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El general John Craddock, quien es el responsable de la base Guantánamo, defendió el tratamiento de los presos en esa guarnición militar

entrevista

‘Colombia es clave para la región’

El jefe del Comando Sur explica por qué Estados Unidos sigue apoyando el país y advierte sobre los riesgos de la inestabilidad en la región. Entrevista exclusiva de SEMANA.

1 de abril de 2006

En noviembre de 2004, el general John Craddock asumió el mando del Comando Sur de Estados Unidos, responsable de implementar la política de seguridad de Washington en el Caribe y Centro y Suramérica. Colombia es el principal receptor de ayuda militar y económica en el hemisferio. Por primera vez accedió a hablar con un medio colombiano sobre su visión del país y la región.

SEMANA: Hace dos semanas el fiscal general de Estados Unidos acusó a 50 jefes de las Farc por narcotráfico. ¿Habrá un cambio en el enfoque de la política hacia Colombia?

JOHN CRADDOCK: No sé si signifique un cambio de política como tal. Pero significa que hay un renovado interés de Estados Unidos en combatir a los narcotraficantes y los narcoterroristas. No voy a decir que sí ni que no habrá cambios. Todo queda abierto.

SEMANA: Actualmente existen restricciones para el uso de la ayuda. ¿Esto cambiará ahora?

J.C.: No. Como existe un vínculo entre los narcotraficantes y los narcoterroristas, ya habíamos recibido una autorización ampliada del Congreso para proporcionar apoyo al combate de estos grupos.

SEMANA: Una de las claves del Plan Colombia es su sostenibilidad. ¿Hasta dónde llegará el apoyo económico de Estados Unidos?

J.C.: Estados Unidos adora a los ganadores. Y actualmente Colombia está ganando su batalla contra la insurgencia. Por eso en el futuro es posible que nuestra inversión comience a bajar. No sé cuándo va a pasar eso, pero no será pronto.

Colombia está haciendo la transición de un problema de seguridad nacional a uno de seguridad pública, como les sucede a todos lo países. Es la criminalidad que se pueda controlar por la Policía. Es el éxito que estamos intentando lograr. Este tipo de seguridad genera oportunidades de inversión. El dinero es un cobarde: si no hay seguridad, huye.

Hace unas semanas testifiqué ante el Congreso: hay un respaldo significativo para continuar acompañando a Colombia en su lucha. Colombia es la clave para la región andina y la región andina es la clave para la seguridad y la estabilidad de Centroamérica y Suramérica.

SEMANA: Usted dice que la estabilidad andina es fundamental. ¿Cómo ve a Ecuador y Venezuela?

J.C.: En Ecuador, la situación es difícil por la inestabilidad política. Durante la última década ha habido siete u ocho gobiernos. Muchos factores complejos explican esta situación. Lo ideal es que la gente crea que el gobierno es algo positivo en su vida. Las instituciones democráticas tienen que madurar y proveer beneficios al pueblo. Estamos esperanzados en que el gobierno continuará y que se celebrarán las elecciones según el calendario.

En relación con Venezuela, es infortunado que haya habido una concentración de poder en el Ejecutivo a expensas de otras ramas del poder. Durante años, este país había sido un buen amigo de Estados Unidos y un gobierno muy demócrata. La democracia representativa quizás ahora puede estar tambaleando. La esencia fundamental de la democracia es la libertad de las personas para elegir y revocar a sus gobiernos. Y nuestra preocupación es que ese país esté perdiendo la oportunidad de lo último. Y la otra inquietud es que se exporten ese tipo de creencias a los países de la región donde las instituciones democráticas son frágiles. Eso podría ser muy desestabilizante para la región.

SEMANA: ¿Cuáles considera que deben ser los próximos pasos del Plan Patriota? ¿Cuándo será un éxito?

J.C.: Hay un viejo dicho según el cual ningún plan se mantiene igual después del primer contacto con el enemigo, ya que éste nos obliga a cambiar. Los militares colombianos y la Policía han logrado éxitos considerables contra las Farc y su logística en esa región. Han ajustado nuevas tácticas, técnicas y procedimientos para contrarrestar los cambios de las Farc. Posiblemente necesitarán diferentes equipos que estaremos dispuestos a proveer.

SEMANA: En relación con la certificación en derechos humanos, algunos sectores de su Congreso han expresado preocupación por la Brigada 17 y el caso de San José de Apartadó. ¿Cuáles son sus preocupaciones?

J.C.: Hay una revisión y un examen permanente a la Brigada 17. Tendremos que continuar haciéndolo. Con el tiempo vamos a analizar a los individuos correspondientes y se tomarán las decisiones respectivas. Colombia ha logrado un gran progreso en el respeto a los derechos humanos.¿Ocurre con la diligencia que esperamos? Nunca. Las burocracias del gobierno no trabajan tan rápidamente como quisiéramos. Lo clave sería que el gobierno colombiano investigara su propia gente y que su gente rindiera cuentas.

SEMANA: En regiones como el Putumayo, no ha funcionado la 'ecuación' al reducirse los cultivos ilícitos disminuye el conflicto.

J.C.: El tráfico de drogas es muy rentable. Obviamente, cuando se tiene éxito en la lucha en una región, los traficantes buscan otras áreas para defender y proteger sus inversiones. Desde esa perspectiva es muy difícil eliminarlo completamente. Es un asunto regional. Si se erradica el cultivo en un país, va a migrar a otros. En Colombia se ha avanzado mucho en la erradicación de los cultivos.

Hay también éxitos en la interdicción. En 2005, se incautaron más de 250 toneladas en el Caribe, Centroamérica y el Pacífico. ¿Qué significa eso? Significa que esa cantidad de droga no llegó a los consumidores en Estados Unidos. Significa que no se pudo convertir esa droga en dinero para comprar armas y explosivos que regresarían a la región.

SEMANA: Hablando de la región, el conflicto armado afecta a los vecinos. ¿Cómo controlar las fronteras?

J.C.: Las fronteras porosas son un problema en todo el mundo. Es muy difícil controlar territorios complejos que tienen altas montañas, selvas y ríos. Lo estamos encontrando en Irak. El control de las fronteras es un asunto de Colombia y sus vecinos. Esperaríamos que hubiera coordinación, diálogo y un reconocimiento de que la amenaza es común para todos los países limítrofes con Colombia.

SEMANA: ¿Les inquieta el presunto apoyo a grupos armados colombianos en esas fronteras?

J.C.: Nos preocupa todo tipo de respaldo que se les brinde, sea trasnacional o nacional, a organizaciones terroristas extranjeras. Esperaríamos a que las naciones controlaran sus territorios. Pensamos que las áreas no gobernadas ofrecen oportunidades para que estas organizaciones reciban apoyo logístico y beneficio económico.

SEMANA: ¿Cuáles son las amenazas para la región?

J.C.: Me inquieta el narcotráfico en la medida en que se convierte en una oportunidad para que otras organizaciones terroristas se acantonen y así logren tener una puerta de entrada a Estados Unidos utilizando los canales de la droga.

SEMANA: Sobre la política de recompensas, ésta parece no haber dado resultado. ¿Tiene confianza en que ahora sí?

J.C.: Es difícil decirlo. De hecho, las recompensas no nos han permitido el regreso de los tres contratistas secuestrados. Deploramos que aún estén secuestrados. Seguimos esperando que la divulgación de estas recompensas genere información que lleve a la liberación de los rehenes. Es posible que la existencia de una recompensa no haya llegado a todos los que tengan intención de proveer información.

SEMANA: ¿Los tres contratistas están vivos o temen que esten muertos?

J.C.: No tenemos pruebas de vida concretas desde el verano de 2003. Sólo tenemos información anecdótica de que están vivos.

SEMANA: Usted expresó recientemente su preocupación por la mayor presencia china en América Latina. ¿Es una amenaza?

J.C.: Siempre hay inquietudes. Hemos visto un incremento en el número de militares chinos que están presentes aquí por múltiples motivos y un aumento en el personal militar en la región que visita a China para orientación, capacitación u otros motivos.

Las amenazas vienen en múltiples formas y colores. No veo a China como una amenaza militar a Estados Unidos. Sin embargo, su presencia puede crear oportunidades de influencia en esferas de operaciones en el futuro.

SEMANA: Finalmente, General, hay versiones de huelgas de hambre en Guantánamo y de que ustedes alimentan a los presos a la fuerza. ¿Cómo se justifica eso?

J.C.: Depende a quién le pregunta. La política de Estados Unidos es no permitir que alguien en custodia muera por inanición. En agosto de 2005 empezó una huelga de hambre de 131 detenidos. De esos 131, se les obligó a comer a unos 30 ó 40, máximo. Hoy cuatro están en huelga de hambre y estamos obligando a tres. Los vamos a obligar a que coman, de una manera humana, mientras están detenidos en Guantánamo.