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¿Con las manos en la masa?

Según el zar antidrogas de Estados Unidos, Barry McCaffrey, hay pruebas de que las Farc están traficando con droga. Todavía falta saber qué tan contundentes son.

8 de enero de 2001

El general Barry McCaffrey, el zar antidrogas de Estados Unidos, soltó una bomba el martes pasado. En su habitual conferencia de prensa en Washington aseguró que habían detenido a varios guerrilleros de las Farc en alta mar. “Hemos recogido a tripulantes de las Farc en el mar. Esta es una indicación de cómo están involucradas las Farc en el tráfico de drogas”.

El alto oficial no quiso dar un solo detalle más sobre la operación pero sí afirmó que las pruebas que tenía en sus manos eran suficientes para decir tajantemente que las Farc estaban involucradas en el manejo de cuatro toneladas de cocaína que habían sido decomisadas entre Panamá y Costa Rica. “No puedo suministrar más información para no entorpecer las investigaciones que se están adelantando tanto en Colombia como en mi país”, agregó .

Este episodio comenzó a escribirse el pasado 23 de noviembre cuando la Armada Nacional detectó cerca de Buenaventura la salida de dos lanchas rápidas rumbo al golfo de Panamá. La información fue suministrada a dos buques guardacostas norteamericanos dentro del programa de interdicción marítima que se firmó hace unos meses entre Colombia y Estados Unidos.

Dos días después las lanchas fueron detectadas por un escuadrón de la fuerza aérea de Estados Unidos que patrullaba la zona. El seguimiento se hizo desde un avión Orion P-3 dotado con sofisticados equipos. La información fue entregada a dos buques, también de bandera norteamericana, que se encontraban en la zona. De inmediato se inició una búsqueda para dar con el paradero de las dos lanchas que se dirigían hacia un buque nodriza fondeado en aguas internacionales a unas 1.000 millas náuticas de Buenaventura. El 26 de noviembre los guardacostas estadounidenses lograron divisar las dos lanchas. La intercepción se llevó a cabo a 336 y 376 millas del puerto de Buenaventura.

De acuerdo con el documento oficial de los guardacostas norteamericanos, en el momento en que fueron divisadas las dos motonaves los tripulantes comenzaron a lanzar al agua pequeños paquetes que empezaron a flotar en el Pacífico. Cuando intervinieron, los capitanes al mando de las lanchas carecían de papeles que autorizaran su zarpe de Buenaventura. Tampoco tenían documentos de las embarcaciones, ni bandera ni matrícula.

Según el informe de los guardacostas, fueron recuperados del agua 146 paquetes en los cuales estaban almacenados 8.000 kilos de cocaína. Es decir, cuatro toneladas del alcaloide que estaban a punto de ser embarcadas en el buque nodriza que aguardaba en alta mar.

Igualmente, las autoridades estadounidenses ordenaron la captura de las dos tripulaciones, conformadas por 11 personas, que fueron llevadas a Estados Unidos. Después los agentes norteamericanos realizaron una minuciosa requisa de las dos lanchas. Allí se encontraron documentos que hoy están en manos del zar antidrogas, Barry McCaffrey.



Las pruebas gringas

¿Pero qué fue lo que hallaron los guardacostas norteamericanos para que McCaffrey saliera a afirmar a los cuatro vientos que las Farc eran las propietarias de ese cargamento?

Los organismos que investigan el caso han guardado total hermetismo hasta tanto no finalice la investigación. Sin embargo trascendió que en la requisa de los guardacostas estadounidenses a las lanchas se encontraron panfletos con alusiones a las Farc y una pequeña libreta con una contabilidad de embarques. Sostienen las fuentes, que estas eran cuentas del comandante del frente 30 de las Farc que opera en el Chocó y que se conoce con el alias de ‘El Colorado’.

La otra evidencia que comprometería a las Farc con el cargamento es que dos de los detenidos —ante la noticia de que serían llevados de inmediato a Estados Unidos— decidieron colaborar con los guardacostas y en una declaración que fue grabada por los oficiales afirmaron que ellos eran miembros de las Farc y que desde hacía varios meses estaban transportando la droga por esa zona. Que en esta ocasión iban a entregarla a un buque nodriza que los esperaba muy cerca de las aguas territoriales de Costa Rica.

Sobre la agenda de contabilidad y los panfletos que presuntamente fueron encontrados en las embarcaciones nada conocen todavía las autoridades colombianas. La próxima semana viajará a Estados Unidos una delegación de oficiales de la Armada y de la Policía Antinarcóticos para empaparse de la investigación que adelanta Washington. Igualmente, la Fiscalía General de la Nación hizo una petición para saber cuáles son las pruebas que tiene el zar antidrogas estadounidense para involucrar en este caso de tráfico de drogas a las Farc.

A las capturas en alta mar se sumó la semana pasado otro ingrediente que daría fuerza a las acusaciones estadounidenses en contra de las Farc. Se trata de la captura de José Milciades Urrego, alias Rigoberto Lozada, acusado de ser jefe de finanzas del frente 57 de las Farc. Milciades fue aprehendido por la Policía Nacional en una operación denominada ‘Canal’ después de ser deportado de Panamá, en donde fue capturado con cédula panameña falsa. Según funcionarios colombianos, desde hace cinco años Urrego venía adelantando contactos para el intercambio de estupefacientes por armas para las Farc. Aseguran, además, que este hecho, así como su vinculación como miembro de las Farc, fue reconocido por el mismo Urrego en un video que está en poder de la Policía y de la DEA.



En la mira

Las autoridades colombianas —Armada y Policía Antinarcóticos— desde hace varios meses le siguen los pasos a las Farc y su participación en el envío de drogas a los barcos nodriza, así como la construcción de complejos cocaineros en las selvas del Chocó. Las sospechas quedaron confirmadas en un operativo del pasado 2 de septiembre por guardacostas del Pacífico colombiano.

En esa oportunidad se inmovilizó una lancha en la que eran transportados 5,5 kilos de cocaína y una tonelada de clorhidrato de cocaína por personas que las autoridades identificaron como guerrilleros de las Farc. En esa misma operación fue incautada otra lancha en el municipio de Pizarro, Chocó, donde se dijo que se habían encontrado munición, brazaletes y documentos de propaganda guerrillera. En esa misma embarcación fueron incautados 26 kilos de cocaína.

Durante las investigaciones se encontró un complejo de producción de droga dotado con laboratorios, equipos de procesamiento y embarcaciones. Y, según las autoridades, en una de las chozas del complejo fueron hallados propaganda de las Farc, fusiles y uniformes de campaña pertenecientes a esas guerrillas. Un trabajo de Inteligencia adelantado en la zona sostuvo que ese complejo era manejado por ‘El Colorado’, jefe del frente 30 de las Farc.



Zona clave

Junto con Tumaco, Buenaventura es el único municipio en los 1.300 kilómetros de costa en el Pacífico que tiene comunicación terrestre con el resto del país. Esta, entre otras consideraciones, convierte a la zona en un preciado ‘botín’ y en una región estratégica para la distribución de drogas. Según los organismos de Inteligencia, en la espesa zona selvática que va desde el Urabá chocoano hasta Nariño están ubicados más de un centenar de laboratorios para el procesamiento de cocaína. La DEA estima que por ahí sale un 54 por ciento de la droga colombiana hacia Estados Unidos.

Desde la ofensiva emprendida por el gobierno contra los grandes carteles de la droga se originó una atomización que dio lugar al nacimiento de 14 pequeñas organizaciones de narcotraficantes que, con un bajo perfil, continuaron con el negocio en esta parte del país. A diferencia de los grandes capos, estos grupos no cuentan con poder militar que les permita establecer su autoridad en la región. Los analistas aseguran que esta situación ha sido capitalizada por las Farc.

Sostienen que la guerrilla embarca la droga a través de los esteros que conectan a varios barrios populares con el mar y que supervisa y cobra comisiones por los cargamentos de gasolina que son transportados en barcos pesqueros. En ese tránsito se han decomisado a lo largo del año 60 toneladas de coca y más de 100 kilos de heroína.



Los contactos

Todavía falta por aclarar cuál es la verdadera relación que existe entre las Farc y el médico Carlos Charry, hoy detenido en México. Se dice que esa relación le ha permitido a las Farc acercarse a uno de los carteles más poderosos y temidos del continente, como es de Tijuana dirigido hasta hace poco por el fallecido Amado Carrillo Fuentes, el ‘Señor de los cielos’.

También falta mucha tela de dónde cortar para que quede claro de una vez por todas cuáles son las pruebas que tiene el zar antidrogas de Estados Unidos para haber hecho semejante acusación contra las Farc. Las pruebas de McCaffrey no pueden ser una confesión forzada en alta mar o unos panfletos de propaganda guerrillera. Es difícil imaginar para qué iban a cargar propaganda las Farc junto con cargamento de droga, fuera de autoincriminarse.

Tiene que haber pruebas de más peso para poder afirmar con certeza que las Farc dieron el paso de cuidadores de cultivos a traficantes internacionales con conexiones en Panamá, México y sofisticadas redes de transporte en alta mar. Si las pruebas contundentes aparecieran sería un verdadero golpe al proceso de paz, que pondría al gobierno ante el dilema de seguir conversando con traficantes. Si, por el contrario, las acusaciones no tienen respaldo, éstas se verían como otro montaje más para justificar el Plan Colombia.

A todas estas, las Farc no han reaccionado ante las acusaciones de McCaffrey. Cosa que deja sospechas en el ambiente.