Home

Nación

Artículo

| Foto: SEMANA

TRIBUNALES

Consejo Superior se defiende de la arremetida del ministro Cristo

El magistrado José Agustín Suárez dijo que no entiende por qué el ministro del Interior los llama ilegítimos cuando como senador se opuso a la reforma judicial.

2 de junio de 2016

Luego de que el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, se refirió al Consejo Superior de la Judicatura como una institución "ilegítima", el presidente de esa corporación, José Agustín Suárez, dijo no entender por qué el alto funcionario pasó de ser uno de los defensores de esa institución a atacarlos de esa manera.

Según él, cuando Cristo era senador, se opuso a la reforma judicial que buscaba eliminar a esa entidad, pero pasó a convertirse en su verdugo por tener que asumir como suyo el reto del Gobierno de suprimirlos. Para el togado, el fallo de la Corte que perpetúa la continuidad del Consejo Superior es una prueba del fracaso que sufrieron los emisarios del Ejecutivo en ese sentido.

Suárez señaló que para dotar a la justicia de las reformas que requiere no se necesita "manosear la Constitución", que es la manera como, según él, propios y extraños han calificado la intención del presidente Juan Manuel Santos de eliminar la corporación judicial a su cargo.

El magistrado admitió que a ese organismo llegaron personas que con sus actuaciones le crearon a esa institución la mala fama que generó esa crisis de imagen que desembocó en los proyectos de reforma que buscaron acabar con el Consejo Superior.

En su criterio, ellos demuestran que fue el presidente de turno quien no se ocupó de postular a personas idóneas y transparentes para que ocuparan esos cargos, lo que dejó las puertas abiertas a que el Congreso eligiera a los menos indicados para llegar a la Judicatura.

Así las cosas, dice, el presidente debería ocupar menos tiempo en idear fórmulas que atenten contra la existencia de esa alta corte y esforzarse muchos más por tratar de garantizar de que los nuevos magistrados que lleguen al Consejo Superior tengan méritos reales para ocupar tan alta dignidad.

Dice que es absurdo cobrarles a las instituciones las irregularidades en las que incurren personas que no son conscientes del compromiso y la dignidad que exigen una labor como esta.