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Juan Manuel Corzo | Foto: Archivo Semana

POLÉMICA

Corzo: ¿incomprendido o infortunado?

Juan Manuel Corzo puede batir un récord. En sólo dos meses como presidente del Senado se ha convertido en uno de los dirigentes políticos más impopulares en las redes sociales.

21 de septiembre de 2011

El Congreso completa dos meses de trabajo del periodo legislativo que comenzó el 20 de julio. Las sesiones de esta semana marchan con ligera lentitud. Algo previsible en época electoral. Muchos parlamentarios aprovechan que aún no hay proyectos trascendentes y se ausentan. Una de las curules vacías es la del presidente del Senado. De forma temporal, el senador Juan Manuel Corzo se encuentra en Azerbaiyán. Fue invitado a la Asamblea de la Unión Interparlamentaria para hablar sobre equilibrio de poderes.
 
“Fui seleccionado entre cientos de parlamentarios de Suramérica para hablar de la segunda instancia y la inmunidad parlamentaria en los sistemas presidencialistas como los de nuestro continente”, dijo con un tono de orgullo personal minutos antes del viaje. 
 
Quizás, ese reconocimiento de los colegas del continente era una especie de triunfo personal y moral, precisamente cuando en Colombia su nombre no deja a nadie indiferente.
 
La mala hora
 
Los dos meses como presidente del Congreso no han sido fáciles para Corzo. Primero, presentó un proyecto para fortalecer el poder legislativo, y allí incluyó un artículo para revivir la inmunidad parlamentaria.
 
“Tuvo el valor de poner un tema del que se habla en voz baja en el Capitolio, pero que nadie se atreve a sostener en público”, le dijo a Semana.com un parlamentario del Partido Conservador. Los demás partidos políticos cuestionaron el proyecto y le tocó retirarlo. Sus propios colegas lo dejaron solo.
 
“Es sano para la democracia y para el país fortalecer su Congreso (…) Hubo una extraña intencionalidad política y decidí retirar el proyecto”, dijo Corzo.
 
Pero cuando el país abandonaba la polémica por su propuesta, Corzo tomó otras decisiones administrativas que lo llevaron a tocar el fondo de la impopularidad.
 
Decidió devolverle las facultades en materia de contratación al director administrativo del Senado, las mismas facultades que habían sido removidas por su antecesor, Armando Benedetti, tras algunas inconsistencias en un millonario proceso de alquiler de vehículos blindados para los congresistas.
 
“La Ley Quinta (reglamento del Congreso) me obliga a devolver esas funciones. Estoy cumpliendo con la ley”, explicó Corzo, quien se comprometió a vigilar los procesos de contratación y para eso pidió vigilancia especial de la Procuraduría y la Contraloría.
 
Por si fuera poco, cuando almorzaba en un exclusivo restaurante del centro histórico de Bogotá, recibió un llamado de atención de su cuerpo. Aunque algunos medios de comunicación informaron con ligereza que había sufrido un infarto, se trataba de un antiguo problema que le generó una extraña convulsión. Corzo está obligado a ser disciplinado con una medicina que le permite mantener a raya cualquier inconveniente.

La impopularidad

Pero la decisión que más lo ha golpeado es la derogar la resolución que firmó Benedetti en mayo en la que renunciaba a los subsidios de gasolina para sus vehículos. Parecía que el tema no tenía mayor trascendencia, pero el jueves 15 de septiembre, en una entrevista en La W Radio, Corzo se atrevió a justificar que con 16 millones de pesos de sueldo “era imposible mantener dos carros”.

Las redes sociales se agitaron tras esas declaraciones. Juan Manuel Corzo ha sido blanco de críticas, dardos, ofensas y chistes de todo tipo a través de las redes sociales Twitter y Facebook.

Allí se promovieron desde grupos que pedían la renuncia del presidente del Senado hasta la irónica convocatoria de una ‘Corzotón’, una especie de Teletón para “ayudarle” al senador a recaudar fondos para que pudiera tanquear sus vehículos.

“Hablé con sinceridad, con la verdad. Ese siempre ha sido mi método. Me parece una discusión de poco fondo, pero si quieren el debate estoy dispuesto a darlo. Los presidentes que me antecedieron tuvieron subsidio de gasolina. Los ministros y los magistrados lo tienen. Esto no es tema de discusión en otros países…”, explicó el presidente del Senado.

Fue un fin de semana difícil para Corzo. Las crónicas políticas de algunos medios se concentraban en el debate sobre el precio del combustible y si los recursos del Estado deberían subsidiar el costo de la gasolina para los parlamentarios.

Quizás por la forma como era tratado en las redes sociales, y por el impacto que generaron sus desprevenidas declaraciones, los asesores de Corzo decidieron convocar un diálogo con los reporteros que cubren la actividad del Congreso.

Al mediodía del lunes, y antes de que viajara a Azerbaiyán, Corzo tomó la palabra para hacer un balance de los primeros dos meses de su gestión.

Resaltó el diálogo con la rama Judicial y las garantías que el Congreso está brindando en la discusión de la reforma a la justicia; se comprometió con la altura de los debates de control político, con la trasparencia de los procesos de contratación y que las licitaciones serán públicas y abiertas, y ya no habrá contratación directa. También habló de la plena digitalización del Congreso y su archivo histórico, y de un revolcón a la página de internet del Senado para que todos los colombianos tengan acceso en tiempo real a toda la actividad legislativa.

Corzo habló en tono conciliador. Pero cuando aceptó las preguntas de los periodistas, el tema recurrente fue la gasolina y las controvertidas decisiones dispuestas por su administración desde el 20 de julio.

En ese momento, el tono de Corzo cambió. Y aunque sin perder la calma, sus respuestas estuvieron llenas de comentarios a su estilo, polémicos y sin medir ninguna consecuencia.

“El país tiene que hablar con la misma profundidad de otros tema". "El Twitter es una herramienta de comunicación, no para los ataques más injustos e irrespetuosos". "A mí no me comparen con Benedetti. Él tuvo subsidio de gasolina y lo que hicimos fue rebajar ese subsidio". "Yo no soy un hombre rico, la plata no me mata". "Pasé tres meses secuestrado, a punto de perder la vida, hice votos contra lo material". "No estoy haciendo acuerdos para delinquir ni para enriquecerme". "Prefiero que me paguen la gasolina y no robarle plata al Estado”.

Entre la crítica y el ridículo

Esas fueron algunas de las declaraciones de Corzo. El registro que hicieron los medios de algunas de ellas fue leña suficiente para que la hoguera del rechazo volviera a encenderse.

Un artículo publicado en Semana.com indica que #FueraCorzo y #Corzoton son los “temas del momento en Twitter”, pues han generado cerca de 2,3 trinos por minuto.

En Facebook fue creado el grupo ‘Exigimos la renuncia de Juan Manuel Corzo’. Esta página, en menos de tres días, ya contaba en la noche del martes con 4.014 seguidores. También en Facebook, un plantón de protesta frente al Capitolio fue convocado para el 27 de septiembre, ya tiene a 710 personas que confirmaron asistencia.

Y mientras las redes sociales se agitaban contra Corzo, en los pasillos del Congreso se oían chistes que ridiculizaban las declaraciones del senador: “¿Cuál es el carro que más consume gasolina? Respuesta: el Chevrolet Corzo”. “Buenas tardes señoras y señores me he subido a esta buseta para pedirles una colaboración para pagar la gasolina en lugar de estar robando”.

Y en la plenaria del Senado, el congresista Camilo Romero (Polo) pidió la palabra y dejó una constancia en la que rechazaba las que calificó “infortunadas declaraciones” del presidente de la corporación. No hubo un solo parlamentario que la rechazara o que lo defendiera.

Corzo, antes de su viaje, dijo que todos esos comentarios son una muestra de que el Congreso “está debilitado y que ha perdido su dignidad”. Y anticipó que a su regreso promoverá “los verdaderos debates que necesita el país”. Uno de ellos, dijo el senador, será contra el gobierno y tendrá como tema la pobreza y la desigualdad. “Colombia es el país más desigual de América Latina (…) ese es el debate que hay que dar, pero con altura, y no convertirlo en una lucha de clases como han querido reducir algunas afirmaciones”.