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Colombia es una amenaza para sí misma

SEMANA.COM entrevistó al ex presidente chileno Eduardo Frei, sobre el caso del general Augusto Pinochet, el fracaso del neoliberalismo en el mundo y sobre la amenaza que representa Colombia para la región andina.

7 de mayo de 2001

El ex presidente chileno, Eduardo Frei, participó en el foro de gobernabilidad realizado en Cartagena en días pasados. SEMANA.COM lo entrevistó sobre el caso del general Augusto Pinochet, la viabilidad de un Tribunal Internacional que juzgue los delitos de lesa humanidad, el fracaso del neoliberalismo en el mundo y sobre la amenaza que representa Colombia para la región andina.

Semana.com: ¿Qué piensa del encuentro de ex presidentes latinoamericanos realizado en Cartagena en días pasados?

Eduardo Frei: El hecho de tener a más de una decena de ex presidentes compartiendo puntos académicos y experiencias políticas, junto a personas que trabajan en ello y a organismos internacionales, es enriquecedor. Este tipo de encuentros le permite a uno reflexionar sobre sí mismo, poder comparar experiencias de otros países y evaluar resultados.

Semana.com: ¿Cree usted que Fukuyama se equivocó y el neoliberalismo en el mundo ha fracasado?

E.F.: Asistimos en la década los 90 a la caída de muchos paradigmas que se crearon en el mundo y que de alguna manera pretendían tener una solución real e integral a los problemas de la humanidad. Estos resultaron vacíos. Sin duda, se pensó que el capitalismo salvaje era la solución para el mundo, pero la verdad es que si no hay una visión humanista de la política y de la sociedad, al final todo se torna vacío.

Hoy en día lo que falta en el mundo es volver a los verdaderos valores y conducir al hombre hacia su dignidad, a compartir la sexualidad y a vivir en comunidad. Más que recetas, la gente quiere que la aprecien, que la acojan, que valoren su dignidad. Eso es lo que ha venido buscando el ser humano, ser feliz, pero la carrera al consumismo nos ha hecho olvidar de las cosas simples de la vida.

Semana.com: ¿Ha sido América Latina víctima de la apertura económica?

E.F.: La apertura es un hecho real como la globalización. Hoy en día vivimos en una aldea global con la revolución tecnológica y de las comunicaciones, estamos contactados permanentemente con todas las realidades. Somos parte de este mundo y el que pretenda esconder la cabeza y no enfrentar la realidad no tiene nada que hacer. Creer que la apertura o la globalización son teorías económicas es equivocado, son realidades que hay que enfrentar y cuanto antes mejor, además tiene cosas positivas. En el caso de Chile, escogimos el camino de abrirnos, de insertarnos en el mundo. Un país pequeño con 15 millones de habitantes, como es nuestro caso, no puede cerrar sus fronteras. Lo que no se puede ignorar es que en el mundo hay una distancia muy grande entre los países más industrializados y países como los nuestros donde hay tanta gente marginada. Pero esconderse no conduce a nada, al final no hay alternativa.

Semana.com: Hay personas que aseguran que la apertura económica fue de una sola vía dejando abandonados a los países de América Latina, que no tuvieron las mismas ventajas comerciales hacia afuera, mucha importación pero poca exportación. ¿Qué opina?

E.F.: Hay un hecho fundamental y es que Estados Unidos no ha tenido una política frente a América Latina. Eso ha significado que hemos tenido que enfrentar situaciones muy complejas, en muchos sectores una absoluta indefensión. Por ejemplo, en el tema del comercio hay grandes revoluciones, grandes acuerdos, pero en materia de los flujos no hay nada y los volúmenes que se mueven son gigantescos. En general la política de los países industrializados ha sido mantenerse en una línea de producción de recursos naturales y de materias primas, pero impidiendo una real industrialización de una tercera etapa. Es igual que hablar del tema de la droga, si no se habla de corresponsabilidad en materia de desarrollo es muy difícil lograr algo. Y desgraciadamente América Latina está muy influenciada por Estados Unidos.

Semana.com: Chile es uno de los países más estables económicamente de América Latina. ¿Cuál ha sido la clave del éxito?

E.F.: Más que éxito hemos tenido, a partir de los 90 con la recuperación de la democracia, una secuencia de políticas. Tres gobiernos con respaldo mayoritario que han impulsado un proyecto político que le ha permitido estabilidad al país, fundamental para lograr el bienestar político. Se abrió la economía y hemos incorporado al sector privado en áreas donde antes no estaba, como en servicios públicos e infraestructura. Todas las grandes carreteras, los aeropuertos y los puertos, están en manos del sector privado. Al término de mi gobierno se privatizó La Sanitaria de Chile, el 80 por ciento ya está privatizado, y en poco más de un año hemos visto los resultados: el fisco recibe más por el porcentaje que quedó en la empresa y se están haciendo grandes inversiones, eso significa que vamos a tener el agua limpia en los próximos años, con todo lo que esto significa en materia de salud y exportaciones. El complemento entre lo público y lo privado es fundamental hoy día en el mundo. En Chile se tiene una economía ordenada, se han pagado las deudas y se ha bajado la inflación, todo esto ha permitido que el Estado se concentre en la gente, es decir en educación, vivienda, calidad de vida, y salud, esas son las prioridades para los ciudadanos.

Semana.com: ¿Cree usted que Colombia representa una amenaza para la región?

E.F.: Es una amenaza para la región y para Colombia misma. Hay un problema de mezcla entre la guerrilla y el narcotráfico que es evidente. Pero hay un problema de corresponsabilidad con las naciones industrializadas, que son los grandes consumidores, que creen que la solución es mirar desde afuera con diagnósticos equivocados, que por ende conducen a soluciones equivocadas. Por eso debe haber voluntad política de dialogar porque la violencia con más violencia no lleva a ningún lado. Los colombianos deben dialogar y buscar soluciones por ellos mismos, pero los países vecinos debemos apoyar, porque si no hay una salida negociada todos vamos a asistir a más violencia.

Semana.com: ¿Cree usted que el Plan Colombia puede ser la solución a la violencia colombiana?

E.F.: A mí no me gustaría entrar en detalle porque es muy difícil dar lecciones desde afuera. Hay que entender que cada país tiene su realidad y su historia. A mí lo que me interesa es que no haya más violencia y eso se logra a través del diálogo. La solución la deben implantar los pueblos afectados y no soluciones externas que vengan a imponerse.

Semana.com: ¿Apoyaría usted un Plan Andino, entendido como un paquete de ayuda pedido a Estados Unidos para la región andina?

E.F.: El peor error que comete Estados Unidos es creer que América Latina es una zona. Hay mucha gente en Estados Unidos que conoce México y algo de Centroamérica y ya se cree que es conocedor de América Latina. Latinoamérica tiene situaciones diferentes y realidades muy diversas y por lo tanto generalizar es algo tremendamente equivocado. No se puede hablar de soluciones globales, creo que es un error de diagnóstico y cuando uno se equivoca en el diagnóstico se equivoca en la solución.

Semana.com: ¿Se ha visto afectada la gobernabilidad de su país con todo el caso de Augusto Pinochet?

E.F.: Todo lo contrario, ha mejorado la democracia en Chile. Yo sostuve desde el primer día que era un problema de soberanía, de los tribunales chilenos, porque no existía ningún tribunal con competencia para juzgarlo. En Chile hay una gran polarización alrededor del tema. La gente que no deseaba que Pinochet volviera a Chile, nos acusaba de traidores, porque según ellos debía quedarse para ser culpado en Inglaterra o España. Por su parte, la gente de la derecha decía que debía volver porque los tribunales chilenos son los competentes.

Aunque en el mundo internacional hay incredulidad absoluta, Pinochet volvió a Chile y lo están juzgando los tribunales, eso es democracia y respeto a las instituciones.

Semana.com: ¿Está usted de acuerdo con una Corte Penal Internacional que juzgue delitos de lesa humanidad en el mundo?

E.F.: Absolutamente, porque en definitiva la única manera de que los países puedan renunciar a su soberanía jurisdiccional es a través de los acuerdos internacionales. Pero no se puede aceptar renunciar a la soberanía en forma unilateral y en el caso de la Corte Internacional hay muchos países que no se han adherido, incluso países industrializados. Ellos no nos pueden estar aplicando un marco legal a nosotros cuando muchas veces ni ellos mismos lo aplican. Tenemos la historia del siglo XX donde se han cometido las peores atrocidades, los peores delitos de lesa humanidad, y a través de acuerdos como la Corte internacional es la forma como el mundo tendría que regular esas cosas.

Semana.com: Usted ha sido contradictor de nombrar senadores vitalicios cuando no son elegidos popularmente. ¿Qué pretende ahora que usted fue nombrado senador vitalicio?

E.F.: Cuando yo asumí ser senador vitalicio dije que iba a votar por la Reforma Constitucional para que eliminara dichos nombramientos, y no iba a ceder un espacio, pues la dictadura se construyó en un traje a la medida, y ahora que nosotros estamos usando ese traje no nos conviene. Hay que jugar despacio porque ahora que no les conviene van a intentar cambiarlo. Voy a votar a favor de esa reforma.