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CON LOS PELOS DE PUNTA

LA DECISION DE UN JUEZ DE CONDENAR A LOS HERMANOS RODRIGUEZ OREJUELA A 10 AÑOS DE CARCEL REVIVE EL FANTASMA DE LA DESCERTIFICACION.

17 de febrero de 1997

Los vientos de paz entre Colombia y Estados Unidos duraron muy poco. En efecto, la decisión de un juez regional de Cali de condenar a 10 años y medio de cárcel a Gilberto Rodríguez y a nueve años a Miguel Rodríguez Orejuela cayó muy mal en altos funcionarios norteamericanos y se convirtió en el primer dolor de cabeza para Juan Carlos Esguerra, nuevo embajador en Washington, quien deberá explicarle al gobierno de Bill Clinton las razones del polémico fallo. La sentencia se presenta a menos de 40 días de que el gobierno de Estados Unidos certifique o descertifique la lucha de Colombia contra el narcotráfico.Según la decisión del juez, Gilberto Rodríguez Orejuela, hermano mayor de los jefes del cartel de Cali, deberá pagar una pena de 126 meses de cárcel (10 años y 6 meses) y una multa de un poco más de 8.000 millones de pesos. Miguel Rodríguez Orejuela, por su parte, tendrá que permanecer en prisión 108 meses (9 años) y deberá cancelar cerca de 4.500 millones de pesos.
De acuerdo con la providencia, los dos violaron el artículo 44 de la Ley 30 de 1986, o Estatuto de Estupefacientes, participaron en concierto especial para delinquir, tráfico de estupefacientes, enriquecimiento ilícito, falsedad en documento público y privado. Gilberto Rodríguez resultó responsable, además, de porte ilegal de armas de defensa personal.Aunque inicialmente Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela fueron condenados a una pena principal de 21 y 18 años de prisión, respectivamente, el juez regional de Cali decidió rebajarles una sexta parte de la pena por confesión puesto que, según el funcionario, las pruebas trasladadas desde Estados Unidos, por sí solas, "cuando más conducían a tener certeza de la existencia de los hechos punibles, no así de la responsabilidad de los procesados; por lo que se hace necesario reconocer que las confesiones mentadas constituyen la columna vertebral del fallo".
En algunos casos el juez regional llegó a considerar que las confesiones de los hermanos Rodríguez Orejuela se convirtieron en "el basamento de la sentencia, por no decir que son las únicas pruebas de cargo con que cuenta el Estado para tener por ciertos los hechos punibles y la responsabilidad de aquellos".Como quiera que tanto Gilberto como Miguel Rodríguez Orejuela se acogieron a la figura de la sentencia anticipada de la pena, el juez les rebajó una tercera parte, como lo contempla el artículo 37 del Código de Procedimiento Penal. En el caso de Gilberto Rodríguez, a los 21 años de prisión (252 meses) le rebajó una sexta parte por confesión (42 meses), más una tercera parte por sentencia anticipada (84 meses), y ello produjo una pena definitiva de 126 meses de prisión.
A los 18 años de prisión de Miguel Rodríguez el juez le rebajó 36 meses por confesión, más 72 meses por sentencia anticipada, por lo cual lo condenó a 108 meses de pena efectiva. A esas rebajas habría que sumarle otros descuentos por buena conducta, estudios y demás actividades realizadas en prisión, lo cual podría dejar en libertad a los Rodríguez Orejuela antes de los próximos cinco años.

Voces inconformes Como era natural, las consecuencias que puede tener semejante decisión produjeron pánico tanto en el gobierno como en las propias autoridades. El fiscal general, Alfonso Valdivieso, fue el primero en reaccionar. El viernes convocó a una rueda de prensa para aclarar que"la Fiscalía no concedió a los Rodríguez Orejuela ningún beneficio por colaboración, por cuanto no la hubo. Los descuentos otorgados por el señor juez son de su resorte exclusivo". Para el Fiscal General, el trago amargo que significó la decisión del juez regional de Cali se pudo evitar si en 1994 el Congreso de la República hubiera aprobado un proyecto de ley presentado por el entonces ministro de Justicia, Néstor Humberto Martínez, que establecía duras penas a los narcotraficantes.Por su parte el general Rosso José Serrano, director de la Policía Nacional, el hombre que capturó a los dos narcotraficantes y una de las personas que más ha golpeado a su organización criminal, se mostró acongojado y dijo que se sentía frustrado y desanimado: "Uno no sabe si hubiera sido mejor no haberlos capturado", sostuvo.
Pero la reacción más dura vino de Estados Unidos. Thomas Constantine, director de la DEA, también se mostró decepcionado. No dudó en calificar el fallo del juez como una "parodia de justicia". El alto funcionario estadounidense dijo que en su país una condena como la que recibieron los Rodríguez Orejuela era apropiada para "adolescentes jaladores de carros".
El ministro de Justicia, Carlos Medellín, quien al momento de la decisión del juez se encontraba en Miami, dijo a SEMANA que el triste episodio se había convertido en una vergüenza, "pero no por la decisión del juez, sino por la propia Ley, que sólo establece penas de hasta 24 años por el delito de narcotráfico, cuando en el actual proyecto de Ley que debe ser aprobado por el Congreso dicho delito es castigado con penas de 40 y 60 años, como se hace en la mayoría de los países". consecuenciasAunque la Fiscalía General anunció que impugnará la decisión del juez y que apelará el fallo, lo cierto es que la condena de los hermanos Rodríguez Orejuela por parte de un juez regional de Cali le causó un enorme daño a las relaciones de Colombia con Estados Unidos. Relaciones que venían gozando de un segundo aire debido, entre otras cosas, a la aprobación de la ley de extinción de dominio de los bienes de los narcotraficantes y a la designación de Esguerra como embajador.
"La medida del juez enrarece el buen ambiente que se había creado con Estados Unidos y podría alterar, inclusive, decisiones vitales para el país, como la propia certificación", dijo a SEMANA un diplomático.
Pero más allá de las airadas reacciones de funcionarios tanto de Colombia como de Estados Unidos, así como el peligro en que podrían encontrarse las maltrechas relaciones entre los dos países, lo paradójico de todo este episodio es que si no hubiera sido porque los hermanos Rodríguez Orejuela financiaron la campaña de Ernesto Samper estarían hoy en la calle. De por sí es difícil argumentar que los Rodríguez hicieron algo más grave, por ejemplo, que lo que hicieron los hermanos Ochoa Vásquez, quienes hoy en día disfrutan de sus bienes y de su libertad después de pagar cuatro o cinco años de cárcel. Por increíble que pueda considerarse, la verdad es que los hermanos Rodríguez Orejuela esperaban menos de esta condena gracias a su colaboración en la captura y muerte de Pablo Escobar y a su reputación de cartel no terrorista. Lo único que necesitaban en 1994 para que la entrega de ellos en esos términos fuera posible era que Ernesto Samper le ganara a Andrés Pastrana. Pero con lo que ninguno de ellos contaba era que a Alberto Giraldo le tuvieran interceptada la línea telefónica.