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Tras estar a punto de alcanzar el título profesional en 2005 y de competir en la Copa Libertadores en 2006, el equipo acaba de cerrar una de las campañas más desastrosas de los últimos 50 años

investigación

Con poca fe

La hinchada de Santa Fe sufre la tristeza de haber presenciado una de las campañas más pobres en su historia y la incertidumbre sobre los dueños del equipo. Sus problemas administrativos no parecen tener fin.

24 de noviembre de 2007

Los hinchas del Santa Fe, el amado cuadro cardenal que tiene acostumbrada a sufrir y a pasar malos ratos a su hinchada, difícilmente habían vivido un fin de año tan amargo. Desde 1954 el equipo no había quedado de último en la tabla, hizo la segunda peor campaña en la historia del club y quedó por fuera de las finales del fútbol profesional colombiano. Ahora, una nube negra parece oscurecer aun más el futuro del equipo.

Que el cuadro albirrojo va a ser intervenido por el Estado, que un grupo de comerciantes de esmeraldas y papa de Boyacá tomó el control del equipo y que dineros mal habidos se pasean por la contabilidad del club; que se están haciendo contrataciones millonarias para la próxima temporada y que incluso le ofrecieron la dirección al técnico Hernán Darío Gómez por 50.000 dólares mensuales, son algunos de los rumores que han rondado por los hinchas del equipo.

Para desenredar esta compleja madeja, la mayoría de preguntas y respuestas pasa por el ex presidente del equipo, Eduardo Méndez, quien llegó a ese cargo en 2004. Este abogado penalista, que comenzó su carrera como sustanciador, secretario y juez, logró ascender y crear una poderosa red en la justicia y en los organismos de seguridad. Méndez, quien hoy está detenido en Estados Unidos, es el eje de lo que hoy está pasando en Santa Fe.

Méndez se vinculó a la rama judicial gracias a las gambetas y goles que hizo en un partido al que fue invitado por un amigo, donde jugaban jueces y magistrados a finales de los 70. Tras 10 años de ascender en los cargos de un juzgado, decidió dedicarse a defender personas que iban a deportar, y a policías, agentes del DAS y funcionarios en problemas.

A finales de 1994, Méndez fue sindicado por la Fiscalía de ser cómplice en la fuga del narcotraficante puertorriqueño Fernando Montañez Bultron, y terminó detenido en la cárcel la Modelo, donde estuvo detenido año y medio. Al final, la justicia precluyó la investigación. Un mes antes de obtener la libertad, llegó a la misma casa fiscal el entonces presidente del Santa Fe, César Villegas, con quien hubo una empatía por ser fanáticos del fútbol y santafereños del alma. Al quedar libre, Méndez empezó a asesorar a Villegas, con quien había comenzado una fuerte amistad. A comienzos de 2002, Villegas fue asesinado por pistoleros a la salida de su oficina. Tras el asesinato de Villegas, quien era el accionista mayoritario del cuadro cardenal, los herederos decidieron entregarle a Méndez la administración de las acciones del directivo muerto.

Villegas había adquirido en 1994 el control del equipo a Luis Jorge Ferro, Carlos Eduardo Salazar y Édgar Plazas, entre otros, quienes habían liderado en 1991 un movimiento para hacer que Santa Fe volviera a las manos de sus hinchas, pero terminó fracasando esa democratización. La venta se llevó a cabo, pero el traspaso oficial nunca se hizo, debido a la vinculación de Villegas al proceso 8.000

Ante la crisis económica del Santa Fe tras la muerte de Villegas, y al estar en Ley 550, Méndez convención a los herederos de que lo dejaran administrar las acciones. En enero de 2004 asumió la presidencia del equipo y empezó a buscar inversionistas que permitieran salvarlo. Fue así como contactó a un grupo de empresarios de las esmeraldas y papa, que le entregaron una gruesa suma. Dos directivos del equipo han dicho que el monto fue de varios millones de dólares.

En poco tiempo, Méndez empezó a pagar deudas, compró jugadores y le dio un nuevo aire al equipo. En junio de 2005 Santa Fe disputó el título del primer torneo con el Atlético Nacional de Medellín y, al año siguiente, jugó la Copa Libertadores, donde alcanzó a pasar a la segunda ronda.

Como la mayoría de equipos del país, Santa Fe tiene una informalidad contable y accionaria, Méndez manejaba el equipo como una empresa familiar. "Mantenía fajos de billetes en los bolsillos, y a los jugadores les daba plata antes de los partidos, en el medio tiempo y en el final. A veces, al mejor jugador le regalaba un carro", dijo un directivo del equipo.

Con una mayor liquidez, "Méndez compró más acciones, hasta quedarse él, a título personal, con cerca del 30 por ciento del equipo", dice un hombre cercano al ex presidente. Pero los problemas para el abogado comenzaron este año, cuando se enteró de que era buscado en Estados Unidos por obstrucción a la justicia. Méndez fue preparando su salida del club, hasta que el 6 de febrero renunció a la dirigencia del equipo y dejó en su reemplazo a Héctor Fabio Báez, quien ejercía el cargo de gerente deportivo.

Tras la partida de Méndez y las mayores dificultades que empezó a tener ante la justicia estadounidense, los accionistas comenzaron a preocuparse por sus inversiones. La nueva administración, en cabeza de Báez, al revisar los libros contables descubrió que el dinero nunca había ingresado a la contabilidad del equipo. Fue así como comenzó un rifirrafe de varios meses con Méndez que terminó a mediados de octubre, cuando, al parecer, éste terminó de entregarles, a través de sus abogados, sus acciones personales. Los empresarios se sintieron estafados y tomaron algo que creen les pertenece, pero, contrario a lo que se dice, no hay dineros ilícitos, le dijo a SEMANA un reconocido hombre del fútbol.

La retoma de Santa Fe comenzó con la llegada de Germán 'Basílico' González como mánager del equipo. González había sido técnico del equipo por mandato de los accionistas mayoritarios, pero debido a su pésima relación con Méndez y a los malos resultados deportivos, fue retirado.

Tras la crisis en la que cayó Santa Fe, después de perder 4-1 contra el Cúcuta el 21 de octubre pasado, y su inminente eliminación, los accionistas mayoritarios decidieron tomar el control absoluto del equipo. Nombraron a 'Basílico' mánager y muy seguramente será el técnico para la próxima temporada.

Estos movimientos hicieron que Báez y Henry Cruz renunciaran a la presidencia y a la junta de Santa Fe. En su reemplazo quedó al mando del equipo Tulio César Bernal. Según El Espectador, este ex alcade de Tunja, congresista y diplomático es la cabeza del grupo de boyacenses que controla el equipo, entre quienes están Julio Lozano, un hombre dedicado al negocio de las esmeraldas radicado en México; los hermanos Luis y Juan Caicedo, y el empresario de la papa Javier Silva. Esa misma versión fue confirmada a SEMANA por ex directivos del equipo. Sin embargo, el actual presidente, Tulio César Bernal, dijo que Lozano no tenía participación en Santa Fe.

A raíz de la cantidad de rumores sobre la propiedad del club y la falta de claridad del mismo Bernal, el gobierno, a través de la Superintendencia de Sociedades y Coldeportes, ha pensado intervenir al equipo, según informaron medios radiales.

El problema de Santa Fe es el mismo que vive la mayoría de equipos del país. Aparentemente, el club tiene 2.000 socios, pero más del 60 por ciento son personas que ni siquiera se sabe si son reales o no, si están vivas o muertas o si incluso son socias. "Mientras en los libros y en el mundo real hay una contabilidad y una información, la propiedad real del equipo y el manejo financiero son privilegios de unos pocos", dice un directivo.

Es válido que algunos inversionistas no quieran aparecer a la luz pública, más en un equipo de fútbol que genera tanta visibilidad, pero es de esperarse que en la asamblea de accionistas citada para comienzos de diciembre empiece a haber claridad sobre el club. Es necesario que los movimientos accionarios que se han dado en el equipo queden registrados de una vez por todas. Fuentes cercanas a los dueños le dijeron a SEMANA que los accionistas no quieren permanecer en Santa Fe por mucho tiempo, pero desafortunadamente tienen un dinero invertido que quieren recuperar.

Ojalá en la reunión de accionistas citada para comienzos de diciembre se comiencen a dar pasos claros para esclarecer de manera oficial, en libros, las participaciones accionarias del equipo, tal y como lo anunció Tulio César Bernal. No es justo que a los sufrimientos a los que tiene acostumbrados Santa Fe a los hinchas, ahora se sumen las preocupaciones sobre la propiedad y el futuro del club.

Si eso ocurre con un equipo de la capital, ¿qué no estará pasando en el resto del país? ¿Cuánto más tendrá que pasar para que el gobierno ponga orden en el fútbol profesional?