

El Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela, es una de las zonas más peligrosas de Colombia, siendo los cultivos de coca el principal elemento que contribuye a la inseguridad, además de la extorsión y el contrabando de gasolina, pues por su control se han enfrentado durante décadas los grupos armados del país.

Según el último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), entre el 2013 y el 2014 el Catatumbo contaba con un área productiva estimada de 7.658 hectáreas de coca y durante ese período tuvo una capacidad de producción de 42.100 toneladas métricas de la planta.

Con semejante pastel en juego, en la región conviven actualmente cuatro estructuras del ELN, tres de las FARC y un reducto del Ejército Popular de Liberación (EPL).

Además de esas guerrillas, también operan dos bandas criminales de origen paramilitar, el ‘Clan Úsuga’ y los ‘Rastrojos’, explicó a EFE el analista del conflicto armado Ariel Ávila.

"Mucha población allá vive de economías ilegales porque no tienen otra alternativa", describió el experto de la Fundación Paz y Reconciliación.

Ávila asegura que sólo hay tres formas de ir al Catatumbo: "o lo acompaña a uno la comunidad, o uno va acompañado de un grupo armado ilegal o acompañado de la fuerza pública".

"Se puede llegar a la cabecera urbana tranquilamente, pero de ahí para arriba sí es muy difícil. A la vereda de Filogringo, si usted no va con permiso de los actores ilegales usted no llega", afirmó.

Precisamente Filogringo es el último destino conocido de Hernández, que llevaba semanas en la zona recabando información para un reportaje sobre cultivos ilícitos.

Para encontrarla, se puso en marcha un amplio despliegue militar y policial, sin que sin embargo se sepan, al menos oficialmente, detalles sobre el posible paradero de Hernández o si efectivamente se encuentra secuestrada.

No obstante, este refuerzo de fuerzas de seguridad no ha impedido que otros dos reporteros del canal RCN desaparecieran anoche en la misma zona cuando cubrían el caso de la reportera española, algo que ha acentuado aún más la percepción de que el área está fuera del control del Estado.

Según informaciones de la Defensoría del Pueblo, estos periodistas, al igual que tres más que recuperaron la libertad, "fueron despojados de sus equipos de trabajo como cámaras y teléfonos celulares".

Los liberados, que son de Caracol Televisión, dijeron haber sido retenidos durante horas por personas que se identificaron como guerrilleros del ELN y que, aunque reconocieron no haber estado con sus colegas de RCN, "sí supieron que el ELN también los tenía en su poder".

La reacción del gremio periodístico colombiano ha sido unánime y enérgica al condenar lo ocurrido, pedir la liberación de sus compañeros y resaltar lo peligroso que resulta trabajar en el Catatumbo, cuyos riesgos han vuelto a pasar a primer plano.

No hay pistas concretas sobre el paradero de los periodistas

Desde el pasado sábado el país está a la expectativa por la suerte de la periodista colombo-española Salud Hernández. Varias hipótesis han surgido sobre el tema. Primero se dijo que fue secuestrada. Luego, que podía estar haciendo un trabajo periodístico en la zona. 

Con el paso de los días, la incertidumbre crece, mucho más cuando las autoridades han guardado silencio sobre lo que está ocurriendo. Este martes, cuando se pensaba que el Ejército y la Policía –que han llegado hasta la zona– podían dar datos concretos sobre lo que está pasando, sorprendió que no entregaran detalles de la situación. 

En una rueda de prensa, los comandantes de estas instituciones, generales Alberto Mejía y Hernando Nieto, aseguraron que todavía no se puede hablar de un secuestro. “No podemos hablar de secuestro porque se trata de una zona donde convergen varios grupos del crimen organizado y grupos armados ilegales”, aseguró Mejía. Y agregó: “Estamos hablando de una de las regiones más difíciles para las operaciones de las Fuerzas Armadas. En esta área se combinan los climas extremos, el terreno abrupto, la selva, la montaña, además de tener el límite con Venezuela”. 

Mejía aprovechó para lanzarles un dardo a quienes han asegurado que las autoridades no han actuado rápidamente. “Es una actuación con el secreto operacional, con el sigilo que exige este tipo de misiones de carácter humanitario”, manifestó.

También, en conjunto con la Gobernación de Norte de Santander, se ofreció una recompensa de 100 millones de pesos para quien entregue información sobre el paradero de la columnista, del periodista Diego D’Pablos y el camarógrafo Carlos Melo, de RCN.

Los altos oficiales llegaron a ese municipio en la mañana del martes después de que el presidente Santos les dio la orden de trasladarse a la zona para reforzar todos los operativos. 

¿Dónde están?

Pero aunque las autoridades no se atreven a afirmar dónde están los periodistas, desde la mañana de este martes la hipótesis que tomó vuelo es la que responsabiliza al ELN de las posibles retenciones.

¿Por qué? Desde la noche del lunes cuando desaparecieron el periodista y el camarógrafo de RCN, otros reporteros de Caracol y de la agencia EFE –que también estaban en la zona– aseguraron que sus colegas habrían sido llevados por guerrilleros del ELN.

Semana.com indagó sobre el asunto con fuentes militares que aseguraron que el ELN tendría en su poder a Salud Hernández, la corresponsal de El Mundo en Colombia.

De acuerdo con las fuentes de este portal, la periodista habría penetrado en zona rural de El Tarra para entrevistar a uno de los miembros del Comando Central del grupo insurgente.

“Ninguno de ellos, ni los guerrilleros ni Salud, imaginaron que se prenderían las alarmas sobre el paradero de la periodista. Al ver que la situación se salió de las manos, ella no podía volver a salir tan fácil, menos cuando las Fuerzas Armadas cercaron la zona”, anotó.

Además de esto, este martes se sumó un nuevo elemento al misterioso caso. Varios medios de comunicación revelaron que las autoridades tendrían en su poder interceptaciones a presuntos guerrilleros del ELN en las que se refieren a “una periodista” que tienen en su poder y que estarían “moviendo” entre sus frentes.

Y aunque se esperaba que las autoridades arrojaran alguna información más concreta sobre estas desapariciones, lo cierto es que nada se sabe en concreto.

Con información de EFE.