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Se han trasladado barreminas y robots a la zona para que le ofrezcan una mayor garantía de seguridad a la tropa que hace la limpieza. | Foto: Archivo SEMANA

PROCESO DE PAZ

Las medidas de seguridad en El Orejón se han elevado

Con robots refuerzan las tareas de desminado humanitario en una de las regiones más contaminadas por estos artefactos en el país.

22 de julio de 2015

En un momento en el que los bombardeos arreciaban, el plan piloto de desminado humanitario se convirtió en uno de los proyectos más esperanzadores que hasta ahora ha dejado la negociación.

No sólo se trata de llevar a la práctica uno de los puntos acordados en La Habana, sino también de brindarles la posibilidad a los campesinos de trabajar en territorios limpios de artefactos explosivos. Aún más cuando en 50 años de guerra, por primera vez dos históricos protagonistas del conflicto en Colombia se sientan y ponen la primera piedra en busca de la paz.

Ninguna de las partes la ha tenido fácil. El primer incidente ocurrió no hace más de ocho días. Uno de los soldados que apoyan el proceso de desminado en la vereda El Orejón, del municipio de Briceño (Antioquia), murió por causa de una carga explosiva.

Wilson de Jesús Martínez –padre de dos hijas, de 7 y 4 años– tenía nueve años de experiencia como desminador y por eso hacía parte del grupo de soldados y tres guerrilleros que arrancaron el plan piloto de desminado.
 
De ahí que tras la suspensión de las operaciones en El Orejón, las partes hayan reforzado las medidas de seguridad que vienen implementando.

Para muchos la noticia resulta incomprensible. Es difícil entender cómo en medio de un proceso de desminado conjunto, conociendo los terrenos, trabajando con equipos especializados y con la seguridad que se requiere, uno de los soldados haya perdido la vida.

Este miércoles, el Gobierno y las FARC encendieron una vez más los motores. Un equipo conformado por tres representantes del Gobierno, tres delegados de las FARC y 39 desminadores humanitarios reinició las labores de desminado en esa alejada vereda de Antioquia. Esta vez con mayor información, más cuidados y elevando los estándares de seguridad.

“Reiniciamos después de hacer una evaluación juiciosa de todos los hechos. Es necesario implementar algunas medidas que se toman de común acuerdo con quienes conocen en detalle y quienes manejan técnicamente el proyecto como el Batallón de Desminado Humanitario, la Ayuda Popular Noruega y Acción Integral”, le dijo una fuente del Gobierno a Semana.com.

En El Orejón las medidas de seguridad se han elevado. Las partes han llevado sobre el terreno todas las técnicas que existen para sacar adelante el plan piloto. “Hemos combinado la técnica de caninos, de remoción de tierra y las quemas controladas porque hay mucha maleza y eso dificulta las operaciones”, agregó.

Según se ha dicho, la información que hasta ahora han suministrado los miembros del frente 36 de las FARC ha sido de gran ayuda. Y es que la presencia indiscriminada de estos artefactos a lo largo y ancho de la vereda no ha sido el único problema. A esto se suman las nuevas técnicas que han adoptado los grupos guerrilleros y que imposibilitan su fácil detección.

Por si fuera poco, según han relatado los guerrilleros que participan del proceso, hay muchas minas instaladas a media altura, “quien camine por ese sector la puede estallar con su pecho o con su cabeza”.

De ahí que como parte de las nuevas medidas hayan decidido trasladar, pese a las dificultades geográficas, algunos barreminas y robots a la zona para que le ofrezcan una mayor garantía de seguridad a la tropa que hace la limpieza.

“El trabajo en estas áreas facilitará la movilidad de la comunidad y permitirá la restauración de sus derechos en términos de esparcimiento, acceso a vías terrestres y uso productivo de la tierra”, dijo el Ministerio de Defensa a través de un comunicado.

Aunque según las fuentes consultadas por Semana.com aún no se ha contemplado la posibilidad de capacitar a los guerrilleros para que hagan parte de los procesos de limpieza sobre el terreno, es una opción que no se puede descartar ante una eventual firma de un acuerdo.

“Sólo las entidades que han sido avaladas por el Gobierno hacen el desminado humanitario. Las FARC no saben desminar, no tienen los equipos. En un eventual proceso de paz, podríamos entrenarlos para que hagan parte de organizaciones civiles de desminado humanitario", puntualizó.