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Como perros y gatos

Entre acusaciones y escándalos la competencia por la Gobernación de Cundinamarca se parece más a una plaza de mercado que a una campaña electoral.

6 de octubre de 2003

Cundinamarca es el escenario de una lucha encarnizada en la que tres candidatos a la gobernación se juegan su futuro político. Todos tienen cosas en común: siempre han trabajado por la provincia, son liberales y llevan el servicio público en la sangre. Pero también tienen diferencias. Cada uno cuenta con una fortaleza distinta: Fernando Ramírez es ex alcalde de Soacha y tiene la maquinaria. Julio César Turbay Quintero es ex senador de la República y tiene los apellidos. Y Pablo Ardila es ex representante a la Cámara y tiene la plata.

La aparición de estos candidatos en la puja por la gobernación ha tenido dos consecuencias principales para la política del departamento. La primera es que el Partido Liberal se dividió. Como ahora los partidos sólo pueden tener un candidato los aspirantes debían ponerse de acuerdo. Pero no lo lograron. Ardila dijo que de todos modos quería ser gobernador y se lanzó. Y Ramírez y Turbay organizaron votaciones entre sus seguidores para ver quién tenía más fuerza. Al final hubo desacuerdos y ambos se inscribieron. Turbay por el Partido Liberal y Ramírez por el Nuevo Liberalismo.

La segunda consecuencia es electoral. Dicen los conocedores que en Cundinamarca la política es ante todo cosa de pasión. Que con el mismo fervor con el que se apoya a alguien también se le ataca. Y que por eso lo que inicialmente se veía como una división normal dentro de un partido terminó siendo una pelea de perros y gatos que no ha dejado títere con cabeza. Turbay ha denunciado que Ramírez tiene enredos legales y que está inhabilitado moralmente para aspirar. Varios medios de comunicación han investigado el tema pero siempre llegan a la misma conclusión: aunque Ramírez ha sido cuestionado e incluso fue sancionado, no tiene impedimentos legales para ser candidato. La sanción fue porque no pudo explicar un incremento en su patrimonio después de unas irregularidades como alcalde de Soacha. Durante un año no pudo ejercer funciones públicas. Esto llevó a que se cancelara su elección cuando era representante a la Cámara. De las demás acusaciones ha salido airoso. Cuando SEMANA le preguntó por estas denuncias mostró los certificados de la Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría en los cuales se asegura no tiene cuentas pendientes. Legalmente está limpio, pero los cuestionamientos sobre su pasado son su espada de Damocles.

Pero si esa pelea entre Turbay y Ramírez está para alquilar balcón, la que ambos tienen con Ardila no se queda atrás. Desde que este último decidió ser candidato ha dicho que, al contrario de sus contrincantes, no representa la clase política tradicional. Que es un político joven que quiere hacer del departamento el motor de desarrollo del país. Los otros candidatos acusan a Ardila de violar los topes de financiación de campañas. Según ellos ha gastado más de 10.000 millones de pesos. El se defiende diciendo que eso no es cierto y que sólo quieren dejarlo por fuera de la carrera por la gobernación.

En medio de estos enfrentamientos los tres candidatos llegaron a la recta final. Las apuestas están divididas. Algunos dicen que Ramírez lleva las de ganar porque su gran amigo, Alvaro Cruz, actual gobernador, estaría apoyándolo. Además cuenta con el respaldo de la ex gobernadora Leonor Serrano, todo un peso pesado electoral en Cundinamarca . Por otro lado, si en la política existiera la lógica, Turbay estaría punteando. No sólo es hijo de ex presidente y el heredero del turbayismo sino que ha hecho toda su carrera en el departamento. Pero se enfrenta a una maquinaria muy fuerte y a una campaña rica. Y Ardila tiene a su favor algunas encuestas que lo dan como ganador. Por eso los analistas opinan que en este 'cabeza a cabeza' sólo hay dos cosas ciertas: la primera que no hay ganador fijo. Y la segunda que el que triunfe tendrá que sacar una buena ventaja en votos. Porque con heridas tan profundas como las que va a dejar esta campaña no va a ser fácil llegar a acuerdos para poder gobernar.