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CITA CON LA MUERTE

A Eduardo Rueda Rocha, el sicario que asesinó a Luis Carlos Galán, se le acusa de la muerte del alcalde de Puerto Boyacá.

4 de mayo de 1992


HACE UNA SEMANA EL ALcalde de Puerto Boyacá, Gustavo Londoño Castillo salió de su oficina con el firme propósito de lograr, de una vez por todas, la paz de una región que en los últimos cinco años ha sido azotada por la violencia guerrillera y por el enfrentamiento interno entre las autodefensas que generó una guerra sin cuartel.
Londoño aceptó la invitación que le hizo un grupo de hombres de un sector de las autodefensas, con el fin de buscar soluciones al conflicto armado que se estaba viviendo en Puerto Boyacá. Por eso se dirigió a la ciudad de Honda, acompañado de su jefe de seguridad y dos amigos personales. Salieron a las cinco de la tarde de la alcaldía y en un Tropper rojo se dirigieron a un sitio cercano a Honda donde los estaban esperando dos personas, quienes los llevarían al lugar de la reunión. Desde ese día nunca más se volvió a saber de la suerte del alcalde de Puerto Boyacá. En un principio sus familiares pensaron que se trataba de un secuestro.
Pero la verdad se supo una semana después. El primero de abril, las autoridades encontraron los escombros de su vehículo y en el interior los cadáveres de cuatro personas brutalmente asesinadas y partes de cuerpos mutilados. Entre ellas una pierna, que posteriormente fue identificada por la esposa de Londoño. Sin embargo, el resto de su cuerpo todavía está desaparecido.
¿Qué ocurrió? Gustavo Londoño fue uno de los alcaldes que más luchó por buscar una solución a la guerra que se declararon las autodefensas. Un movimiento que se creó para erradicar a la guerrilla, pero que después se convirtió en un aliado incondicional del narcotráfico, especialmente del cartel de Medellín. Las cosas marcharon hasta que Henry de Jesús Pérez, su comandante, estuvo vivo. En julio del año pasado Pérez fue asesinado en plena misa por un sicario y la comandancia de las autodefensas pasó a manos de Ariel Otero. Su nombramiento creó una serie de discrepancias entre la dirección de este movimiento y se hicieron más evidentes cuando Otero anunció la desmovilización de las autodefensas. Desde entonces se libra una lucha a muerte que se ha llevado por delante muchas víctimas, entre ellas al propio Otero. Este tuvo que abandonar el año pasado la región y terminó protegido por un sector del cartel de Cali. Sin embargo las medidas de seguridad que tomó no fueron suficientes. Otero fue asesinado a comienzos de enero en un lugar desconocido y su cuerpo fue dejado a 15 kilómetros de Puerto Boyacá. Sus antiguos compañeros de combate lo acusaron de traidor y ratero y anunciaron que exterminarían a los demás socios de Otero, incluyendo a la viuda de Henry Pérez, quien también recibió la protección del cartel de Cali.
Desde el asesinato de Ariel Otero fue mucha la sangre que corrió en Puerto Boyacá. A tal punto que Gustavo Londoño decidió emprender una cruzada para buscar una solución al problema. Por eso desde finales de febrero inició una serie de contactos con los dos bandos enfrentados, en procura de llegar a un acuerdo. La primera reunión la tuvo con los hombres que se negaron a cumplir la orden impartida por Otero de desarmarse. Este grupo vela hoy por la seguridad de Puerto Boyacá. Al principio la idea de una solución pacífica no fue bien recibida, pero las gestiones realizadas por Londoño permitieron que la situación tomara un mejor rumbo.
Por esta razón el alcalde de Puerto Boyacá buscó un contacto con el grupo que había dejado Ariel Otero y por eso se dirigió a la ciudad de Honda. Lo que nadie sabía hasta entonces era que ese movimiento estaba comandado por Luis Eduardo Rocha, el hombre que fue acusado de asesinar a Luis Carlos Galán y que después de haber estado detenido en la cárcel de La Picota se escapó. Una fuga que, según los organismos de inteligencia, fue montada por el propio Henry de Jesús Pérez y supervisada por Ariel Otero. Rocha fue el hombre que asumió la dirección del grupo que estuvo siempre al lado de Ariel Otero. En su condición de sicario era quizá la persona menos interesada en buscar una solución a la guerra que en este momento están librando las autodefensas. Por eso muchas personas en Puerto Boyacá aseguran que Gustavo Londoño no fue a la cita con Rocha para buscar una solución a este conflicto, sino a una cita con la muerte. Las mismas autodefensas lo sindican como el autor de este crimen. Pues a pesar de que el resto del cuerpo del alcalde de Puerto Boyacá todavía no ha aparecido, en esta ciudad del Magdalena Medio todos lo dan por muerto. -