Home

Nación

Artículo

El ausentismo no sólo ha paralizado parte de la agenda legislativa sino que se ha convertido en materia de indignación en la opinión pública. | Foto: Archivo SEMANA

POLÍTICA

La multa que propone el uribismo a quien se ausente del Congreso

El Centro Democrático propone que los senadores y representantes que no vayan a la sesiones y no voten sean castigados con un salario mínimo por cada ausencia.

19 de agosto de 2015

El ausentismo es quizás el pecado histórico del Congreso. Tanto, que el ministro del Interior y expresidente del Senado, Juan Fernando Cristo, lo calificó hace unos meses como el “cáncer” que carcome al Capitolio.

En la presente legislatura, que coincide con la campaña política, las ausencias de los parlamentarios a las sesiones de las comisiones y las plenarias se han incrementado, tanto así que la mayoría de proyectos que vienen siendo aprobados apenas tienen los votos mínimos requeridos, mientras muchos congresistas se la pasan en sus regiones, donde tienen que defender su poder en las próximas elecciones.

El ausentismo no sólo ha paralizado parte de la agenda legislativa sino que se ha convertido en materia de indignación en la opinión pública, que gracias a los medios de comunicación ha descubierto cómo muchos congresistas, que ganan 25 millones de salario mensual, evaden sus obligaciones laborales y sin mayores escrúpulos se ausentan de las sesiones.

Aunque el reglamento del Congreso contempla sanciones a quienes no asistan a las sesiones, estas parecen letra muerta. Incluso las ausencias reiteradas sin justificación (cinco en total), de las sesiones donde se aprueben proyectos de ley, son causal de pérdida de investidura.

Pero las normas vigentes parecen no persuadir a los parlamentarios de asistir a las sesiones, que por lo general solo se desarrollan dos días a la semana, martes y miércoles.

Los novatos senadores y representantes del Centro Democrático han presumido de ser los que siempre van a trabajar. En el senado, por ejemplo, es casi que cotidiano ver a los 19 senadores uribistas acompañar de principio a fin, y hasta altas horas de la noche, a su jefe Álvaro Uribe, que tiene como su principal consigna la disciplina.

Precisamente, el uribismo asegura tener la fórmula para acabar con el ausentismo. Castigar a quienes falten a sus labores, sin excusa justificada, donde más les duele: en el bolsillo.

El senador Alfredo Ramos es el autor del proyecto, uno de los ocho que radicó el Centro Democrático como parte de su agenda de prioridades para la segunda legislatura.

La iniciativa, de acuerdo con el senador Ramos, “busca endurecer las sanciones y fortalecer los procesos para su aplicación, con el fin de combatir el ausentismo de los congresistas y funcionarios citados a sesiones plenarias y comisiones”.

Para ello propone que a los ausentistas sean multados con un salario mínimo legal por cada inasistencia, para lo cual “dichas inasistencias deberán ser reportadas mensualmente por el presidente de cada cámara y comisión mediante un detallado informe que será entregado al Consejo de Estado.

El documento especificará las ausencias por cada congresista y su justificación, si la hay y con esa información, el Consejo de Estado “decretaría la pérdida de investidura en los casos que corresponda”.

Sin embargo, en el proyecto no se advierte algún atajo a la principal táctica de algunos legisladores para ser sancionados. Van al comienzo de las sesiones, contestan el llamado a lista, y luego desaparecen. En el acta aparecerá como que sí asistieron.

El proyecto podría ser impopular entre los congresistas, pero no tendrían otro camino que aprobarlo, pues de cara a la opinión pública no tendría presentación archivar la iniciativa. Sin embargo, falta ver en los debates si la sanción propuesta es modificada, y sin los parlamentarios acuerdan rebajarla o, por el contrario, endurecerla aún más.