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Petro, Clara y Caicedo: ¿Izquierda unida...?

Clara López, Gustavo Petro y Carlos Caicedo fueron los primeros en acordar una interpartidista en marzo. Aún confían en la unión con Fajardo y De la Calle para ganarle a la derecha, aunque esa opción se ve lejana.

20 de enero de 2018

En política nunca hay muertos, pero tampoco enemigos a muerte. Una prueba de esa sentencia fue la alianza que logró consolidarse la semana pasada entre Clara López y Gustavo Petro. Ambos se habían distanciado en 2015 cuando Clara era candidata a la Alcaldía de Bogotá y Petro, en lugar de respaldarla, apoyó a Rafael Pardo. Como ella había sido la fórmula de Petro en 2010 a la Presidencia de la República, Clara consideró el ‘pardismo’ del entonces alcalde como una traición.

Pero la antesala de los procesos electorales produce reconciliaciones entre enemigos a muerte. Eso sucedió entre Juan Manuel Santos y Rafael Pardo en 2010 y más recientemente entre Álvaro Uribe y Andrés Pastrana. Los coqueteos entre López y Petro comenzaron a mediados del año pasado, cuando vía Twitter el exalcalde la invitó a tomarse un café y hablar de alianzas sobre la paz. Las conversaciones avanzaron hasta que en diciembre ambos decidideron lanzar listas conjuntas a Senado y Cámara con la personería de la Alianza Social Indígena (ASI), que meses antes había avalado a Clara. Las denominaron las “listas de la decencia”, y en ellas estarán figuras como el libretista Gustavo Bolívar; la expresidenta de la Unión Patriótica Aída Avella; Luz Marina Bernal, una madre de un falso positivo; el sindicalista Tarcisio Mora; y María José Pizarro, la hija de Carlos Pizarro. Esa es la izquierda de verdad. Se trata de nombres que vienen de diferentes organizaciones sociales y políticas, entre las que además de la ASI están el Partido Comunista, los progresistas de Petro y la Unión Patriótica.

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La semana pasada, cuando anunciaron una consulta interpartidista para elegir candidato a la Presidencia, sorprendió que aparecieran en la foto con Carlos Caicedo, el popular exalcalde de Santa Marta. Según Caicedo, exmilitante de la Unión Patriótica y perseguido por los paramilitares, él comparte con Clara y con Petro la necesidad de defender el proceso de paz y cumplir la agenda para el posconflicto. Sin embargo, como se requería meterle más cuerpo a una alianza de esa naturaleza, la justificaron al anunciar coincidencias programáticas entre las que se destacan educación superior pública gratuita, lucha contra la desigualdad y promoción de tecnologías limpias. Como los tres son exalcaldes, reivindican la autonomía regional y creen que la centralización no sirve para acabar con los corruptos en las regiones.

Durante meses, en el mundo político se especulaba que Clara, al romper con el Polo, se movería hacia el centro. Haber sido ministra de Santos la llevaba a asumir políticas moderadas frente al establecimiento y la convertía en una figura capaz de ubicarse en la mitad del espectro. Pero esas hipótesis dejaron de tener sentido cuando escogió a Petro como aliado. Quien está con el exalcalde no puede ser de centro. Y en últimas esa coalición es un acto de coherencia. Clara tiene convicciones y principios y no es de encuestas y estrategias. No niega ni oculta su militancia de izquierda. A pesar de sus apellidos aristocráticos (Holguín, Obregón), ha ligado su vida privada y pública más a lo popular que a su propia clase. 

Petro, por su parte, para la derecha colombiana se ha convertido en el símbolo del castrochavismo. Eso es una exageración. Él es un líder populista de izquierda, pero eso no significa que automáticamente sea un revolucionario ‘bolivariano’. Su gestión en la Alcaldía de Bogotá se caracterizó por buenas intenciones y escasos resultados. Sus políticas populistas le sirvieron de base para su candidatura a un costo bastante alto para la ciudad. Aun así, su proyecto no fue ni será repetir la tragedia humanitaria del gobierno venezolano. El régimen autocrático que ha impuesto Maduro sin respeto a las instituciones democráticas no es aplicable a Colombia. El propio Petro en los últimos tiempos se ha mostrado crítico del experimento castrochavista.

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Existe la posibilidad de que a la coalición Lopez-Petro-Caicedo se sumen Humberto de la Calle y el Partido Liberal. El primero habría preferido aliarse con Sergio Fajardo. Sin embargo, hasta ahora esa unión no se ve posible. Ni la insistencia de Antanas Mockus –cabeza de lista al Senado de los verdes– ni la presión de candidatos al Senado de la Alianza Verde y el Polo Democrático –los dos partidos que lo apoyan– han logrado mover ni un centímetro la posición del exalcalde de Medellín. Desde el año pasado, él ha dicho de todas las formas posibles que no le interesa participar en una alianza con el Partido Liberal, que, según él, representa la política tradicional. Para algunos resulta paradójica esa posición, pues en el pasado el Polo Democrático también ha sido cuestionado por escándalos como el carrusel de la contratación.

Para abrirle paso a una eventual llegada de De la Calle, los tres exalcaldes han insistido públicamente en que tienen coincidencias con sus planteamientos y que estos se ajustan a los criterios alternativos que ellos exponen. El jueves, López le envió una carta al candidato liberal en ese sentido. En privado también han tenido conversaciones. Y aunque no hay nada concreto, hay quienes consideran que al candidato liberal le conviene estar en esa interpartidista. Creen que puede suceder un fenómeno similar al que ocurrió en la consulta entre Noemí Sanín y Uribito en 2010, cuando este perdió porque electores de todas las vertientes votaron por ella. Para quienes le insisten a De la Calle que entre a la alianza de izquierda, es posible que él gane la consulta al capitalizar la mala imagen de Petro y al movilizar votantes de centro, izquierda y derecha a su favor.

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Además de Santa Marta, donde Caicedo tiene una imagen positiva superior al 70 por ciento, los votos de esta coalición se concentrarían en la costa Atlántica, donde a Petro le va muy bien, y en Bogotá, donde Clara López y él tienen altos niveles de recordación. En términos partidistas, estos dos últimos candidatos tienen parte de su electorado en el Polo Democrático. Si bien salieron de pelea con Robledo, actual presidente del Polo, Clara y Petro se convirtieron en figuras nacionales cuando estaban en esa colectividad y fueron candidatos presidenciales por ese partido (ella en 2014 y él en 2010). En el caso de Petro, en particular, el 60 por ciento de quienes manifiestan que van a votar por él pertenecen al Polo.

En un complejo ejercicio de simulaciones elaborado por el Centro Nacional de Consultoría, la alianza Lopez-Petro-Caicedo obtendría 1.543.485 votos, sumando los que tiene la ASI. Si bien esta alianza es la única de la izquierda, podría inclinar la balanza a favor de un candidato de centro en segunda vuelta. No en vano, representantes de otra izquierda más radical no están en ella. Piedad Córdoba no está de ese lado y la Farc ni se diga. Como se dice popularmente, “izquierda unida jamás será izquierda”.