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"No hay nada que intimide más a quienes ejercen el terror que una sociedad bien informada", dijo el caricaturista cuando estuvo en el país. | Foto: Wikipedia commons

TERRORISMO

Caricaturista asesinado estuvo en Cátedra Semana

Tignous, una de las víctimas de la masacre, vino a Colombia a conversar con estudiantes sobre la libertad de opinión. Sus lecciones fueron inspiradoras y proféticas.

8 de enero de 2015

Bernard Verlhac, conocido como Tignous, estuvo en la Universidad Santiago de Cali conversando con estudiantes sobre la libertad de opinión, en una charla que se tituló ‘Caricatura: hasta dónde puede llegar el trazo’.

El periódico El País de Cali recordó la visita y transcribió apartes de una entrevista con el dibujante, quien dejó palabras no sólo inspiradoras sino proféticas: “Son muchas las posibilidades que tienen la caricatura y el humor gráfico para ejercer el derecho a la crítica y encender la conciencia de un país frente a lo que no marcha bien en su propia sociedad".

Pero no es menos cierto que son muchos también los que no lo entienden y los que no dudarían en atentar contra esa libertad. “Pero cuando tú dibujas, sabes que tu única arma de defensa es tu propio lápiz”, le dijo al diario.

El programa Cátedra Semana y la Facultad de Publicidad y Comunicación Social de la Universidad Santiago de Cali fueron los organizadores del evento, que se celebró el jueves de febrero del 2010.

En aquella visita el caricaturista también participó en el Foro Internacional de Caricaturistas por la Paz, liderado por la Alianza Colombo Francesa y la organización ‘Cartooning for Peace’.

Tignous dijo que, ante todo, el semanario Charlie Hebdo tenía como misión “abordar con humor las contradicciones de grupos extremistas, como los islámicos, que aseguran defender la religión de Mahoma y de Alá haciendo atentados y derribando edificios con aviones”.

“A ellos no les gusta lo que hacemos porque nosotros, por el mismo carácter lúdico que tiene la caricatura, podemos llegar a amplios sectores de la sociedad, incluso a los menos letrados. Y no hay nada que intimide más a quienes ejercen el terror que una sociedad bien informada. Una caricatura a veces puede producir más miedo que un arma”, agregó.

Sobre la sátira como herramienta de opinión, Tignous también fue contundente: “Si bien la sátira puede herir susceptibilidades, es inofensiva por esencia. Nadie muere por culpa de un dibujo satírico. Y la única manera como se debería responder a una viñeta que incomoda es con otra viñeta”, dijo.

Sus palabras fueron reflejo de que tenía claro lo riesgoso que era su trabajo: “que persigan a los caricaturistas ha sido algo histórico en mi país, que se precia ingenuamente de ser la cuna de la libertad y los derechos humanos. Entre 1810 y 1815, por ejemplo, fueron cerradas 20 publicaciones satíricas, y sus caricaturistas eran acosados, incluso por las propias autoridades”.

Sin embargo, nunca dejó de hacerlo.