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Si los adolescentes llegan después de las tres de la tarde, el establecimiento sube su tarifa a 7.000 pesos la entrada, como castigo por no llegar a tiempo.

POLÉMICA

Chiquitecas calientes en Cali

'Shows' eróticos, animaciones de 'drag queens', bailes pélvicos y mucho 'reggaeton' caracterizan las tardes domingueras de niños y adolescentes en Cali.

23 de junio de 2012

Comienza la tarde del domingo y decenas de adolescentes hacen fila a las afueras de una de las chiquitecas de Cali esperando entrar. Todos visten igual. Las menores lucen mini-shorts y blusas ombligueras y los hombres jeans apretados y camisetas ceñidas que suelen desaparecer durante la fiesta.

La mayoría son convocados por las redes sociales, donde circulan invitaciones a fiestas y en donde ellos mismos publican las fotos y los videos de sus cuerpos semidesnudos meneándose al ritmo del reggaeton.

En uno de esos videos se ve a una pareja de adolescentes que baila intensamente. Ella, apoyada contra una pared y con una de sus piernas elevadas sobre el hombro de su compañero, logra mantener el equilibro mientras contonea la pelvis. Más tarde, una niña de unos 14 años busca seducir a los asistentes imitando una felación con un bombón en un aparente concurso. En seguida, se muestra a varias parejas, algunas del mismo sexo, golpeando sus caderas al ritmo de la música en posiciones que hacen del Kamasutra algo para principiantes. A este baile se le conoce como 'choque'.

Al parecer, este fenómeno encuentra su máxima expresión en Cali. Según la denuncia publicada el domingo 3 de junio por el diario El País, de esa ciudad, el sexo, las drogas y el licor reinan en estas chiquitecas. "Pocas cosas sorprenden a quienes frecuentan este sitio: un travesti adolescente, con minifalda de puntos rosados y blusa azul anudada a la altura del pecho, de cuando en cuando convence a alguien de visitar el 'cuarto oscuro'", afirmó El País, aclarando que se le llama 'cuarto oscuro' a un salón sin luz en el segundo piso de la chiquiteca Safiro.

SEMANA logró identificar 11 lugares donde se ofrece este tipo de rumba para menores en Cali. Aunque por regla a estos lugares no pueden ingresar menores de 14 años, en la entrada el único control es la estatura y la cara de 'niño' que se tenga. "Mi papá me lleva y no pasa nada; o a veces voy con mi hermana, que es mayor de edad. Yo allá no bailo, lo que a mí me gusta es animar en la tarima", dijo Ana María*, una adolescente de 13 años que frecuenta la chiquiteca.

El negocio es simple. Se cobra entre 3.000 y 7.000 pesos la entrada, según la hora. Está prohibido entrar alimentos, pues adentro venden gaseosa, agua, papas fritas, bombones y paletas. El licor, los cigarrillos y la droga están prohibidos. No obstante, Juan Pablo*, un joven de 18 años, dijo que él ha logrado camuflarse medias botellas de aguardiente y ha visto jíbaros que ofrecen droga barata.

Después de las denuncias del diario El País, la Secretaría de Gobierno de la ciudad visitó la chiquiteca Safiro, pero como no encontró ninguna irregularidad, el negocio sigue abierto. "Yo llevo seis años con salones de eventos para menores y a mí siempre me contratan porque les encanta el mensaje que les doy a los jóvenes, que es bueno rumbear y pasarla delicioso sin ninguna clase de vicio", dice su propietario, Bladimir Arce.

En los últimos meses, las autoridades han logrado cerrar varias chiquitecas en otras ciudades como Bucaramanga y Pereira. Pero en Sabaneta, Antioquia, unos 150 adolescentes apedrearon a una patrulla de la Policía cuando los uniformados trataban de clausurar uno de estos lugares.

El problema es que al tiempo que cierran uno, aparece otro. Los dueños de estos establecimientos se amparan en el artículo 32 del Código de Infancia y Adolescencia, que consagra el derecho de los jóvenes a "tener relaciones sociales, divertirse y reunirse cultural y políticamente". Pero, ¿hasta dónde debe llegar la diversión?