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Clinton 'vueltiao'

Con niños vallenatos en la Casa Blanca, un baile de gala que fue la sensación y una entrevista con Mike Wallace, Colombia logró revitalizar el tema de la ayuda al país.

10 de enero de 2000

Todo el mundo daba por hecho que lo sucedido hace poco más de un año, cuando el presidente Andrés Pastrana hizo su visita de Estado a ese país, había sido el clímax en materia de relaciones bilaterales. Un punto tan alto parecía imposible de superar. Pero lo visto por los colombianos la semana pasada, el presidente Clinton rodeado de niños colombianos con sombrero ‘vueltiao’, parecía sacado de un cuento de García Márquez.

El primer ‘colombianazo’ de Washington se dio el sábado por la noche cuando se llevó a cabo el National Symphony Ball, una fiesta de gala a la que los invitados asisten vestidos de frac. Es lo que los norteamericanos llaman el “who is who” de Washington, o sea el evento de mayor importancia social en la ciudad. Invita el presidente de Estados Unidos pero cada año el anfitrión es un país distinto. El año pasado fue Holanda y este año, por primera vez en la historia del evento, el país anfitrión fue Colombia. Hasta ahí ya habría sido un logro diplomático.

El evento, organizado en gran parte por Gabriela Febres-Cordero, esposa del embajador Luis Alberto Moreno, fue espectacular. Washington es una ciudad sureña, donde los eventos de etiqueta por lo general son bastante aburridos y terminan por tarde a las 11 de la noche. Pero en esta fiesta todo el mundo bailó vallenatos y cumbias hasta la una de la mañana.

Pero si la fiesta del sábado fue un éxito, el domingo hubo otro episodio importante. Se emitió el programa 60 Minutes, uno de los de más alto rating en Estados Unidos. Más de 60 millones de norteamericanos sintonizaron el programa, que abría con una entrevista de Mike Wallace con el presidente Pastrana. Y si recientemente el primer mandatario no había sido muy afortunado en materia de entrevistas, lo cierto es que en esta se desquitó. Por lo menos en Washington causó una excelente impresión. Wallace llevaba una semana entera haciéndole publicidad por televisión al programa y estaba comprometido a lanzarla después del puente de Thanksgiving, debido a que el rating históricamente es el más alto. Editorialmente se la jugó al ciento por ciento en favor de Pastrana y fue muy duro con los políticos demócratas y republicanos que “juegan a la gallina con la plata, mientras Colombia está siendo desplumada”. Y si esto fuera poco, Wallace ofreció a C-Span, el canal del Congreso, para que repitiera la entrevista por completo. Esta fue repetida el lunes a las 8:00 de la noche, también a nivel nacional.

Y el miércoles se llevó a cabo un debate en C-Span, nuevamente con la presencia en vivo de Mike Wallace, recibiendo llamadas en vivo de todo el país sobre el tema de Colombia y la entrevista a Pastrana. Una vez más Wallace defendió a capa y espada al Presidente colombiano.

Esa misma noche fue la fiesta en la que se prende el árbol de Navidad en la Casa Blanca, otro de los eventos principales en el protocolo social de Washington. Al mismo fueron invitados, además de unos niños vallenatos, cinco personalidades colombianas: Luis Alberto Moreno, César Gaviria, Violy McCausland, Julio Mario Santo Domingo y Gabriel García Márquez. Estos dos últimos no asistieron, aunque Gabo mandó un mensaje escrito (ver recuadro).

El mensaje de Gabo conmovió a Clinton, quien pidió a Gabriela, esposa del embajador, que le tradujera la letra de las canciones que estaban cantando los niños vallenatos. La embajadora le tradujo la letra de El Mejoral, y a Clinton le cayó tan en gracia que inmediatamente se puso el sombrero ‘vueltiao’ que le llevaron de regalo y acudió a Moreno para que le explicara quiénes eran esos niños. Moreno le dijo: “Son niños de Valledupar, una zona de Colombia que ha sido azotada, como muchas otras, por la violencia. Pero a ellos los une la música, a pesar de sus posibles diferencias sociales. Haga de cuenta que fueran unos niños de Belfast, a quienes no les importa si son católicos o protestantes”. El presidente de Estados Unidos se sorprendió tanto con esto que dijo “hay que hacer algo con estos niños, hay que ayudarles”. E inmediatamente se los llevó a la puerta de la Casa Blanca y con ellos tocando recibió a los invitados. Luego convenció al famoso músico Wayne Newton de que tocara con ellos y que se los llevara de gira a Las Vegas. La encendida del árbol de Navidad en la Casa Blanca se vallenatizó.

Los anteriores episodios a primera vista parecen sociales o folclóricos, pero en el fondo pueden tener más efectos diplomáticos que una gestión de cancillería. Tan es así que en medio de toda esta parranda Clinton se tomó la molestia de decir en una rueda de prensa que está dispuesto a liderar un acuerdo bipartidista para lograr que la ayuda económica a Colombia sea aprobada el próximo año.

En realidad la contraofensiva de la semana pasada es el producto de un trabajo esmerado por parte de este gobierno de mantener a Colombia vigente en Estados Unidos. No solamente en cuanto a sus problemas, sino también a sus valores culturales. Lo que se logró en los días pasados fue poner al país en la mente de millones de norteamericanos a través de la televisión, y al mismo tiempo de un puñado de ellos que conforman su élite política y controlan al país. Todo ello en una sola semana y al ritmo del “¡güepa- je!”.