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De izquierda a derecha: Germán Osorio Samper, Royne Chávez, Mauricio Santoyo y Flavio Buitrago. | Foto: Archivo particular

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Los escándalos de los edecanes presidenciales

La renuncia del jefe de seguridad del presidente Santos ha dejado en evidencia el infortunado destino de quienes han protegido a los últimos cuatro mandatarios. Varios han terminado en la cárcel.

22 de enero de 2016

El pasado 19 de diciembre, en una ceremonia encabezada por el presidente Juan Manuel Santos, su jefe directo, el oficial Luis Gilberto Ramírez Calle, era ascendido al grado de mayor general de la Policía. Tras más de 30 años de servicio a la institución, se ubicaba en la primera fila de sucesión del general Rodolfo Palomino. Aquel día, cuando el mandatario colgó en su uniforme el distintivo de su nuevo rango, muchos lo señalaron como el que sería el nuevo director general de la Policía Nacional.

Un mes y dos días después, el general Ramírez Calle sorprendió a propios extraños. No sólo decidió renunciar a su cargo como secretario de Seguridad del presidente Juan Manuel Santos, sino que pidió la baja de la Policía, diciendo adiós a 35 años de carrera policial.

Las razones de la sorpresiva renuncia son un misterio. En un comunicado, la Casa de Nariño únicamente le agradeció por los servicios prestados al jefe de Estado y a la Institución, a la vez que anunciaba el final de la Secretaría de Seguridad presidencial, cuyas funciones, en adelante, serán asumidas por el jefe de la Casa Militar.

Pero el misterio que rodeó la salida del edecán del presidente también hizo recordar la extraña suerte que han sufrido varios de los oficiales que se han encargado de la seguridad de los presidentes de la República. No deja de ser extraño que cuatro altos oficiales que han ocupado este cargo hayan terminado con varios enredos judiciales.

Quizá la figura del edecán de la Casa de Nariño se hizo célebre con el coronel Royne Chávez, encargado de la seguridad del presidente Andrés Pastrana, entre 1998 y el 2002. Un controvertido policía que, además, solía figurar en las páginas de la prensa rosa, pues era esposo de la cantante de tecnocarrilera Marbelle.  
 
El coronel Chávez cayó en desgracia. Fue condenado a tres años de prisión por el delito de enriquecimiento ilícito tras denuncias de la desaparecida revista Cambio. No pudo justificar la procedencia de 1.600 millones de pesos con los que construyó, en el 2001 y el 2002 (en el último año del gobierno Pastrana), un edificio de parqueaderos en Bogotá.
 
También fue procesado por incremento patrimonial injustificado y cobrar doble salario a la Presidencia de la República y a la Policía. En 1998, cuando entró al Gobierno, Chávez tenía un patrimonio, 37 millones de pesos; en el 2000 era de 71 millones, pero un año más tarde lo incrementó a $1.280 millones. El coronel murió víctima de cáncer en el año 2014.
 
Pero Royne Chávez no era el primer edecán de Palacio en terminar tras las rejas. Uno de sus antecesores, el coronel Germán Osorio, jefe de seguridad de Ernesto Samper (entre 1994 y 1996) terminó detenido por una de las múltiples investigaciones que se derivaron del proceso 8.000. Fue acusado de enriquecimiento ilícito y se comprobaron sus relaciones con la asesinada Elizabeth Montoya de Sarria (la ‘monita retrechera’) y su esposo, Jesús ‘Chucho’ Sarria, piezas clave de ese proceso.
 
Capítulo aparte merecen dos de los edecanes del ex presidente Álvaro Uribe. El coronel Mauricio Santoyo fue el encargado de su seguridad incluso desde la época en que era candidato a la Presidencia, en el 2002, por eso era una de las personas de confianza del mandatario. A pesar de tener una sanción disciplinaria por presunta violación de derechos humanos cuando se desempeñaba como comandante del Gaula en Antioquia, su carrera no se detuvo. Por el contrario, alcanzó su ascenso a general en el 2007, quizás el más escandaloso que haya aprobado el Senado en su historia reciente.
 
Santoyo es el primer general colombiano en terminar en una cárcel de Estados Unidos. Hace tres años se entregó a las autoridades de ese país, donde admitió haber sido colaborador de grupos paramilitares en Colombia, además de organizaciones de narcotráfico como la llamada Oficina de Envigado. Fue condenado a 13 años de prisión.
 
El general Flavio Buitrago fue el encargado de suceder a Santoyo como edecán de Uribe durante su segundo gobierno. Hoy está detenido en una guarnición policial en Bogotá luego de haber sido llamado a un juicio que estará a pocos días de comenzar.
 
La Fiscalía acusó a Buitrago por el presunto delito de lavado de dinero y enriquecimiento ilícito, por sus presuntos nexos con el confeso narcotraficante Marco Antonio Gil, alias el ‘Papero’, y el narco paramilitar Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’.

El exedecán de Uribe ha negado estos nexos y haber recibido dinero de actividades ilegales. Lo único que reconoció fue haber evadido el pago de impuestos a la Dian, cuando era agregado en la Embajada de Colombia en Washington, y haber recibido doble salario, precisamente cuando era el jefe de seguridad de Uribe.

Si bien es cierto que el caso de Ramírez es muy distinto al de sus antecesores, pues se retira sin ningún tipo de cuestionamiento ni procesos en su contra, la realidad si parece indicar el cargo de edecán no le trajo mucha suerte a quienes lo ejercieron.