Home

Nación

Artículo

En los extremos, los magistrados Luis Ernesto Vargas (izq.) y Jorge Ignacio Pretelt (der.). | Foto: Guillermo Torres

PROCESO

El cara a cara entre los magistrados Vargas y Pretelt

Se dio este viernes durante una tensa sesión donde la Corte abrió sus puertas y escogió tutelas en busca de recuperar su imagen.

13 de marzo de 2015

La relación de los magistrados Luis Ernesto Vargas y Jorge Ignacio Pretelt, magistrados de la Corte Constitucional, nunca ha sido la mejor. Menos ahora, tras el escándalo por corrupción que rodea al segundo y donde el primero aparece como acusador.

Hace pocos días, cuando estalló, se dio el estruendo en ese tribunal por presunto soborno que habría pedido Pretelt para acompañar una tutela, él dijo a Semana.com que “la relación con Vargas es muy regular. Nuestras relaciones no son cordiales. Ha sido una relación distante, ideológicamente también. No comparto casi con ninguno de los compañeros”.

Fue Vargas quien grabó inadvertidamente una conversación que él mismo sostuvo con el abogado Víctor Pacheco, en la que le contó cómo Pretelt le habría pedido, en apariencia, 500 millones de pesos para que una acción de tutela interpuesta por Fidupetrol –representada por Pacheco- fuera resuelta favorablemente.

Pese a que sería una prueba ilegal (Pacheco no sabía que lo estaban grabando), ese audio es el que tiene a Pretelt con un pie afuera.

Vargas y Pretelt se vieron las caras nuevamente este viernes. La Corte Constitucional decidió abrir las puertas para que la comunidad y los medios vean cómo se seleccionan ahora las tutelas, precisamente a partir de este espinoso episodio.

Ambos, junto con sus otros siete compañeros, lo hicieron después de que quedó en evidencia que esa escogencia en ocasiones estaba revestida con mantos políticos o por intereses.

En esta ocasión -así es el destino-, denunciante y denunciado llegaron con sus equipos de trabajo a la sala de audiencias de la Corte. Los funcionarios comenzaron a sacar tutelas para seleccionar 58 de las 28.000 que llegaron al tribunal. Vargas en el centro del salón y Pretelt, en la esquina izquierda, ni se miraron.

Era de esperarse. Ese tribunal, considerado por la opinión pública el más pulcro de la administración de Justicia, está ahora en medio de un escándalo donde hay riñas internas y desconfianzas por todo el capítulo Pretelt.

Es una Corte con su honor manchado, a la que ahora le toca dar muertas de transparencia y seleccionar tutelas a viva voz y de frente a la comunidad, en un esfuerzo para tratar de recuperar la confianza perdida.

Al final escogieron una petición de amparo solicitado por una persona discapacitada que argumenta que el Estado no quiere ayudarle. Otra de una ciudadana de la tercera edad con VIH que pide vivienda digna.

También escogieron la tutela de una persona que alega que le cambiaron las condiciones de un crédito hipotecario con un banco, así como la de otra ciudadana que reclama pensión de invalidez.

Todas, acciones que sí tienen las características en las que pensaron los constituyentes cuando crearon el revolucionario mecanismo para tutelar los derechos fundamentales de los colombianos.