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Coca a la lata

La semana pasada la Policía decomisó siete toneladas de droga. Tan sólo en el último mes la cifra de cocaína incautada ya superó las 20 toneladas. ¿Qué está pasando?

15 de agosto de 2004

El jueves de la semana pasada los miembros de la Policía que realizaban un retén sobre la vía que comunica a los municipios de Planeta Rica y Buenavista, Córdoba, detuvieron una camioneta que les pareció sospechosa. Al inspeccionarla encontraron en el vehículo 161 kilos de cocaína. El conductor, que fue detenido, les reveló a las autoridades el sitio en donde había cargado el alijo y les suministró los datos de una finca cerca del municipio de Buenavista.

Los uniformados llegaron al lugar y tras una cuidadosa inspección encontraron una caleta en la que había cinco toneladas de cocaína. El cargamento, valorado en 100 millones de dólares, iba a ser enviado hacia Estados Unidos por vía marítima utilizando varios puntos de salida en la Costa Atlántica. Con ese gigantesco decomiso la Policía Nacional cerró una semana que se caracterizó por nuevos y contundentes golpes contra el narcotráfico.

Tan sólo un día antes del monumental hallazgo de coca en Córdoba, otro cargamento había caído en manos de las autoridades en Bogotá. Desde hacía varios días las autoridades venían siguiendo la pista de una carga que había partido desde los Llanos Orientales y que sería enviada, a través del aeropuerto El Dorado, hacia México. El miércoles los investigadores ubicaron el vehículo en el que estaba camuflada la droga en un parqueadero del barrio Fontibón. Los narcotraficantes habían logrado esconder ingeniosamente el cargamento de 1,1 toneladas en el rodillo de una motoniveladora. Pocos días antes la astucia de las organizaciones de narcos para tratar de evadir los controles de las autoridades había quedado en evidencia.

El sábado 7 de agosto la Policía en el puerto de Cartagena descubrió algunas irregularidades en la documentación de un contenedor que iba rumbo a Europa, con una carga de una sustancia llamada ilmenita de titanio. Al inspeccionar el contenido conformado por 21 bultos, cada uno de 50 kilos, encontraron un polvillo gris que escondía perfectamente el color y el olor característico de la coca. Sin embargo, gracias al olfato de un perro antidrogas y a las pruebas químicas correspondientes, descubrieron que se trataba de 1.102 kilos de droga.

Con los tres cargamentos descubiertos la semana pasada la Policía ha incautado tan sólo entre julio y los primeros 15 días de agosto la impresionante cifra de 23 toneladas de cocaína, cuyo valor en el mercado estadounidense supera los 400 millones de dólares. En los seis primeros meses de este año la cifra supera las 45 toneladas.

Estos inusuales decomisos se explican no sólo por el aumento y rediseño de las operaciones policiales en todo el territorio nacional sino porque los carteles tradicionales, como el del norte del Valle del Cauca, así como las Farc y los paramilitares, se están viendo obligados a arriesgarse a sacar la droga que tienen almacenada. La presencia masiva y el desarrollo de operativos permanentes por la Fuerza Pública en todas las regiones del país han cerrado varias de las rutas habituales de exportación de droga, lo que ha dejado ilíquidas las diferentes organizaciones.

Por esta situación, los grupos vinculados con el narcotráfico intentan sacar la droga corriendo el riesgo de que muchos de estos cargamentos caigan en poder de las autoridades, como en efecto está ocurriendo. Los operativos de la semana pasada reafirman que de continuar la fuerte y permanente actividad antinarcóticos, como ha pasado en las últimas semanas, la lucha contra las drogas puede tener una luz al final del túnel.