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CONFESIONES DE LA CALLE

Los libros de aspirantes presidenciales están de moda. Esta semana le llega el turno de lanzar el suyo a Humberto de la Calle.

21 de febrero de 1994

HACE APENAS TRES AÑOS casi ningún colombiano conocía a Humberto de la Calle. Cuando el 21 de diciembre de 1991 se recibió la noticia de su designación como Ministro de Gobierno, los comentarios de prensa fueron bastante lacónicos. Hasta tal punto que El Tiempo catalogó el hecho como una "pésima decisión de Gaviria". A las pocas semanas, no obstante, ese desconocido manizaleño, cuyo único cargo de notoriedad había sido el de Registrador Nacional, se convirtió en el brazo derecho del Gobierno.
Su paso por la Asamblea Nacional Constituyente, en la que tuvo gran influencia -defendiendo las tesis gubernamentales-, y sus actuaciones como Ministro durante los diálogos con la Coordinadora Guerrillera le dieron notoriedad y perfil insospechados. Tanto que hoy en día nadie duda que este abogado -vinculado al nadaísmo en los años 60- sea una de las principales figuras de la nueva generación de políticos liberales.
Dos periodistas caldenses, Rosa Jaramillo y Beatriz Gómez, hurgaron el pensamiento del precandidato, indagaron por sus primeros años, su paso por la universidad y su llegada a la política, y condensaron larguísimas horas de conversaciones en un libro titulado Anatomía del cambio de los 60 al siglo XXI, que será lanzado en los próximos días. SEMANA reproduce algunos apartes.

LA APARICION
Cuando en Hatogrande el Presidente me ofreció, por primera vez, el Ministerio, le planteé que su elección era equivocada, pues no creía tener los instrumentos que por tradición se requieren para desempeñarlo. Gaviria me respondió que, por el contrario, el Ministro de Gobierno frente a la Constituyente debería poseer un perfil distinto. "Si repito la fórmula, y nombro a alguien con experiencia política, el Gobierno pierde el control y nunca obtendrá vocería " (...)
Se oyeron 20.000 nombres. Menos el mío. A las tres o cuatro de la tarde se hizo pública la noticia de mi nombramiento. Un palo. El Tiempo me recibiò con un editorial desapacible, en el que insinuaba que habían nombrado a un títere, un tipo de provincia muy extraño. Concluía: "Qué pésima decisión la de Gaviria" (...)

LA CONSTITUYENTE
En las fases iniciales, cuando ya actuaba como asesor dél Presidente, el grupo gavirista de Caldas que encabezaba Fortunato Gaviria propuso mi nombre. No obstante ese grupo no tenía la fuerza suficiente para obtener la votación adecuada. Requería aliarse con otras fuerzas.
Víctor Renán Barco había escuchado unas declaraciones mías en las cuales insistí en la necesidad de una renovación polìtica que eliminara el clientelismo de la sociedad colombiana. A partir de entonces, él sostuvo que tal posiciòn imposibilitaba cualquier acuerdo alrededor de mi nombre. Le exigiò a Luis Guillermo Giraldo, con quien planeaba unirse pese a sus diferencias, que buscara un candidato distinto para la Asamblea Nacional Constituyente. Fui víctima del veto de Víctor Renán Barco (...)
La policía le informò al presidente Gaviria sobre la existencia de un intento de soborno al constituyente Agusto Ramìrez Cardona. Además le manifestò que habìa organizado un operativo que le permitiò filmar el instante del ofrecimiento. El Presidente se comunicò conmigo y en presencia de Rafael Pardo, en ese entonces Consejero de Seguridad, me informò sobre el hecho. Yo nunca vi, ni tuve en mis manos, ese video (...) Con el paso del tiempo adquirimos la convicciòn de que existió un montaje. Pero no lo atribuimos a la DEA. Esa versión jamás la escuché y tampoco la comparto ya que no poseo ningún indicio en tal sentido. Parecía más bien un montaje de la gente del Magdalena Medio para desacreditar la decisión de la Constituyente, que ya se veía venir. Querían que el proyecto de no extradición fuera visto como un soborno de los narcotraficantes a los delegatarios (...)
Mecanismos como la tutela inician, de manera real, una cultura de los derechos que antes no existía en Colombia(...) La gente ignoraba la naturaleza y los límites de sus propios derechos.
Ahora existe mayor democracia y pluralismo. Este país ya no podrá ser manejado desde el escritorio del Presidente. La legitimidad cotidiana se la dará al Gobierno la capacidad que tenga de consultar los problemas reales de la gente (...)

DIALOGOS DE PAZ
Me impactó encontrar en Francisco Galán cierto dejo de hombre que ha pasado por el seminario. Y esto, en general, lo observé en la gente del ELN. Tengo la impresión de que aún reciben la influencia de la iglesia Católica -aunque no de la jerarquía oficial, sino del grupo de Golconda-.(...) Sus militantes poseen una inflexión inconfundible en la voz, propia de la gente que ha estado en el seminario. Me causó mucha gracia que en una conversación informal que sostuvimos la primera noche, con dos o tres whiskies, Galán me dijo: "Mire, Ministro: tenemos que firmar un concordato". Quizás haya sido un lapsus. Sin embargo, la acepción original de concordato es acuerdo (...)
Al derrumbarse el mundo comunista, la guerrilla se quedó sin posibilidades de idear una propuesta política, de tal manera que la dificultad de la paz también pasaba por allí. Cuando uno les preguntaba con honestidad a los dirigentes guerrilleros "¿cuáles son las ideas que los llevan a ustedes a matar, a secuestrar y a extorsionar?", ellos proferían una respuesta balbuciente y en extremo simplista.
De tal manera que resultó necesario colaborar con la guerrilla para que construyera su propuesta política. Revisamos la agenda y aceptamos que el Gobierno expusiera, a través de altos funcionarios, su política en materia petrolera, energética, cambiaria o de deuda externa. (...) Con esta revisión de la agenda buscábamos que la guerrilla, al conocer los problemas del país, pudiera construir una propuesta de gobierno. (...)
Detecto un gran aislamiento de la guerrilla respecto de nuestra realidad actual. Un desconocimiento arrogante, inmerso en la maraña del pensamiento típico de los años 60, de corte estalinista. Esta apreciación puede enriquecerse con la siguiente anécdota: Un día Navarro me confesó que la situación más grave por la que pasaba el guerrillero era la del aislamiento. A medida que su vida de clandestinidad en el monte lo separaba de la sociedad, iba perdiendo el hilo de los acontecimientos y continuaba juzgando a la sociedad de hoy con su visión de los años 60. Y me contó Navarro que aquello que más lo sorprendió cuando empezó a recibir a las delegaciones en el campamento fue descubrir una realidad por completo distinta a la que él imaginaba, donde existía más democracia de la que había creído. Si esto lo afirma Navarro, que es un hombre con formación universitaria, un ingeniero, ¿qué pensará "Tirofijo"? (...)

CESAR GAVIRIA
No existe tema de Estado que él no conozca en profundidad. Posee una extrema disciplina y capacidad de estudio; además tiene excelente percepción de la realidad. Es una persona muy serena, incluso de sangre fría cuando las circunstancias lo requieren. Gaviria también es reservado, introvertido; resulta difícil saber lo que está pensando. Sin embargo, escucha la opinión ajena con interés, aunque no admite lo que en otros gobiernos se llamó sanedrín. No conozco una sola persona capaz de influir sobre el Presidente en todos los temas... No veo en él un tecnócrata. Por el contrario, Gaviria es ante todo un político. En ocasiones utiliza un lenguaje y adopta ciertas actitudes que podrían asimilarse a las de algunos técnicos que forma la Escuela de Chicago. Mas en ello reside una equivocación, pues Gaviria posee un gran instinto político y un verdadero compromiso con todo el pueblo colombiano.