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Al paredón con María Isabel

¿Cómo recibió la ‘vaciada’ del Presidente?

El director de SEMANA, Alejandro Santos Rubino, le contesta a María Isabel Rueda.

22 de abril de 2006

M.I.R.: ¿Cómo recibió la 'vaciada' del Presidente?

A.S.R.: La verdad es que yo sólo me di cuenta de la dimensión de este episodio después de que sucedió. Mientras estaba al aire me comunicaron que había problemas con la microonda y que el Presidente no me podía oír. Me sorprendió el tono de su respuesta pero, en medio del impasse tecnológico, yo no vi la película como la vio el televidente.

M.I.R.: Debo confesarle que yo tomé con humor la crítica que le hizo el Presidente. Si alguien necesita en la vida ser un poquito más 'light' es usted. ¡Precisamente lo critican por ser tan tieso y tan académico!

A.S.R.: Yo tiendo a no sicoanalizarme pero siempre me 'maman gallo' por trascendental y hasta por 'ladrilludo'. Nunca por superficial o por light. Me critican no es por ir a 'cocteles bogotanos' sino porque me la paso en foros en provincia.

M.I.R.: Bueno, entremos en materia. El origen del debate actual es que publicaron el testimonio de un ex funcionario del DAS que está en la cárcel acusado de corrupción. ¿Usted cree que se le puede dar credibilidad a una persona que está presa y que está atacando al que lo puso preso para conseguir unas rebajas de la justicia?

A.S.R.: Uno no puede descalificar el testimonio de una persona por el hecho de estar en la cárcel. Las grandes denuncias no las hace la gente de bien sino personas que están metidas en el mundo del delito. El mejor ejemplo es Santiago Medina. Él estaba preso y resentido y todo lo que confesó en el proceso 8.000 lo hizo para rebajar su pena. Sin embargo, su testimonio, que en un momento dado parecía inverosímil, terminó destapando el mayor escándalo político del siglo.

M.I.R.: Pero el de Botero, que también estaba preso, terminó contradiciendo todo lo de Medina…

A.S.R.: En ese episodio al final quedó claro lo que era verdad y lo que era mentira. Lo que es evidente es que si no se hubieran publicado los testimonios de Medina y Botero, no habría habido proceso 8.000.

M.I.R.: Pero es que el caso del testimonio de Rafael García, si bien algunas de sus denuncias pueden ser verdad, hay otras que no parecen ser ciertas...

A.S.R.: Lo que no podemos minimizar es que las denuncias de García, que se han venido confirmando, son gravísimas: concretamente, el hecho de que el organismo de inteligencia más importante del país haya sido infiltrado por el narcoparamilitarismo. A mí, personalmente, me parece una de las cosas más graves que han pasado en Colombia en los últimos años. Lo que sucede es que esta tragedia ha sido sacada de contexto por un debate político sobre la supuesta ilegitimidad del gobierno.

M.I.R.: ¿Pero no fue acaso SEMANA la que puso sobre el tapete el tema de la legitimidad del gobierno?

A.S.R.: No señora. Aquí se han confundido dos cosas. Nosotros nos limitamos a destapar el poder que tiene el paramilitarismo en el proceso electoral en algunas regiones del país, especialmente en la Costa. Ese fenómeno, que nadie discute, también me parece escandaloso. Ahora, el hecho de que en algunas zonas los paras hayan influido en la votación a favor de Uribe no significa que él o su campaña tengan algo que ver con eso. La revista SEMANA no ha hecho esta insinuación.

M.I.R.: Pero SEMANA ha hablado de fraude electoral...

A.S.R.: Es un hecho que en algunas mesas de votación en municipios con presencia paramilitar de Bolívar y Magdalena se cometieron fraudes puntuales en el nivel regional. Nosotros enviamos periodistas allá y lo confirmamos con jurados de votación, registradores locales y testigos de mesas. Esto no tiene nada que ver con la legitimidad de la elección del Presidente. Lo que sucede es que los medios de comunicación tienen la obligación de denunciar los fraudes electorales donde se presenten. Lo hemos hecho siempre con los políticos tradicionales. Ahora sólo faltaba que no se pudiera hacer lo mismo con los fraudes propiciados por el paramilitarismo.

M.I.R.: ¿Entonces por qué se puso en tela de juicio la legitimidad de la elección presidencial?

A.S.R.: Eso lo hicieron los candidatos presidenciales que se enfrentan a Uribe. En medio de la contienda electoral asumieron posiciones que iban desde deslegitimizar el gobierno hasta pedir la renuncia al Presidente. La revista no tiene nada que ver con eso. Sin embargo, el Presidente, me imagino que molesto por la combinación de todo lo sucedido, puso en el mismo costal las investigaciones de los medios con las salidas electorales de los candidatos.

M.I.R.: ¿Será que el Presidente siente que SEMANA es antiuribista?

A.S.R.: Los presidentes siempre creen que los medios los están persiguiendo. Además, este es un país muy maniqueísta. La historia política de Colombia es una historia de macartismos. SEMANA es un medio independiente cuya función es asumir una posición crítica frente al poder político y económico y fiscalizar cuando se cometen excesos o irregularidades. Pero, al mismo tiempo, reconocer cuando un gobierno está haciendo las cosas bien. Mire, por ejemplo, lo siguiente: yo escribí una carátula de SEMANA que se tituló 'El año en el que volvió la esperanza', en la cual hice un balance positivo del primer año del gobierno de Uribe.

M.I.R.: Ser gobiernista en el primer año de gobierno es muy fácil…

A.S.R.: Quiero es hablarle de las percepciones. Como esa carátula reconocía que el Presidente le había devuelto la confianza al país, la percepción fue que SEMANA se entregó al poder y que estábamos encabezando el nuevo 'Lambicolor'. Y ahora que denunciamos unos hechos concretos muy graves, nos acusan de antiuribistas y apátridas. Y no somos ni lo uno ni lo otro.

M.I.R.: Otra cosa que debe tener muy molesto al Presidente es que con base en las declaraciones de García -por cierto muy evasivas en ese punto- se le haga juego a la tesis venezolana de que a un fiscal de ese país lo mandaron a matar desde aquí…

A.S.R.: Nos limitamos a plantear la denuncia de García y a dejar unos interrogantes para que la justicia los esclarezca. Hay unas coincidencias que ameritan ser investigadas. Hace dos años fueron capturados en Venezuela más de 100 paramilitares del Bloque Norte a órdenes de 'Jorge 40'. Ahora sale García a decir que el DAS tiene nexos muy estrechos con ese comandante paramilitar. Nosotros nos limitamos a registrar la coincidencia.

M.I.R.: ¿Cree que con el regaño de Uribe se ha producido un desafío a la libertad de prensa? Voces como la del ex presidente Gaviria han invocado este incidente para pedir respeto por los medios y criticar a Uribe por intolerante.

A.S.R.: Quiero interpretar lo que me dijo el Presidente en la entrevista de RCN como una salida de casillas, y en ese sentido, el peor enemigo de Uribe es su propio temperamento. Porque, para ser justos, en los casi cuatro años de este gobierno puedo asegurar que nunca ha habido presiones en las decisiones editoriales de la revista SEMANA. Hemos tenido plenas garantías para informar. Pero la 'volada de piedra' que le ocurrió conmigo y su tono estigmatizador con el papel de la prensa despiertan muchas suspicacias sobre su tolerancia frente a los medios.

M.I.R.: En esa edición que provocó la rabia del Presidente, SEMANA publicó una especie de editorial sin firma, que cambió un poco el formato normal de la revista…

A.S.R.: SEMANA es una revista que tira línea. Es editorializante. Hoy la gente recibe un exceso de información a través de la prensa, la radio y la televisión. Si las revistas repiten esa información, no tendrán futuro. El único servicio que podemos prestar es el análisis y el contexto. Eso le conviene a un país como Colombia. Somos más del corte del Economist que de Time. Por ello, en su momento hemos controvertido al Presidente en la portada diciéndole que, en contra de lo que él afirma, aquí sí hay guerra; o hemos asumido una posición editorial favorable al TLC. También le dedicamos una portada para criticar su actitud de no ir a los debates presidenciales porque consideramos que su ausencia no es sana para la democracia. Este escándalo del DAS y la infiltración de los paramilitares en otros organismos clave del Estado acabó convirtiéndose en un debate contra la revista y no contra el gobierno. Y lo insólito es que cause más molestia la publicación de estos hechos y no que estén ocurriendo.

M.I.R.: Pero, aceptando que eso puede ser verdad, ¿por qué toda el agua sucia para el Presidente?

A.S.R.: Como le dije anteriormente, el agua sucia al Presidente se la echaron sus contendores en la elección presidencial y no nosotros. No dudo que al Presidente no le tiembla el pulso para destituir a sus funcionarios como lo hemos visto, por ejemplo, con los militares. Sin embargo, tampoco se puede negar que él nombró algunos de los personajes que hoy están envueltos en escándalos y tiene que asumir la responsabilidad política de ese error.

M.I.R.: Me mata hacerle esta última pregunta:¿va a votar por Uribe?

A.S.R.: Es imposible contestarla: si digo que voy a votar por Uribe, acabo acusado de 'sapo'. Y si digo que voy a votar por Serpa, Mockus o Gaviria, me matriculan en la oposición.