Home

Nación

Artículo

CUANDO DESAPAREZCA EL IMPERIO RUSO

Peter Drucker, un clásico de la administración empresarial, en su último libro "Las nuevas realidades", hace un examen inclsivo sobre los fenomenos y tendencias que estan, desde ya, configurando el futuro...

PETER DRUCKER
18 de junio de 1990

Dos de los hechos más significativos de la historia moderna ocurrieron pocos años antes de la divisoria de 1873: el Motín de la India en 1857 y la Restauración Meiji en el Japón, diez años después, en 1867. El primero aseguró la "occidentalización" del mundo; el segundo, su "descolonización".

El gran historiador suizo Jakob Burckhardt fue uno de los pocos contemporaneos que comprendieron inmediatamente que los años 70 del siglo XIX eran un gran punto crítico y así lo dijo en las proféticas conferencias, tituladas Weltgeschichtliche Betrachtungen (la traducción inglesa se publicó en 1943 con el título Force and Freedom), se consideran una obra clásica; pero en ese tiempo, a pesar de la gran reputación de Burckhardt como historiador, nadie le creyó, y su libro no se publicó hasta 1906, nueve años después de su muerte. Burckhardt conocía y amaba el arte y la literatura del Oriente pero no les dió importancia ni al Motín de la India ni a la Restauración Meiji, considerando que no venían al caso. Para el y sus contemporaneos la historia del Occidente era la "historia universal". Sin embargo, con el Motín de la India y la Restauración Meiji la historia universal dejó de ser la historia del Occidente.
El Motín de la India fue un esfuerzo desesperado por detener la occidentalización. Fracasó cuando los amotinados victoriosos cayeron en la cuenta de que no tenían que ni a quien poner en lugar de los amos ingleses, a quienes ya casi habían echado.
Su fracaso aseguró la dominación mundial de la tecnología occidental, la organización social occidental, la economía industrial occidental, la ciencia occidental, la educación occidental. Las tentativas por librarse del Occidente continuaron y culminaron en la Rebelión de los Boxers en la China, en 1900, cuarenta y tres años después del Motín de la India. En nuestros días, la revolución del ayatollah Jomeini en el Irán en los años 80 fue una tentativa más por echar a los occidentales .
Pero después del Motín de la India todas esas tentativas han estado destinadas al fracaso, y el misma ayatollah no pudo pelear con el Occidente sino sirviendose del dinero pagado por el Occidente por petróleo irání, para comprar tecnología y armas occidentales.

Este significado del Motín de la India y su fracaso lo entendieron claramente los europeos de la época.
Dió lugar a la carrera colonial que se inició a partir de 1860 y que en el curso de 40 años puso la mayor parte del mundo no occidental en el Asia y el Africa bajo el control político de las potencias occidentales, la Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Alemania, y, al final, hasta los Estados Unidos.
El Motín de la India convenció a las potencias occidentales de que todo el mundo tenía que occidentalizarse.
Esto las llevó, entonces, a la conclusión de que ellas podían y deían asumir el control político, militar y económico del mundo entero y hacer de el una prolongación de la cultura occidental y de los imperios occidentales.

El Japón vaciló durante 15 años desde que los "barcos negros" del comodoro Perry anclaron frente a Yokohama en 1853, pero despues, en 1867, resolvió occidentalizarse completamente pero conservando el control tanto del proceso de occidentalización como del gobierno, la sociedad, la economía y la tecnología consiguientes. Esta decisión la despreciaron casi todos los contemporaneos occidentales, incluyendo a Burckhardt, como insignificante y trivial frente al avance masivo y triunfal del poderlo occidental en todo el resto del mundo. Y, sin embargo, al final del Japón prevaleció. El enfoque japones -modernizarse, es decir, occidentalizarse, pero bajo control nativo, no occidental derrotó al final al Occidente. Abrazando al Occidente e Japón eludió su dominación. El Japón perdió la Segunda Guerra Mundial en una de las derrotas militares más decisivas de la historia; tampoco logró su meta política de llegar a ser una potencia colonial dominante; pero, a pesar de todo, el Occidente fue el derrotado. El Japón logró sacar al Occidente del Asia y desacreditar a las potencias occidentales coloniales. Esto obligó al Occidente a renunciar a la dominación del mundo occidentalizado pero no occidental -en el Asia y poco después también en el Africa.

En todas partes el mundo no occidental se ha reorganizado después de la Segunda Guerra Mundial por el modelo que los japoneses crearon en 1867 con la Restauración Meiji. Se ha occidentalizado pero bajo control nativo.
Esto es lo que significa básicamente el "anticolonialismo". No significa un regreso a la situación precolonial.
Ni siquiera el Irán bajo el ayatollah está tratando de restaurar la Persia del siglo XVIII, sino de desarrollar una Persia moderna con la tecnología, la industria, las fuerzas armadas y la ingeniería del Occidente, pero con la religión y los valores del primitivo Islam. Esto no es muy distinto de lo que quiso hacer el Japón en el decenio de los 70 del siglo pasado combinando un parlamento de tipo inglés con un regreso al dios-emperador de los periódos Nara y Heian de mil años antes.

En todos los países no occidentales -ya sean fundamentalistas, como el Irán del ayatollah y Arabia Saudita a seculares; ya repudien su propio pasado, como lo repudió la China de Mao, o traten de revivirlo como quieren algunos países africanos la estructura básica se sustenta en conceptos e instituciones importados del Occidente. Y lo mismo las ideas dominantes. Estos países se dicen democráticos, socialistas, comunistas.
Hablan del Estado paternalista. Todos tienen grandes ejércitos organizados segun modelos occidentales y dotados de las últimas armas occidentales.
Cada uno tiene su banco central. Todos persiguen el desarrollo económico y mandan a sus estudiantes a educarse a Occidente. Al mismo tiempo, están resueltos a conservar en sus propias manos el control de estos conceptos e instituciones occidentales y a ejercer dicho control por medio de su propia estructura de poder local y nativa, como lo hizo el Japón después de la Restauración Meiji.

LA ULTIMA POTENCIA COLONIAL
Pero queda aun una gran potencia colonial, una gran area donde la historia todavía es historia "europea" y el poder y el gobierno todavía lo ejercen europeos: el Imperio Ruso.
Dentro de 25 años, si no antes, el Imperio Ruso también habrá desaparecido o por lo menos habrá cambiado de europeo a poseuropeo y principalmente asiático. Todo lo que se necesita para que esto se verifique ya ha ocurrido. Lo único que no se sabe es cuanto va a durar el proceso y si llevara a la desmembración del imperio o a su reestructuración. Este proceso se cumplirá, ya sea que triunfe o no el movimiento de reforma iniciado por Mijail Gorbachov en 1982. En efecto, cuanto más exito tenga la perestroika del señor Gorbachov para revivir la decadente economía rusa, tanto más rápidamente se desbaratará el Imperio Ruso.

La perestroika es una revolución "desde arriba" ... y éstas rara vez tienen exito. En efecto, tiene una notable semejanza con la última revolución europea desde arriba, la fracasada tentativa de otro "despota ilustrado" del siglo XVIII, el emperador José II de Austria, quien quiso darle nueva vida a su estancado y decadente Imperio. Sin embargo, ha habido dos revoluciones desde arriba que tuvieron resultados duraderos. Y ambas fueron rusas.
Una creo la Rusia que nosotros conocemos y fue la de Iván el Terrible. La segunda fue la occidentalización forzosa de Pedro el Grande. Por consiguiente, no podemos estar seguros de que la tentativa del señor Gorbachov no produzca resultados. Pero la economía soviética, por seria que sea su decadencia, es el menor de los problemas del señor Gorbachov. El problema capital es la amenaza de desintegración del Imperio bajo las tensiones del nacionalismo y el anticolonialismo.

El Imperio Ruso se diferencia de los imperios coloniales de las potencias occidentales en que su base es terrestre, no marítima; pero, lo mismo que aquellos, descansa en la subordinación de otras nacionalidades -ucranianos, estonios. letones, latvios, caucásicos en su parte europea occidental, y una docena de pueblos mongoles, turcos y tártaros en su parte oriental asiática. El problema de las nacionalidades no es nada nuevo en Rusia; una política deliberada de "rusificación" lo agudizó profundamente bajo los zares.
Con pocas excepciones (tales como las viejas universidades de idioma alemán en los países bálticos), la educación superior se daba totalmente en ruso, cualquiera que fuera la lengua nativa del estudiante. El ruso era el idioma oficial y el único que se permitía en los negocios o en las fuerzas armadas. El resentimiento contra la rusificación fue factor principal del triunfo bolchevique. La promesa de Lenin de darles a todas las nacionalidades completa autonomía cultural y educativa le ganó el apoyo de los Tiradores Letones, uno de los mejores regimientos del zar, sin cuyo apoyo no habría podido triunfar su Revolución de Octubre.

A finales del decenio de los 20, empezó a verse claramente que la política de nacionalidades de Lenin no funcionaba. En efecto, las primeras víctimas de las purgas de Stalin en los años 30 fueron los dirigentes educativos que 10 años antes habían formulada la política de Lenin. En 1920 ó 1928 empezaron a pedirle a Stalin, que era oriunda de Georgia, es decir, no ruso, que revisara la política de Lenin haciendole ver que los no rusos, especialmente los asiáticos, se estaban ilustrando rápidamente en sus propios idiomas pero, a diferencia de sus antecesores bajo los zares, no estaban obligados a aprender ruso; y que esto iba a crear un problema de nacionalidades.
Y por haberle dado este aviso, Stalin los hizo fusilar. Sesenta años después de su ejecución se cumplió su profecía. Pero esta vez el problema no es solo de los no rusos en Europa; quizá los asiáticos sean más difíciles de tratar.

***
En el año 2000, la mitad de la población de la Unión Soviética se compondrá de no europeos. Cerca de la mitad de esta población asiática será musulmana. Durante los últimos 40 años, desde la terminación de la Segunda Guerra Mundial, la Rusia europea ha tenido el movimiento demográfico de un país europeo desarrollado, con muy bajos índices de nacimientos, a tal punto que la Rusia europea ha sufrido una disminución neta de su población. En cambio, la Rusia asiática muestra el fenómeno demográfico de un país en desarrollo, con una tasa de mortalidad infantil que baja rápidamente mientras continuan elevados los índices de natalidad. La población no europea de la Rusia asiática bien puede tener hoy las tasas mas elevadas de crecimiento del mundo, superiores incluso a las de la América Latina.
A medida que la población europea de Rusia envejece y disminuye, la Unión Soviética tendrá que echar mano de los no europeos. Ya hay escasez de mano de obra, con el rápido envejecimiento de la población rural, y, lo que es peor, la fuga de gente competente que se va del país.
Para la industria, los rusos tendrán, o bien que llevar trabajadores asiáticos a la zona europea, a lo cual seguramente se opondrán de manera feroz los xenófobos rusos, o bien trasladar la producción al lugar donde está la mano de obra, es decir, al Asia, exponiendose así a perder el control.
Quizá sea más serio el dilema de las fuerzas armadas. Para mantener su poderío militar, la Unión Soviética tendrá que valerse, cada vez más, de asiáticos; pero, históricamente, los asiáticos jamás han combatido al mando de jefes rusos, como se demostró, una vez más, en Afganistán. Rusia tendrá que reducir grandemente sus fuerzas militares, o exponerse a perder el control de ellas, que pasaría a asiáticos cada vez más antirrusos. Evidentemente, fueron estas consideraciones demográficas las que hicieron resolver al señor Gorbachov, en el otoño de 1988, reducir unilateralmente los efectivos del Ejército Soviético en 500 mil hombres. La alternativa -totalmente inaceptable habría sido confiarles a asiáticos el control militar de los satélites europeos de Rusia.

Hoy todos los asiáticos de la Unión Soviética saben leer y escribir, pero solo la tercera parte de ellos conoce el ruso, que, sin embargo, sigue siendo el idioma del gobierno, de los negocios, de la ciencia, como lo era bajo los zares. En las fuerzas armadas, prácticamente no hay asiáticos en posiciones de mando. Casi no hay europeos en posiciones de mando en la economía rusa. Prácticamente no hay no europeos en la Academia Soviética de Ciencias. Y no hay más de uno o dos no europeos en altas posiciones del partido, ya sea en el Politburó o en el Comité Central. Es fácil predecir que esto no puede durar. Quizá el proceso de desintegración sea lento; pero, una vez iniciado, no se podrá dar marcha atrás. Y ya comenzó. Hoy sabemos que comenzó mucho antes de llegar al poder el señor Gorbachov: en el Oeste, en las provincias del Báltico y en Ucrania; en el Sudeste, es decir en Crimea y el Caucaso; y en el Asia central. En la actualidad, o sea a fines de los años 80, el señor Gorbachov ya ha sido puesto a la defensiva y se ha visto obligado a hacer lo que todo régimen colonial trata de hacer siempre sin exito. Les ha ofrecido concesiones a los pueblos del Báltico y ha amenazado con severos castigos a los armenios, a los azerbayanos del sudeste y a los musulmanes y mongoles del Asia central. Su perestroika es en esta forma una tentativa por forjar un nuevo lazo de unión mediante el crecimiento y el desarrollo económico.
Funcionará? La respuesta es casi seguramente que no. Y si la perestroika fracasa, Rusia volverá a la represión stalinista. Pero aun cuando tenga exito en lo económico, tampoco tendrá el deseado efecto unificador porque desatará fuerzas centrífugas cada vez más poderosas.

No es accidental que las partes más nacionalistas del Imperio Soviético sean su región más próspera: las repúblicas bálticas. La historia del Imperio Austro-Hungaro explica por que -y ese imperio era muy parecido al soviético: era contiguo, todo en tierra y oficialmente "no nacional".
El problema de las nacionalidades surgió por primera vez en Austria en 1848, cuando los hungaros se revelaron contra la dominación austriaca.
En 1867, habían conquistado la autonomía política, linguística y cultural. Austria les pagó un fuerte y siempre creciente chantaje a las codiciosos terratenientes grandes para evitar su secesión. Pero las demás nacionalidades exigieron inmediatamente igual tratamiento, primero los checos, luego los italianos, lo croatas, los esloveños y los polacos. A fin de contrarrestar estas presiones, los liberales de Austria -lo mismo que el iluminado señor Gorbachov descubrieron el desarrollo económico como lazo de unión supranacional.
En lo económico, esta política funcionó como por ensalmo. Pocos ejemplos presenta la historia de un crecimiento industrial como el de Bohemia, corazón del país checo, a partir de 1870. En 1914 era una de las regiones más industrializadas y prósperas de Europa, con niveles de vida y de productividad iguales a los de Alemania, y superiores a los de Francia. Eslovenia en el sur y Croacia en el sudeste del Imperio Austriaco experimentaron igualmente un rápido crecimiento económico. Lo mismo ocurrió, si bien después de un lento comienzo, en la región en tomo de Cracovia, que aun es el centro industrial de Polonia.

Pero si económicamente el desarrollo tuvo un enorme exito, en lo político fue un desastre, pues la prosperidad, lejos de apaciguar los nacionalismos en Austria, sólo sirvió para exacerbarlos. Los checos cuanto más prósperos más fervientes se mostraron para pedir la independiencia. Lo mismo ocurrió en Eslovenia en Croacia, en la Polonia austriaca en Trieste -puerto de habla italiana que en 1913 se contaba entre las ciudades más ricas de Europa y era la más estridentemente antiaustriaca. Y, sin embargo, Austria les concedió a sus nacionalidades infinitamente más de lo que Rusia ha estado jamás dispuesta a dar. Todas las universidades del Imperio Soviético son rusas, mientras que en el Imperio Austriaco la mitad eran no alemanas: hungaras, checas, eslovenías, croatas, polacas y ucranianas. El parlamento austriáco aceptaba todas las lenguas, y en el ejército los soldados sólo tenían que aprender unas pocas voces de mando en aleman, pues, por lo demás, hablaban sus propios idiomas nacionales.
Estas concesiones sólo crearon más presiones para obtener mayor autonomía, y al fin la independencia total; porque nacionalismo y anticolonialismo no son los "ismos" de campesinos y proletarios. Son los "ismos" de la burguesía, y especialmente de la clase media educada compuesta de comerciantes, gerentes
de planta y profesionales. Desde luego, estos grupos son los primeros beneficiarios del crecimiento económico.

Lo que ocurrió en la India británica nos ensella la misma lección. Los ingleses resolvieron en los años 70 del siglo pasado -más o menos al mismo tiempo que los austriacos estimulan el desarrollo económico a fin de proporcionarles a los hindues, sobre todo a los hindues educados, beneficios concretos de la dominación británica. Impulsaron la construcción de ferrocarriles y puertos, crearon cooperativas rurales y escuelas de ingeniería, y promovieron los productos hindúes de exportación.
Sobre todo, fundaron el Congreso de la India para que ingleses e hindues educados trabajaran conjuntamente en el desarrollo social y económico.
Los resultados económicos y sociales fueron considerables: la India moderna es en gran parte resultado de esos esfuerzos. Empero, políticamente esos mismos esfuerzos incubaron el movimiento independentista hindu que en 1947 logró lo que no pudo lograr el Motín de la India noventa años antes: sacar a los ingleses. Prácticamente todos los dirigentes del movimiento independentista salieron del Congreso de la India.

Lo que no funcionó en Austria ni en la India no es probable que funcione en Rusia. A medida que los pueblos se "occidentalizan", se enriquecen y adquieren mayor movilidad y educación, se vuelven tambien más nacionalistas. Se resienten de ser "coloniales", aunque el yugo sea ligero, y exigen la "solución japonesa": occidentalizarse pero bajo su propio control, administración y gobierno. No hay, pues, razón para creer que la perestroika va a salvar al Imperio Ruso.

Hay tres resultados posibles:
Uno es que Rusia se divida en dos partes, una europea y otra asiática.
Después, tanto la mitad europea como la asiatica podrían subdividirse en grupos nacionales: Estados bálticos autónomos, si no independientes; una Ucrania autónoma, si no independiente; repúblicas caucásicas autónomas, si no independientes -y el mismo proceso se verificaría del lado asiático de los Urales. Entonces los sucesores europeos del Imperio Ruso seguramente tendrían que tratar de entrar a formar parte de Europa, y tal vez tendrían que aceptar subordinación política, y, sobre todo, económica, a Europa. En el Extremo Oriente, algunos de los sucesores pueden acercarse más a la China.
Pero a dónde iría la porción más grande, los de Asia central predominantemente musulmanes7 La segunda posibilidad es dominación asiática. Pero esto seguramente implica resistencia constante de la minoría europea contra una mayoría asiática. Finalmente, existe la posibilidad de alguna especie de confederación sin mucha cohesión y en permanente turbulencia, luchando por el poder las diversas nacionalidades entre sí y por medio de sus republicas autónomas, y tratando cada una de dominar a las demás.


CUALQUIERA QUE SEA EL RESULTADO NO SERA NI "RUSO" NI "IMPERIO"
La desintegración del Imperio Ruso creara nuevas realidades en la política internacional, realidades para las cuales nadie está preparado, y mucho menos los Estados Unidos.

La época será turbulenta y realmente peligrosa. Rusia tendrá que modificar fundamentalmente sus relaciones con Europa, y no se puede descartar la posibilidad de que, bajo una creciente presión internacional, se lance a una aventura militar y trate de invadir a Europa occidental.
Al fin y al cabo, la idea de que una guerra victoriosa "rejuvenece" es la mas común ilusión de la senectud política. Los austriacos cayeron en ella en 1914, lo mismo que los generales argentinos que se apoderaron de las Malvinas en 1982. Igual cosa le pasó a Napoleon, quien resolvió atacar a Rusia en 1812 cuando ya se había demostrado que el no era invencible, primero por las victorias austriacas de 1809 y luego en España por los triunfos del duque de Wellington. Si la tranquilidad nacionalista en Rusia se extiende a sus satélites europeos y ocasiona serios problemas en Hungría, Polonia, Checoslovaquia o Alemania Oriental, una excursión militar dirigida a Europa Occidental bien podría tentar a los generales rusos tanto como tentó a los generales austriacos en 1914. En otros términos, hay necesidad de mantener tanto la unidad política del Occidente como su preparación militar.

Pero también hay necesidad de estar preparados para un cambio total en las relaciones de Rusia con Europa Occidental. Esto seguramente requeriría cambios fundamentales en la estructura política, económica y social de Rusia y en su política. Sería casi seguramente el fin de la OTAN y de la alianza euroamericana. Requeriría un cambio de gobierno y de políticas en los satélites europeos de Rusia -y casi seguramente su rechazo del comunismo y de la dominación rusa. Podría ser necesaria la neutralización militar de Europa central desde la frontera rusa hasta el Rin.
Tal vez esta sea la única forma en que la Rusia europea se salve de ser dominada por la Rusia asiática.
Cualquier gobierno de la Rusia europea será obligado por su pueblo a colocar en una posición muy alta en su lista de prioridades la independencia del control asiático. La desintegración del Imperio Ruso probablemente será mucho más traumática para la madre patria, esto es, para la Rusia europea, de lo que fue la disolución de sus imperios coloniales para España, Inglaterra, Francia, Holanda y Portugal en años anteriores. Y en el Asia las consecuencias de la desintegración del Imperio Ruso van a ser mas graves aún. Cambiaran profundamente las relaciones entre la China y el Japón y las relaciones de ambos países con el resto del Asia y con Occidente, especialmente con los Estados Unidos.

LO QUE ELLO SIGNIFICA PARA LOS ESTADOS UNIDOS
Para los Estados Unidos, la desintegración del Imperio Ruso implica un cambio total de política exterior y de los supuestos en que esta se ha apoyado desde que Woodrow Wilson abandonó la no intervención en 1917. Ciertamente Rusia, comunista o poscomunista, dejará de ser una superpotencia. Pero lo mismo les va a pasar a los Estados Unidos. En realidad, ya no habra superpotencias.
No habrá ningún "centro"de política mundial. Para los Estados Unidos sera cada vez más difícil tener una "política exterior", y volver al aislacionismo no sería solución; en realidad, sería imposible.

Mientras hubo un Imperio Británico y la marina británica dominó los siete mares -es decir, a lo largo de todo el siglo XIX la política exterior norteamericana fue clara. Consistía en la Doctrina Monroe, encaminada a mantener el país totalmente fuera de la política mundial. Los Estados Unidos podían ser aislacionistas. Ese periódo terminó con la decadencia de Europa. A partir de la Primera Guerra Mundial, la mejor prioridad de la política exterior norteamericana ha sido restaurar a Europa. Cuando el Japón los atacó en 1941, los Estados Unidos decidieron concederle prioridad a la guerra en Europa en lugar de concentrarse en el Pacífico. Cuando empezó la Guerra Fría en los años 40, la recuperación de Europa y la alianza militar por medio de la OTAN fueron las bases de su política internacional. Empero, esta orientación europeísta sólo era posible porque el corazón del Asia estaba todavía dominado y gobernado por una potencia europea: Rusia. Desde el punto de vista de los Estados Unidos, todo lo que ellos necesitaban en el Asia eran bases avanzadas -en Filipinas o el Japón para proteger sus flancos. Fuera de esto, para entenderse con el Asia bastaba tener relaciones en Europa con una potencia europea, es decir, una Rusia centrada en Europa. O, mas bien, las políticas y las acciones norteamericanas en el Asia -ya fueran la guerra de Corea; la guerra del Vietnam o el acercamiento del presidente Nixon a la China comunista fueron esencialmente parte de su estrategia europea para contener y contrapesar a una Rusia centrada en Europa.

Esto ya no va a ser adecuado, y, por supuesto, no va a tener exito, cuando Rusia deje de ser una potencia europea que domina al Asia. Pero cual es la política que se necesita -y, en verdad, cómo pueden los Estados Unidos tener siquiera una política cuando ya no se pueda concederle prioridad a Europaes cosa totalmente imposible de prever. Entre todas las realidades políticas, esta puede resultar la más difícil para los Estados Unidos.

NUEVO INTERES DE LOS ESTADOS UNIDOS EN NORTE AMERICA
El rápido surgimiento de la América del Norte como motivo serio de interes para los Estados Unidos viene a complicar su política exterior. Para sus vecinos, Mexico al sur y el Canada al norte, las relaciones con el coloso que tienen al lado han constituido siempre el eje de su política, mientras que el les prestaba a ellos escasa atención.
Pero la rápida regionalización de la economía mundial está creando una "AméricA del Norte" y con ella nuevas oportunidades y nuevos problemas.
El vecino del sur, Mexico, está experimentando una transformación que cambiará las relaciones de los Estados Unidos con toda Latinoamerica. Durante más de cien años, desde Benito Juarez, la política mexicana ha tenido una meta dominante: la independencia, y especialmente la independencia económica, de la amenaza del Coloso del Norte, el vecino yanqui . El fracaso de este esfuerzo provocó en 1911 su caída, a la cual siguieron veinte años de guerra civil. Después, la meta fue la autosuficiencia industrial. Mexico fomentó una industria nacional fuertemente protegida y que producía exclusivamente para el mercado interno y era en gran parte propiedad del Estado.
Durante muchos años, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, esta política pareció dar resultado, pero a principios del decenio de los 80 falló totalmente, en parte como consecuencia de la crisis de los precios del petróleo, pero principalmente porque el proteccionismo llevó la corrupción al gobierno y volvió a las industrias de propiedad oficial ineficientes e incapaces de competir.

Una solución, que puede ser la única, sería abandonar la centenaria política mexicana de independencia económica y aceptar la integración con los Estados Unidos. Esta integración ya se ha realizado en un grado importante. Las industrias mexicanas más eficientes y rentables -las plantas maquiladoras de la frontera y algunas del interior de propiedad de gigantes estadounidenses como la Ford y la IBM producen principalmente (o totalmente) para el mercado de los Estados Unidos. Y ya se habla de un Mercado Común Mexicoamericano. Desde el punto de vista de los Estados Unidos la integración ciertamente sería preferible a la continua y fuerte inmigración procedente de Mexico la única forma en que muchos mexicanos pueden obtener empleos remunerados. Económicamente también beneficiaría a Mexico aunque el periódo de transición sería muy duro para muchas compañías mexicanas superprotegidas y para sus trabajadores y sus dueños. Pero cultural y políticamente el cambio sería tan traumático que constituiría una amenaza para la cohesión e incluso quizás para la unión política de Mexico. Sin embargo podrá Mexico sobrevivir sin ella? No ha llegado todavía a ser en realidad un solo país. El norte es en gran parte de habla hispana. Posee la industria y la mayor parte de las tierras fertiles en un país donde el clima tiende a ser o demasiado seco para un cultivo productivo (como gran parte del norte) o demasiado humedo (en gran parte del sur). El sur empezando alrededor de Oaxaca es todavía predominantemente rural e indio y el español se habla principalmente en las ciudades. Gran parte del sur es todavía tribal y lo manejan jefes locales no muy distintos de los caciques que gobemaban cuando llegaron los españoles hace 470 años.
Fue entonces cuando el más grande de los misioneros cristianos fray Bartolome de las Casas dijo: "El indio tiene que hacerse ciudadano antes de poder hacerse cristiano".
Los indios del sur de Mexico todavía no se han hecho ciudadanos.

Mexico está demasiado cerca para que sus problemas no afecten a los Estados Unidos. Y sin embargo cualquier política concebible de los Estados Unidos frente a Mexico será con seguridad impopular tanto en un país como en el otro. Por ejemplo cuánto tiempo más van a seguir aceptando los Estados Unidos grandes cantidades de mexicanos entre ellos tanto individuos de la más alta educación en el país como los más pobres y menos calificados que quieren salir de Mexico porque no encuentran trabajo y huyen del hambre y de la pobreza? Pero por otra parte puede Mexico resistir política y socialmente el éxodo masivo de sus ciudadanos hacia el norte y la creciente fuga de cerebros? Pueden los Estados Unidos tolerar un gobiemo izquierdista antiamericano en Mexico? Pero puede Mexico tolerar intervención de los Estados Unidos en su política interna? Y podrán los Estados Unidos aceptar o querran aceptar la integración económica cuando los jornales mexicanos son la décima parte de los americanos, y los productos de la agricultura cultivados en terrenos regados mexicanos al sur de la frontera cuestan la tercera parte de lo que cuesta producirlo al norte de la frontera?
Con su vecino por el norte, el Canadá, las relaciones de los Estados Unidos también serán cada vez más importantes. Que el Tratado de Libre Comercio celebrado entre los dos países en 1988 se haga totalmente efectivo o no, tiene relativamente poca importancia, pues esconómicamente ya estan integrados. En efecto, ya se ha corregido en gran parte el desequilibrio que desde los años 20 les había dado a los fabricantes de los Estados Unidos la dominación del mercado canadiense, y hoy los industriales del Canada su financieros y sus urbanizadores desarrollan cada vez más sus actividades del lado estadounidense de la frontera. Pero el Canada se enfrenta ahora a un decenio (o quizá más tiempo) en que tendrá que plantearse finalmente el viejo interrogante: Qué significa Canadá? Es una nación con tres culturas: una angloescocesa en el centro, otra francesa en Quebec, y otra definitivamente canadienseamericana en las provincias de las llanuras del Oeste? Hasta ahora la única manera de definir al Canada ha sido que no es "U.S." Pero cuanto más se funden una con otra las economías de los dos países, tanto menos adecuada resulta una definición negativa para mantener unido un inmenso país heterogéneo y de una baja densidad de población. Y asimismo, tanto menos adecuadamente les servirá al Canada y a los Estados Unidos la tradicional actitud de benignos (y a veces no tan benignos) de estos últimos.

Pero, en los asuntos internacionales, la principal "nueva realidad" -no sólo para los Estados Unidos