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CERO Y VAN DOS

Rumbo a una fiesta en Cali es capturado el segundo hombre del cartel de Medellín.

21 de diciembre de 1987

Cero y van dos. Esta fue la impresión generalizada en el país cuando las autoridades colombianas se anotaron el sábado pasado un nuevo "hit" contra los capos del narcotrafico. En momentos en que transitaba a grandes velocidades en un lujoso "Porche" último modelo, por la vía que conduce de Palmira a Cali, fue capturado Jorge Luis Ochoa Vásquez, uno de los hombres más buscados del mundo. Si existía alguna duda sobre lo que han venido afirmando las autoridades de los estados Unidos en los últimos días, en el sentido de que Carlos Lehder es uno de los principales amos de la cocaína, sobre Ochoa, no existe prácticamente ninguna. Pero lo que si es indudable, es que éste es el segundo golpe que se ha fajado la Policía colombiana contra el infranqueable "cartel de Medellín". Ochoa Vásquez, es considerado el número dos del cartel paísa. Las revistas norteamericanas Fortune y Forbes, de octubre pasado, lo señalan como el jefe del clan Ochoa y lo acusan de introducir ilegalmente a los Estados Unidos, junto con Pablo Escobar, el 80% de la droga que sale de Colombia. Según las fuentes de una de las publicaciones, la participación de Escobar es del 40% y la de Ochoa del 30%. En el informe, dedicado a analizar las fortunas de los hombres más ricos del planeta, lo ubican en el puesto 19 con una cifra cercana a los dos mil millones de dólares, mientras que a Escobar lo colocan en el número 14 con tres mil millones. El jefe del clan Ochoa, de 38 años, fue detenido en noviembre de 1984 en Madrid, en compañía de Gilberto Rodríguez Orejuela, en donde permaneció cerca de 17 meses. Luego de una intensa batalla jurídica entre Colombia y los Estados Unidos por su extradición, fue trasladado al país el 13 de julio de 1986 y recluido en la cárcel Picota de Bogotá. Posteriormente fue remitido a Cartagena, en donde era solicitado por un juzgado que le adelantaba un proceso por los delitos de contrabando de 130 reses de lidia y de falsificación de los documentos utilizados para esta operación. Hechos, en los cuales estaba apoyado el pedido de extradición que Colombia hizo a España. En una controvertida decisión el juez Fabio Pastrana Hoyos,lo condenó a veinte meses de prisión y le otorgó la libertad condicional con el compromiso de presentarse periódicamente y de pagar una multa de 2 millones 300 mil pesos. Según el Código Penal, las penas inferiores a 36 meses gozan del beneficio de excarcelación bajo fianza.
El 13 de agosto del año pasado, tan pronto como Ochoa piso la calle, "se pisó" y, el juez, automáticamente se quedó sin puesto.
A partir de ese momento, el Ministerio de Justicia emitió una orden de captura en su contra y se inició una intensa búsqueda por todo el país. Por otro lado, las autoridades norteamericanas, en un acto sin precedentes en la historia de ese país, ofrecieron la suma de medio millón de dólares a quien suministrara informes sobre su paradero. Finalmente el sábado 21 de noviembre, a un agente de la policía vial de Cali se le apareció la Virgen, tal como se le había aparecido hace nueve meses, en una finca en Rionegro, al mayor Lemos, quien capturó a Carlos Lehder, el primer pez gordo del famoso cartel.
De la misma manera los dispositivos de seguridad desplegados por las autoridades colombianas no tenían nada que envidiarle a los utilizados, en el juicio a Lehder, por los agentes norteamericanos. Curiosamente, el segundo hombre del cartel de Medellín, sindicado de ser uno de los más poderosos narcotraficantes del mundo, no tiene ningún proceso por narcotráfico en el país. Su captura está basada en una orden del Ministerio de Justicia que considera "amañado" el fallo del juicio por contrabando de reses. Probablemente, el cargo más grave que existe en su contra actualmente en Colombia, es el de burlar la justicia al no haber cumplido con las presentaciones periódicas a que lo había sometido el juez de Cartagena.
Sin embargo, su situación jurídica no es muy clara. Existe un pedido de extradición por parte del gobierno de los Estados Unidos y, aunque ya se ha suscitado un debate alrededor de la no vigencia del tratado, algunos expertos en la materia consideran que es viable acudir a las normas del proceso de extradición de 1940.
Lo que si puede quedar en claro, es que la mejor forma de encontrar a los narcos es no buscándolos. Ya que, como han salido las cosas, los grandes capos parecen estar destinados a caer de la manera más ingenua. Lehder fue sorprendido después de una ruidosa fiesta en las afueras de Medellín y Ochoa pillado gracias al ruidoso motor de su flamante automóvil cuando se dirigía a una fiesta en las afueras de Cali.