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Puente de guadua que se cayó en Medellín. | Foto: ETCE/ David Sánchez

ARQUITECTURA

Medellín: el puente de guadua que también colapsó

El Sindicato de Empleados del SENA tildó de "despilfarro" a los recursos invertidos en la obra.

31 de octubre de 2013

Mientras varias torres de edificios amenazan con ruina en Medellín, otra obra de infraestructura esta bajo escrutinio no solo porque colapsó, sino porque es un gran elefante blanco en el abandono: un enorme puente de guadua ubicado en está ubicado en la zona de Santo Domingo Savio, junto al Parque Biblioteca España, uno de los sectores más visitados de la capital antioqueña.

El Sindicato de Empleados Públicos del SENA (Sindesena) exige investigación y sanción de los responsables. “Es un crimen de lesa humanidad haber gastado esa cantidad de dinero en ese puente, y más en una de las zonas más pobres y necesitadas de Medellín”, dijo Nicolás Zapata, presidente del sindicato en Medellín.

El sindicato siempre se opuso al despilfarro de recursos y denunció el desvío de la misión institucional hacia obras de gran costo y poco impacto en la comunidad, que sólo buscaban posicionar la figura de Darío Montoya, entonces director del SENA, como posible candidato a la Alcaldía de Medellín. 

“A Darío Montoya  se le ocurrió promover en Medellín el puente en guadua más largo del mundo, pero pusieron gente que no estaba calificada para hacerlo”, le dijo a Semana.com Zapata, quien además cuenta que siempre estuvo al tanto de las advertencias que hicieron expertos sobre la inviabilidad del proyecto.

“Yo exigí que me mostraran los diseños de ese puente y con solo verlos esa estructura se caía, le exigí al SENA de Medellín la memoria de cálculo y nunca me la dieron porque no existía”, expresó Simón Vélez, el arquitecto experto en estructuras de guadua.

En el 2005 el SENA y la Alcaldía de Medellín planearon la construcción de un puente en arco, hecho de guadua, destinado a ser un nuevo atractivo turístico para la capital de Antioquia. El puente, que pronto se convirtió en un elefante blanco para la ciudad.

“Es un espectáculo patético, ese es un sitio muy turístico. Les advertí que era una locura, que se iba a caer, que era un desprestigio para la guadua”, aseguró Vélez.

El costo total de la infraestructura era 621 millones de pesos, 470 millones de pesos eran aportados por el SENA y el resto lo aportaría la Alcaldía de Medellín. La institución, al parecer, cambió a último momento los diseños originales del arquitecto Simón Vélez, quien ha construido puentes de guadua con su técnica estructural en distintos lugares del mundo.

El diseño final y la construcción del proyecto estuvieron a cargo de aprendices y egresados del Centro de la Construcción de la Regional Quindío. El puente, con una longitud de 46 metros y una altura de siete metros, además de beneficiar a la comunidad estaba pensado como un laboratorio de aprendizaje para los aprendices del SENA, regional Quindío.

Cuando se lanzó el proyecto, en el 2008, Diana Paola Campo, egresada de la regional Quindío y líder en el proceso de construcción, dijo: “Para mí ha sido una grata experiencia, me abre las puertas para futuros empleos y también me aporta aprendizaje”. 

“Nunca lo pudieron inaugurar ni abrir al público, desde el comienzo la estructura se empezó a caer. Lo llenaron de puntales y de cables, por eso no se ha caído por completo, pero desde entonces no han hecho más que contratar estudio tras estudio. Se han gastado millones de millones en estudios absurdos”, cuenta Vélez.

Responde el SENA

A pesar de que en marzo del 2011 el SENA recibió un estudio de la Universidad Nacional que concluía que el puente tal y como estaba construido no tenía arreglo, Olga Lucía Quintero, subdirectora del Centro de la Construcción del SENA, insistió en que el puente no se desestabilizó por problemas estructurales sino por saqueo. Según Quintero, la ciudad nunca quiso recibir la obra y además el EDU nunca hizo las pruebas de carga pertinentes. La obra, entonces, entró en estado de abandono.

“Ese puente lo saquearon, le quitaron platinas, tornillos, barandas, cables, le robaron todas las piezas metálicas y por eso empezó a desestabilizarse”, indicó Quintero.

Lo mismo opina Darío Montoya, director del SENA cuando se aprobó el proyecto: “Por cuestiones de seguridad hubo que suspender las obras y el puente quedó expuesto al vandalismo”, aclaró Montoya, y añadió: “Yo no autoricé la obra ni tuve nada que ver con la contratación, ese tipo de contratos lo hacen las regionales respectivas, yo sólo puse la condición de que el puente hiciera parte de un proyecto de aprendizaje, porque el SENA no hace puentes sino da formación”.

“Ahora disfrazan el entuerto diciendo que eso era un laboratorio de aprendizaje, pero ese es un experimento muy costoso para tener resultados tan pobres que se habrían podido evitar”, dijo Nicolás Zapata.

La Comisión Técnica del Departamento Administrativo para la Gestión del Riesgo, Emergencias y Desastres (Dagred) recomendó el cierre definitivo a principios de año y el EDU distribuyó volantes entre la comunidad vecina anunciando el desmonte del puente. La semana pasada el SENA determinó empezar una licitación para el desmonte del puente, “esa es otra inversión absurda que se deriva de la irresponsabilidad del proyecto”, expresó Zapata.

Para los empresarios que llevan décadas promocionando la guadua como un “acero vegetal”, el proyecto del puente de Santo Domingo Savio ha sido grave desde el principio. “Es un episodio grave porque la gente le adjudica los daños al material y no a la construcción”, dice el constructor manizalita Marcelo Villegas, quien estuvo asesorando al Sena y desde el comienzo advirtió sobre las falencias del proyecto. 

“Este es un traspiés para nosotros porque los problemas del puente quedan asociados  a la guadua”, dice Villegas, y concluyó: “Es como si en la tragedia del edificio Space terminara afectado el prestigio del concreto como material de construcción, cuando de lo que se trata es de errores humanos, de ingeniería, de cálculo, en últimas, de previsión”.