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| Foto: Daniel Reina

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La elección que tiene en vilo al gobierno Santos

Diana Fajardo tiene el guiño del presidente y el favoritismo para ser elegida magistrada de la Corte Constitucional. Álvaro Motta y Alejandro Ramelli, los otros candidatos. No se descartan sorpresas.

1 de junio de 2017

Este primero de junio había sido señalado como un día histórico para el proceso de paz. Después de la refrendación del Acuerdo general para poner fin al conflicto, era la fecha en que las Farc sellaban su desmovilización, al dejar en poder de la ONU todas sus armas. El día D+180 se prolongará hasta el día D+200. Sin embargo, este jueves sigue teniendo trascendencia de cara al proceso de paz. El Senado fue citado para escoger un nuevo magistrado de la Corte Constitucional, y la decisión ha adquirido un cariz determinante: para muchos, el éxito de la implementación de los acuerdos pasa, en buena parte, por esta elección.

Los abogados Diana Fajardo, Alejandro Ramelli y Álvaro Motta fueron ternados por la Corte Suprema de Justicia para ocupar la plaza de Luis Ernesto Vargas. El que resulte ganador será clave para determinar las mayorías en el Alto Tribunal, donde se revisarán todas las reformas y leyes que el Congreso apruebe para implementar el acuerdo de paz.

Unas mayorías que de momento no favorecen al gobierno, a la luz del reciente fallo que impuso límites al procedimiento legislativo especial, conocido como fast track.

Hace tres semanas, Carlos Bernal, quien había sido ternado por el presidente Juan Manuel Santos, y elegido por las mayorías del Senado (incluso con los votos del opositor Centro Democrático), terminó siendo decisivo para el pronunciamiento de la corte sobre el fast track, una decisión que fue interpretada por muchos sectores políticos y por las Farc como un golpe a la implementación del acuerdo firmado en el Teatro Colón de Bogotá, y como un antecedente que llamaba a la preocupación.

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Por eso el gobierno está en vilo frente a esta elección. Tanto que el presidente Juan Manuel Santos, según ha trascendido, les pidió a todos los senadores del Partido de la U el apoyo a la candidata Diana Fajardo, quien llegó a hacer campaña en el Capitolio con el guiño del mandatario.

Este miércoles hubo indicios que parecían advertirlo. Durante la audiencia pública, en la que los magistrados presentaron sus cartas, se vio en el recinto de la plenaria al exministro del Interior, Juan Fernando Cristo. El uribismo denunció su presencia, y advirtió que estaría haciendo lobby en favor de la candidata del gobierno.

La audiencia se prolongó hasta por cinco horas, y en ese tiempo se conocieron versiones que aseguraban que el propio presidente de la república estaría llamando, uno a uno, a los senadores de la Unidad Nacional para comprometerlos en el voto por Diana Fajardo. En público, varios congresistas de la coalición lo negaron.

Diana Fajardo. Foto: Daniel Reina / SEMANA

El mayor ruido a esta elección lo puso el presidente del Partido de la U, senador Armando Benedetti. Antes de la audiencia manifestó que el Senado no podía volver a cometer errores como el de la elección del magistrado Carlos Bernal, y aseguró que de no elegir a Fajardo, la implementación de los acuerdos sufriría un duro revés, y las Farc se levantarían del proceso de paz.

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Y aunque son muchos los asuntos que competen a la Corte Constitucional, la paz se convirtió en la columna transversal de la intervención de los aspirantes a la magistratura. Tanto Fajardo, como los otros dos ternados, Alejandro Ramelli y Álvaro Motta, coincidieron en sus discursos con un compromiso hacia la paz, aunque con algunos matices.

A Fajardo le tocó responder por las declaraciones de Benedetti, que para algunos supusieron una insinuación a que representaría intereses de las Farc. “No he tenido, no tengo, ni tendré afinidad política o ideológica con algún grupo armado al margen de la ley, ni con posturas extremistas o totalitarias sobre la organización del Estado”.

Eso sí, la candidata cuestionó el fallo de la Corte Constitucional sobre el fast track, al considerarlo como una extralimitación de funciones del Alto Tribunal. “Creo que aquí hay algo de exceso y que es un tema que la corte que se ha renovado en un número importante de sus magistrados, debe revisar”.

Y agregó un dato personal. Su familia ha sido víctima de la violencia. Sus hijos son nietos del magistrado Carlos Medellín, fallecido en la toma del Palacio de Justicia. Motta no hizo ninguna mención al respecto, pero su padre, Joaquín Motta, también es uno de los mártires de la violencia que en esa década se ensañó con los funcionarios. El abogado boyacense era representante a la Cámara cuando fue asesinado el 4 de febrero de 1980.

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Alejandro Ramelli, el candidato independiente, advirtió que la construcción de paz en Colombia, no puede darse a cualquier precio. “La tenemos que hacer de manera inteligente, de manera planeada, respetando las garantías constitucionales, respetando el Estado social de derecho, respetando la institucionalidad vigente”.

Alejandro Ramelli. Foto: Daniel Reina / SEMANA

Mientras que Álvaro Motta habló de la necesidad de defender la dignidad y pluralismo, la libertad e igualdad, la paz y la justicia. “Hay que evitar que el poder transite por fuera del derecho e impedir que el poder no reglado convierta el derecho en un instrumento servil del autoritarismo. La limitación de poder es la principal garantía para la realización de los derechos del ser humano y esta concepción implica que las competencias de los tribunales constitucionales se ejerzan con la máxima precaución e independencia”, manifestó.

Motta dijo no tener ningún tipo de impedimento para pronunciarse como magistrado (en caso de ser elegido) frente a las leyes de implementación del acuerdo hecho en La Habana. Los otros dos ternados hicieron la misma consideración.

Aunque en teoría la audiencia servía para que los parlamentarios tuvieran elementos para decidir su voto, en la realidad no tiene tales alcances. La decisión de los senadores parece inmodificable.

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Ramelli fue el que sorprendió con su capacidad oratoria, pues en cada una de sus intervenciones causó admiración en algunos senadores. Habla con fluidez de temas jurídicos y dejó claro que es un experto en derecho internacional humanitario y en conflictos armados.

Motta se concentró en un discurso muy técnico, que demostró amplios conocimientos en derecho constitucional, mientras que Fajardo tuvo que sortear las preguntas más comprometedoras, derivadas de la polvareda levantada por Benedetti, y por los presuntos padrinazgos políticos que le han atribuido.

Álvaro Motta. Foto: Daniel Reina / SEMANA

Después de la cena entre el presidente Santos y los congresistas de la U, que parecían divididos en esta elección, anunciaron su respaldo unánime a Diana Fajardo.

“Creo que ha servido bastante el bochinche y creería que ella va a ganar” insiste Benedetti, protagonista de la polémica. “El favoritismo está dado, lo cual es bueno para el proceso de paz y para la implementación”, agrega.

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En las cuentas de Fajardo está el liberalismo, parte de los conservadores, y un sector de Cambio Radical. También algunos votos independientes como los de los indígenas, y la Alianza Verde y algunos senadores del Polo podrían terminar votando a su favor, por razones de conveniencia.

Álvaro Motta se perfila como su más fuerte competidor, pues tendría a la mayoría de senadores conservadores, y durante los últimos días se dijo que tendría el de todos los 20 senadores del Centro Democrático, aunque el senador Ernesto Macías confirmó que hasta las ocho de la mañana de este jueves el partido se reunirá para tomar la decisión.

Sin embargo esa circunstancia ha terminado por condicionar la aspiración de Motta. “Está adoptado por el Centro Democrático y todo lo que adopte el Centro Democrático lo daña porque no le gusta la paz”, insiste Benedetti.  

Ramelli, el que sorprendió en la audiencia pública, defendió el carácter independiente de su campaña, y así mismo dijo que llegaría sin ningún tipo de compromisos a la Corte Constitucional, en caso de ser elegido. Llega a la elección sin respaldo y pocos chances de cambiar la historia, pues en elecciones que generan tanta polarización, terminan convirtiéndose en un mano a mano.

La elección tiene además otro elemento particular. Y es que si Fajardo llega a tener la bendición del Congreso se consolidaría la tradición de que los magistrados auxiliares lleguen a ser titulares. Esto no se veía hace una década cuando el acceso a esos altos cargos no podía lograrse haciendo carrera. Hoy de los tres ternados dos fueron auxiliares (Ramelli y Fajardo), pero hay ya tres juristas en la corte que dieron ese salto: Cristina Pardo, Gloria Ortiz y Luis Guillermo Guerrero.