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| Foto: Archivo Particular

SEGURIDAD

Las denuncias por muertes de bebés en la Materno Infantil

Señalamientos de profesionales que trabajan o trabajaron en esta clínica de la antigua Saludcoop ameritan que las autoridades tomen cartas en el asunto.

5 de noviembre de 2016

El 26 de agosto fue la jornada más difícil y trágica en las vidas de Jennifer Becerra y Ana Milena Barragán. Ese día llegaron a la Clínica Materno Infantil de Cafesalud en Bogotá con la ilusión de dar a luz a sus hijos y poderlos besar y abrazar con vida. Pero eso nunca ocurrió.

Aunque las autoridades de salud aún no han abierto una investigación formal, hay serias dudas que señalan que estos bebés habrían fallecido por falta de una atención oportuna en esta clínica, la más grande de maternidad en Bogotá. Por lo menos así lo creen varios médicos que trabajan o trabajaron en esa institución, quienes le dijeron a SEMANA que allí se estarían presentado situaciones que pondrían en riesgo la integridad de las 500 mujeres embarazadas que en promedio llegan al mes a esa institución.

La Secretaría de Salud y la superintendencia del ramo deberían investigar la situación, si se tiene en cuenta que, según cifras de la primera, 98 bebés perinatales (de más de 22 semanas de gestación), 31 neonatales (de 0 a 28 días de nacidos) y una madre gestante murieron en la Materno en los últimos seis meses. Funcionarios de la entidad, al ser interrogados por SEMANA sobre si estas cifras eran preocupantes o anormales, no pudieron responder de forma contundente.

La situación de la Materno Infantil es igual de compleja a la que viven otras instituciones médicas del país. Sin embargo, tiene algunas condiciones que llaman la atención. Esta hace parte de Esimed, empresa que asumió el manejo de las 22 clínicas de Saludcoop y que prestan sus servicios a Cafesalud. Esto se ha visto reflejado, según varios médicos, en que “a veces no hay suficiente personal para atender a las pacientes o faltan medicamentos, insumos y equipos”.

A esto se suma un problema operativo difícil. Desde hace más de un año, la clínica empezó a remodelar parte de las salas de cirugía y de parto en el tercer piso del edificio, ubicado en la autopista Norte con calle 94. Hoy, las obras están suspendidas. Y si a esto se suma que la Secretaría de Salud cerró las urgencias de la institución en octubre del año pasado por serias irregularidades, el funcionamiento no es el mejor. En el quinto piso, varias habitaciones fueron habilitadas para que las pacientes adelanten el trabajo de parto, mientras que las salas para dar a luz y de cirugías están en el tercer piso.

Según las normas del Ministerio de Salud, el sitio para iniciar labor debe estar junto o muy cerca a las salas de parto y de cirugía. Esto, para que el equipo médico pueda tener un monitoreo y un control permanente de las pacientes, moverlas para procedimientos en los tiempos adecuados y reaccionar rápidamente frente a una emergencia. En maternidad, actuar muy rápido es vital para salvar la vida de la madre o del niño. “Si una parte del personal está en el quinto piso y otro en el segundo, el equipo médico se rompe y se puede poner en riesgo el binomio madre-niño”, dijo un ginecobstetra que prefirió renunciar a la clínica, a seguir atendiendo a las personas en una situación tan riesgosa. Solo en septiembre, renunciaron más de 20 profesionales por las condiciones complejas de trabajo. Lo cierto es que en los últimos meses numerosos bebés han nacido en las habitaciones y pasillos del quinto piso o en las camillas rumbo a la sala de alumbramiento.

Los posibles problemas operativos habrían quedado en evidencia el 26 de agosto. Ese día Jennifer Becerra y Luis Beltrán llegaron a la clínica para tener a su bebé Joseph David o Joan, pues aún no se habían puesto de acuerdo en el nombre. Tenía 9 meses de embarazo, y “como era un hijo deseado, nos habíamos preparado. Teníamos todo en regla, si se puede decir: exámenes antes de quedar embarazados, consultas, ecografías, terapias y curso de parto. Como ya tenía contracciones, la subieron al quinto piso y la pusieron en una habitación para hacer el trabajo de parto, que iba a ser normal”, dice Beltrán.

A las diez de la mañana las contracciones eran fuertes, pero como a los futuros padres los hacen salir porque no hay suficiente espacio, le tocó dejarla sola. A las dos subió de nuevo, pero no pudo entrar a la habitación porque una de las gestantes, quien también se encontraba con Jennifer, estaba dando a luz ahí mismo. Cuando pudo ingresar, “quedé sorprendido porque la barriga de Jennifer se había reducido y se veía la silueta del bebé. Ella estaba sangrando. Inmediatamente salí a pedir ayuda y, al ver la situación, se la llevaron para el tercer piso y a mí me hicieron salir”.

Pasaron horas de angustia. A las ocho de la noche, Luis pudo subir para ver a su esposa y saber qué había pasado. Al entrar, Jennifer estaba llorando. Le preguntó: “¿Y el bebé?”. Había muerto. Según el médico, tuvo un paro cardiorrespiratorio antes de nacer por las contracciones. Es increíble que hubiera pasado esto en un parto normal. Frente a las pocas explicaciones dadas por los médicos, Luis llevó el cuerpo de su bebé a una institución cercana para que le hicieran una patología. Y al pedir la historia clínica, vio que no quedó consignado nada de lo que ocurrió. Solo datos generales. “Vamos a demandar a la clínica”, dice Beltrán.

Curiosamente, Ana Milena Barragán también vio cómo, semanas antes, su bebé, que estaba bien, murió aparentemente por falta de atención oportuna.“Me tuvieron en una camilla varias horas y solo me llevaron a cirugía cuando los signos vitales del niño dejaron de sonar”. La familia de María Alejandra Mousawak, quien dio a luz días antes y estaba en recuperación, tampoco entiende por qué ella falleció en agosto en circunstancias poco claras.

En varias visitas realizadas por la Secretaría de Salud a la Materno Infantil, como la que tuvo lugar en septiembre pasado, hay sospechas que indicarían que no cumple con las exigencias para prestar el servicio de obstetricia de mediana complejidad, pero a pesar de varias investigaciones administrativas, de faltar a los compromisos adquiridos –como el de terminar las salas de parto y cirugía- y de denuncias de pacientes sigue abierta.

Sergio Vélez, director de Esimed, le dijo a esta revista que si bien la clínica y el grupo tienen problemas conocidos por todos debido a la crisis de Saludcoop, las condiciones en las que se atiende a los pacientes son seguras, así el servicio esté dividido en dos pisos,algo que es común en muchos hospitales. Y “afirmar que estamos poniendo en riesgo a las maternas y a los recién nacidos es de una gran irresponsabilidad, más en cabeza mía, que soy médico”. Frente a los casos denunciados, dijo que investigará lo ocurrido antes de dar una opinión.

Lo cierto es que frente a las denuncias hechas en medio del dolor que genera en cualquier padre perder de forma absurda a su bebé, o de cara a los fríos registros del sistema de salud, la situación de la Clínica Materno Infantil amerita que las autoridades investiguen y determinen si hay o no riesgo.