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CIERTAMENTE GAVIRIA

En medio de la campaña electoral todo el mundo se pregunta: ¿En qué está César Gaviria?

20 de abril de 1998

El día siguiente de las elecciones parlamentarias algunos analistas creían que uno de los grandes perdedores era César Gaviria. Las razones eran varias. Por un lado, su hermano fue derrotado para la Cámara en Pereira, lo cual sorprendió ante la contundencia del apellido en la región. Por otro, el triunfo de la maquinaria liberal fue reclamado como un triunfo más de Ernesto Samper que de César Gaviria. Finalmente, como muchos le atribuían ser el gestor de la tercería y ésta parecía estar dando su último suspiro, el ex presidente no podía escapar a los efectos de su eventual disolución. El sentimiento generalizado, pues, era el de que estaba perdiendo terreno. Sin embargo Horacio Serpa, en unas declaraciones del martes pasado en Medellín, dejó entrever que el tema le preocupa. Con diplomacia pero también lleno de cargas de profundidad, el candidato oficial del liberalismo desestimó la disidencia liberal y dijo que no se trataba de "una desbandada". Pero también se apresuró a dorarle la píldora al secretario de la OEA cuando aseguró: "Yo no creo que César Gaviria Trujillo esté metido en esto. No tiene necesidad de hacerlo. Además él está cumpliendo una actividad supremamente importante que no veo por qué tenga que meterse en esta contienda".A pesar de la diplomacia el hecho real es que Serpa estaba haciendo eco a un interrogante que comparten todos sus seguidores: ¿Con quién está Gaviria? Para nadie es un secreto que el presidente Ernesto Samper y sus aliados no tienen gran aprecio por el político pereirano. Esta animadversión es correspondida por él, quien no recurre a la solidaridad de partido ni al lenguaje diplomático que se espera de los ex presidentes de una colectividad, sino que dice de frente lo que piensa, que, por lo demás, es lo que piensa la mayoría de los colombianos.La semana pasada, cuando fue interrogado en una cadena internacional sobre si creía que Samper sabía sobre los dineros de los Rodríguez en la campaña del 94, contestó: "No sé". Esta respuesta, que en otras circunstancias habría parecido normal, fue recibida en los círculos allegados a Samper como un desafío. Pero, ¿cuál es la realidad de la posición de Gaviria? El ex mandatario aún no ha hablado y es posible que no lo haga a no ser que lo considere indispensable. Lo cierto es que ahora por razones de su cargo y antes por cuestión de personalidad, el silencio ha sido su mayor arma política. Si la utilizaba con rendimientos cuando tenía todo el poder para hablar, ahora que no puede intervenir en asuntos internos le ha servido más que nunca. Sin embargo todo el mundo sabe que a Gaviria lo consultan con frecuencia y que no hay uno solo de los actuales protagonistas de la política afines a él que no haya recurrido al ex presidente en algún momento. A todos los recibe, a todos los escucha, a todos les ha dicho algo. Cada uno, por esta razón, cree tener la clave de lo que piensa y se siente con la suficiente autoridad para afirmar "Gaviria está en esto". Pero la verdad es que sólo Gaviria sabe lo que realmente piensa Gaviria. Frío y por ahora al margen de los intríngulis de la política local, él no se la juega por nadie y gana con todos. Su corazón está con Noemí Sanín. Pero en el mano a mano final de la contienda presidencial entre Serpa y Pastrana se da por descontado que sus preferencias están del lado del candidato conservador. Mientras que por el lado de Serpa, el candidato oficial de su partido, hay una excelente relación personal, la mayoría de su equipo de gobierno está del lado de los que quieren atajarlo. Su mano derecha, Miguel Silva, es el principal asesor de Noemí Sanín. Su mano izquierda, Rafael Pardo, era el director de la campaña de Alfonso Valdivieso. A Gaviria muchos le atribuyen haber sido el hombre detrás del lanzamiento de la candidatura del ex fiscal, detrás de la tercería cuando esa candidatura se hundió y detrás de la adhesión a Andrés Pastrana cuando se creyó que se hundía la tercería. Los que conocen a Gaviria saben que eso no es verdad. El ex presidente es demasiado sutil como para embarcarse en causas concretas. Se limita a dejarse informar y nunca empuja. Sin embargo, también es claro que si algunos de estos movimientos le hubieran parecido una locura tenía el poder para trancarlos o para distanciarse públicamente. En el fondo lo que sucede con Gaviria es que, lo mismo que las nuevas generaciones, es más independiente que militante. Su neoliberalismo rompió con las viejas tesis cepalinas que el Partido Liberal consideraba intocables hace algunos años. El kínder que convirtió en equipo de gobierno está integrado en su mayoría por yuppies tecnócratas con mucho conocimiento de marketing político y poca lealtad de partido. Esta tecnocracia, pase lo que pase, es el recurso humano más grande que tiene el país en la actualidad para gobernar. Por eso Gaviria va a acabar quedándose con el 30 por ciento del gobierno gane quien gane. César Gaviria es un factor de poder tanto como aliado como contraparte. En ambos escenarios se tiene que contar con él para gobernar. Lo paradójico de su caso es que si Pastrana gana será copiloto en calidad de aliado, y si gana Serpa será copiloto en calidad de contraparte.