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El departamento del Cauca, según el comandante de Policía del departamento, está en alerta ante la escalada de atentados que ha sufrido en los últimos días. | Foto: Semana.

CONFLICTO

Cauca, entre amenazas y detonaciones

Todo el departamento está en alerta. Desde el ocho de enero, cuando tres Policías fueron asesinados en Silvia, se conocen noticias de hechos violentos en diferentes municipios. El más reciente, un triciclo cargado de explosivos en Miranda.

8 de febrero de 2012

El ocho de enero, mientras se celebraran los carnavales de Blancos y Negros en Silvia (Cauca), hombres que aparentaban hacer parte de la festividad dispararon contra un grupo de Policías. Mataron a dos. Uno más quedó herido. Así permaneció hasta la tarde de este miércoles, cuando su estado empeoró y murió.

Al atentado a Silvia le siguió el de El Tambo. Allí, un hostigamiento a la estación de Policía, alteró la calma, murió el comandante de la estación. A los pocos días en Santander de Quilichao un petardo explotó en un local comercial.

“La situación no empezó la semana pasada, con los hechos que trascendieron a nivel nacional. La violencia en el departamento viene con complicaciones desde hace meses. Y el año empezó con el atentado a los uniformados en Silvia”, asegura el comandante de la Policía de Cauca, coronel Ricardo Augusto Alarcón Campos, quien reconoce que en el último mes y medio se han venido incrementando las acciones violentas.
 
“No hay espacio tranquilo en todo el departamento. Zonas como las del norte, que hasta hace unos meses mantenía cierta calma se han complicado”, dice el coronel.

Y los hechos lo confirman. Desde hace ocho días varias situaciones han hecho que el Gobierno ponga los ojos sobre el departamento. El jueves anterior, cuando el país apenas se estaba enterado del bombazo que acabó con la vida de siete personas en Tumaco (Nariño), en Villa Rica explotaron tres cilindros bomba. La estación de Policía quedó destruida en un 70 por ciento. Siete personas murieron y 50 más resultaron heridas. Un hombre perdió sus piernas.

Cinco días después, el martes, tres niños de la Escuela Rural Agrícola de Jambaló resultaron heridos al estallar un explosivo en el baño de su colegio. Dos de los menores afectados tienen 13 años, el otro 10. El hospital del municipio, que es nivel 1, atendió a doce niños más, que presentaron problemas auditivos debido a la onda explosiva. Los pisos, las ventanas y los techos quedaron averiados luego de la detonación.

La hipótesis más fuerte hasta ahora es que los estudiantes recogieron una munición sin explotar tipo granada de fragmentación, que al intentar manipularla, explotó. En ese territorio se presentan, con alta frecuencia, enfrentamientos entre los diferentes grupos armados lo que genera riesgos permanentes de que ocurran accidentes de minas antipersonal y municiones abandonadas sin explotar, en los que las víctimas en su mayoría son civiles. Esta zona se caracteriza porque la situación general da cuenta del uso por parte de los actores armados de las escuelas rurales como cuarteles y trincheras.
El mismo martes, siete de febrero, en el resguardo indígena Talaga al norte de la cabecera municipal de Páez- Belálcazar, la guerrilla secuestró a un médico, dos enfermeros y el conductor. Después de dos horas de retención los dejaron libres, pero se quedaron con la ambulancia en la que se movilizaban. Horas después en el sector conocido como ‘Carantanta’ fue robado un carro de la misión médica perteneciente al Hospital de Bordo, cuando éste realizaba gestiones administrativas. Información conocida por Semana.com da cuenta del uso que podrían tener estos vehículos con las recientes acciones violentas, que las autoridades han atribuido a las Farc.

El alcalde de Villarrica, James Guillermo Mina, quien lideró una marcha por la paz el martes, reconoce que la situación no es fácil, sobre todo cuando “levantar” a un pueblo que quedó casi en ruinas después de un atentado implica además de recursos, mucha voluntad. Justamente por eso decidió viajar a Bogotá para reunirse con representantes del ministerio del Interior para buscar ayuda. “Se requiere de por lo menos 3.500 millones de pesos para ayudar a las personas damnificadas y a quienes perdieron sus locales comerciales a causa de la explosión”, dice el alcalde, quien además hace un llamado al Gobierno nacional ante la precarias condiciones del sistema de salud de su municipio. “No tenemos un hospital, solo contamos con un puesto de salud, no hay agua potable (...) hay muchas circunstancias difíciles que necesitan atención urgente”, asegura el alcalde.

Después de la caminata por la paz, que lideró este alcalde, Cauca tuvo un nuevo episodio que alertó a las autoridades. En la mañana de este miércoles fue desactivada una poderosa carga explosiva en el municipio de Miranda. ¿Qué está disparando las acciones violentas en esta región? “La conclusión que uno puede hacer es que la presión del Ejército con todas las unidades militares está ejerciendo una reacción por parte de los grupos armados, que puede verse reflejada en este tipo de acciones”, dice el coronel Alarcón.

Información conocida por Semana.com señala que la realización del ataque en Villarrica, que se encuentra muy cercano a las fábricas y complejos agroindustriales de la región “puede ser un campanazo de alerta sobre la materialización de una de las expresiones de los comandantes guerrilleros de las FARC ‘si la oligarquía no se quiere ocupar de la paz tendrá que ocuparse de la guerra’”.

Fuentes consultadas por Semana.com, que pidieron guardar su identidad, aseguraron que los últimos hechos violentos registrados en el departamento y en los que se “ha causado la muerte de los comandantes de estaciones de Policía podría perfilar un retaliación por la muerte en el Cauca del máximo comandante de las FARC alias ‘Alfonso Cano’”.