Home

Nación

Artículo

Encuesta

Comienza el desgaste

La imagen del presidente Álvaro Uribe se ha deteriorado levemente, y en su futuro aparecen difíciles desafíos.

15 de mayo de 2005

Aun año de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, en las que aspira a participar como candidato para la reelección, el presidente Álvaro Uribe mantiene altos niveles de popularidad y aprobación de su gestión, cercanos al 70 por ciento. Pero en el panorama inmediato hay señales indiscutibles de desgaste.

Esa es la principal conclusión que arroja la encuesta bimestral de Invamer-Gallup, realizada en las cuatro principales ciudades del país en la última semana de abril y en la primera de mayo. El clima de optimismo que había generado la confianza en Uribe se ha deteriorado en lo que ha transcurrido de 2005, hasta el punto que hay más ciudadanos que creen que las cosas van por mal camino. Desde diciembre pasado, el porcentaje de quienes piensan lo contrario, es decir de los optimistas, cayó en 26 puntos. El Presidente perdió 5 puntos en la calificación de su gestión y 3 en su imagen favorable. Hay indicios de que su popularidad llegó a un techo en enero de 2003, y desde entonces ha tenido una caída leve.

Las razones del deterioro tienen que ver con dos temas que hasta ahora habían favorecido al presidente Uribe frente a la opinión pública, y que incluso habían sido los principales determinantes de su amplia victoria electoral en 2002: la lucha contra la politiquería y el buen manejo de la seguridad. Esas han sido sus principales fortalezas, pero en ambos aspectos hubo descensos en los dos meses transcurridos desde el último sondeo de Invamer-Gallup y tienen una tendencia negativa desde diciembre del año pasado. En materia de corrupción, quienes consideran que Uribe está haciendo un buen trabajo se redujeron en 10 por ciento desde marzo. La gestión frente a la guerrilla ha perdido 11 puntos en el año y frente a los paramilitares, 19.

Desde el comienzo del gobierno Uribe no se había presentado un deterioro tan notorio en estos dos estratégicos campos. Esta encuesta rompe un parámetro que se había sostenido durante casi tres años, según el cual el primer mandatario mantenía sólidas evaluaciones positivas en todos los temas, menos en los sociales. En estos últimos, el nuevo sondeo no muestra significativas modificaciones. Es decir, los colombianos se dividen más o menos por mitades en relación con la economía, rajan al Presidente en los sensibles temas de desempleo y costo de vida, y lo aprueban en otros puntos relacionados con la situación social y la gestión de gobierno, menos determinantes para la imagen pública. Lo que sí se mantiene es que la mayor preocupación de los habitantes de las principales ciudades son todavía la economía y el poder adquisitivo, incluso por encima de la inseguridad.

¿Qué significa el cuadro anterior para las perspectivas futuras del presidente Uribe? "Si las tendencias se mantienen, es previsible que el deterioro se acelere", dice Jorge Londoño, presidente de Invamer. Londoño ha publicado investigaciones sobre la opinión pública durante los últimos 15 años que demuestran que la imagen de los presidentes, en el largo plazo, tiende a acercarse a la evaluación que hacen los ciudadanos sobre la gestión económica. En el caso de Uribe, considera que la cifra de aceptación que hoy tiene esta última ?50 por ciento? podría ser el límite hasta el cual podría descender durante la próxima campaña electoral. En los pronósticos para los próximos meses hay nubarrones para la imagen presidencial, sobre todo en la medida en que el proceso de Ralito será protagonista, lo mismo que el TLC, que tiene cada vez menos adeptos.

Desde el punto de vista geográfico, el Presidente sigue mostrando su mayor fortaleza en su tierra: en Medellín tiene 81 por ciento, superior al promedio de las cuatro ciudades. Sufre el mayor deterioro en Bogotá, ciudad que jalona el desgaste nacional. En la capital, sin embargo, esos puntos no son capitalizados por el alcalde Luis Eduardo Garzón, quien también cayó: su desempeño perdió 2 puntos en el bimestre, y se ha descolgado en 12 puntos en los últimos seis meses. Uribe y Garzón se desmoronan en forma simultánea, como resultado de la erosión del optimismo de los capitalinos: los que consideran que las cosas en su ciudad están empeorando pasaron de 23 a 34 por ciento en lo que va corrido del año.

Con excepción de Lucho, el panorama de corto plazo favorece a las principales figuras de la oposición: Antonio Navarro, Antanas Mockus, Alfonso Gómez Méndez, Angelino Garzón y Horacio Serpa tuvieron ganancias considerables. El uribista mejor librado fue Juan Manuel Santos, a quien el salto triple desde el oficialismo liberal le generó una mejoría de su imagen favorable, de 33 a 37 por ciento.

Lo anterior demuestra que la opinión pública es muy sensible a las acciones de los principales líderes. Las próximas noticias sobre corrupción y orden público, en consecuencia, serán determinantemente cruciales de la fortaleza o debilidad con que llegará Álvaro Uribe al debate electoral.