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¿Cuál es el nombre de la victoria?

En el foro '¿Se está ganando la guerra?' quedó claro que se necesita un timonazo en la estrategia de seguridad. Sin presencia del Estado, el esfuerzo militar es en vano.

1 de agosto de 2004

El presidente Álvaro Uribe miró con escepticismo la pancarta del foro '¿Se está ganando la guerra?', y tan impasible como siempre dijo: "En Colombia no hay guerra... aquí lo que hay es un desafío del terrorismo contra la democracia". Las palabras del Presidente llegaron tarde porque el miércoles pasado, 23 analistas habían discutido a fondo las incertidumbres que deja la estrategia militar que Uribe lidera, aunque diga que no hay guerra.

En el foro, convocado por SEMANA, El Tiempo, Caracol Televisión, Radio Caracol y el Pnud, la mayoría de los invitados estuvo de acuerdo en que el gobierno todavía no puede cantar victoria en la guerra contra las Farc y en que es urgente acompañar la ofensiva militar con una estrategia política e institucional.

Aunque muchos de los presentes reconocieron los logros en seguridad y un avance sustancial contra las Farc, también pusieron el dedo en la llaga sobre el vacío político que hasta ahora se ha revelado.

Falta una estrategia para ganarse a la población civil, dijeron unos. Para otros no hay claridad sobre cómo sostener y consolidar la ofensiva, pues el panorama económico no es alentador. Y para el conjunto de los panelistas, la gran pregunta sigue siendo cuál es el objetivo de la guerra que se libra actualmente, pues en muchas regiones se ha logrado mejorar la seguridad pero no la institucionalidad ni la democracia.

Joaquín Villalobos, analista y ex dirigente guerrillero de El Salvador, planteó de entrada que el asunto crucial del conflicto colombiano no es que haya una guerrilla fuerte sino un Estado débil. Para Villalobos, las Farc ya están derrotadas estratégicamente pues han perdido capacidad de combate y muchos de sus territorios históricos y están aisladas políticamente. "Lo más importante no es traer a Bogotá la cabeza del 'Mono Jojoy' sino que el Estado llegue a esas zonas para quedarse. Que no lleguen sólo los fusiles, sino la justicia, la inversión social, las libertades y la democracia". Sobre este punto, durante el foro hubo más dudas y reclamos al gobierno que evidencias de que vaya por buen camino. Especialmente después de que representantes de las comunidades de Caquetá y Putumayo denunciaron que el Ejército quiere "desocupar los territorios que controla" y que no ha logrado ganarse a la población porque la considera parte del enemigo.

Para el columnista Hernando Gómez Buendía se están librando dos guerras al tiempo: la de las drogas, que es prioridad en la agenda de Estados Unidos, y la guerra contra las Farc, que es la médula de la política de Uribe. El analista, que dirigió el último Informe de Desarrollo Humano de la ONU en Colombia, cree que los golpes financieros que ha recibido la guerrilla no le han hecho mella y que las finanzas de los grupos paramilitares están mejor que nunca. Las AUC se han beneficiado de que las Farc sean desalojadas de zonas donde se produce coca; se han convertido en grandes secuestradores y son ahora el principal grupo armado que se beneficia de recursos públicos transferidos a las alcaldías y gobernaciones por regalías. De nuevo, el tema del fortalecimiento institucional se consideró la prioridad. Los miembros del gobierno presentes no parecieron estar de acuerdo con que en este campo algo está fallando.

Por último, el gran interrogante abierto es cómo lograr que sea sostenible el esfuerzo militar, acompañado de una estrategia política y social, en medio de un déficit fiscal y la incertidumbre sobre el tamaño de la cooperación que Washington le seguirá dando a Colombia a partir de 2006. Para cerrar, el senador Antonio Navarro Wolf expresó sus temores de que la guerra esté condicionada por los afanes del calendario político. "La relativa debilidad de la política de seguridad es que se tenga que amarrar a la reelección", dijo Navarro.

Al final del foro, el presidente Uribe respondió los interrogantes. Muchas dudas quedaron en el aire. ¿Podrá la ofensiva militar ajustarse a la premura que implica la reelección presidencial? ¿Está dando el Plan Patriota los resultados esperados? Y sobre todo, como decía Clausewitz al preguntarse cuándo se gana una guerra, ¿cuál es el nombre de la victoria?