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Este hueco afectará el tránsito en la carrera Séptima. Está ubicado en la calle 65 sentido sur-norte. | Foto: Carlos Bernate

BOGOTÁ

El hueco que recibe el reversible de la Séptima

Expertos piden que se reparen los huecos de la Séptima para que el retiro del contraflujo no afecte la movilidad.

6 de enero de 2015

Bogotá es ampliamente conocida por el deficiente mantenimiento que se le da a su malla vial. Son tristemente populares los huecos en sus calles, que a veces llegan a ser verdaderos cráteres que dificultan la movilidad e implican numerosos (y costosos) daños a los vehículos que osan transitarlas.

Este martes, cuando se levante el reversible de la carrera séptima, que durante 20 años sirvió para agilizar el tránsito desde el centro al norte de la ciudad, los conductores deberán vérselas con un enorme hueco en a la altura de la calle 65. Un tema, en apariencia sin importancia, simboliza lo que podría pasar en la principal vía de la ciudad.

En ese punto hay una hondura, bajo la cual hay una alcantarilla que logra que la profundidad alcance fácilmente dos metros. Tiene, además, poco más de un metro de diámetro y cuenta con una precaria señalización hecha por los mismos ciudadanos con los desechos que hallaron a la mano.

La vía, de tres carriles, pasa a ser de uno solo si se tiene en cuenta que el exterior es de uso exclusivo para los buses de servicio público. Todo un dolor de cabeza para quienes transiten la Séptima de sur-norte cuando la próxima semana lleguen todos de las vacaciones de fin de año.

Los expertos ya hacen las advertencias de que al eliminar el contraflujo se aumentará la congestión vehicular, lo que reduciría la velocidad. “Hay que hacer un plan para el reparcheo, para que no haya represamientos y se aumente el flujo de los carros. También se deben sincronizar los semáforos y hacer lo que se conoce como ‘ola verde’ para que se garantice el tránsito”, dijo el experto en movilidad de la Universidad Nacional de Colombia (UN) José Stalin Rojas.

Lo cierto es que la Administración Distrital está maniatada ya que -como se ha vuelto en una constante en los gobiernos de la ciudad desde cuando la sobretasa a la gasolina se le entrega a Transmilenio- no hay dinero para el arreglo de los huecos. Se calcula que la reparación de la malla vial podría costar 10,5 billones de pesos, cuando el presupuesto total de la ciudad para el 2015 es de 17 billones de pesos.

El cambio de reversible ha generado opiniones encontradas. Un estudio de la UN apoya la eliminación de la medida ya que reducirá la accidentalidad del corredor y beneficiará a por lo menos 37.000 pasajeros de transporte público.

La ingeniera Lisa Lorena Losada Rojas, miembro del Programa de Investigación en Tránsito y Transporte (PIT) de la UN, aseguró que va a beneficiar a los capitalinos que viajan de norte a sur. “Sirve como apoyo cercano a la troncal Caracas de TransMilenio y las vías aledañas como las carreras 13 y 11”.

Otros señalan que hay que darle una espera a la medida. Así lo cree el concejal Carlos Vicente de Roux. “Crucemos los dedos a propósito de la eliminación del contraflujo por la Carrera 7a. Ojalá resulte bien”, manifestó el cabildante en su perfil de Twitter.

Para el profesor Rojas, el contraflujo cumplió su ciclo con estas dos décadas de existencia, pero cuestiona que no se haya hecho avances en el SITP y en la conectividad de las ciclorutas de las personas que transitan de norte al centro.

Por otra parte el asunto ha convertido nuevamente al alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, en blanco de sus habituales críticos políticos, quienes pronostican que la medida será reversada en breve.

Mientras tanto, la discusión está servida, pero lo cierto es que solamente el tiempo dirá si, con los correctivos adecuados, la medida de la Alcaldía servirá para mejorar la movilidad en una de las vías más congestionadas del país.