Combos de Medellín extorsionan pidiendo para regalos de Navidad

La extorsión a los comerciantes de Medellín es una bomba de tiempo que no parece tener freno. Este año, Sergio Ignacio Soto, director ejecutivo de Fenalco, Antioquia, denunció que los combos se están quedando con unos 50.000 millones de pesos anuales, producto de la vacuna que pagan pequeños negocios, entre los que se cuentan tiendas barriales y minimercados. Sin contar lo que los mismos ilegales recogen en otros sectores de la economía como la construcción, el transporte y hasta la casas de familia.

Pero una cosa son las denuncias que desde hace años los comerciantes no se cansan de hacer, y otra, escuchar de viva voz cómo un miembro de un combo justifica el cobro de la extorsión. En la tarde de este martes, el exconcejal Federico Gutiérrez dio a conocer un audio que prueba cómo las bandas armadas intimidan a los conductores que suministran alimentos a las tiendas, ahora con la excusa de que se avecina la época de diciembre.

“Cuando no ofrecen boletas de compra obligatoria para cualquier tipo de rifa, piden cuotas diarias de $5.000, $7.000 o hasta de $10.000 para el cuidado de los vehículos. Ahora tienen el descaro de extorsionar con la suma de $100.000 para organizar una fiesta decembrina, tal como le sucedió a este ciudadano”, dijo Gutiérrez en un comunicado.

La extorsión a la que se refiere tuvo lugar en el sector de Castilla, específicamente en la calle 92 entre las carreras 73 y 74, una zona por la que los conductores tienen que pagar hasta tres vacunas, pues cruzan por territorios de combos distintos.

En la conversación hablan un chofer y su hija con dos individuos que se arriman al vehículo que a esa hora transporta alimentos para supermercados del sector. Los motorizados piden una ‘vacuna  extraordinaria para época de diciembre’.

—¿Cuánto están pidiendo por acá? —pregunta la hija del conductor.

—¿Con la realidad? Cien lucas —contesta el hombre.

—Ay jueputa (...)

—Y eso que colaborándole. Pregúnteles a los que llevan mas tiempo por acá cuánto les pedimos. Imagínese usted, amor, no le estoy hablando tanto. A los que les cobro cada año ya me están llegando, ‘flaco, ¿este año empezamos lo mismo?’. Y yo, ‘de una hágale, usted sabe cómo es’. ¿Si me entiende? —se justifica.

—Yo le voy a decir al jefe, hermano—dice el conductor.

—Usted le dice, le explica (…) y si no, se tira como más de uno que se viene con el supervisor, y uno ya les explica es que es esto, pasó esto.

—¿Con qué fin es la vacuna? ¿Uno llega y paga y qué pasa? —pregunta la hija del conductor.

—Eso no es pa nosotros. Le puede usted preguntar al negocio que usted quiera. Se hace recreación, se compran regalos. Se compran confites, se hacen eventos.

La mujer, resignada, dice que el problema es que los conductores tienen que pagarles a varios combos a la vez. El hombre responde simplemente explicando que es una realidad que cada banda tiene su propio territorio.