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Jon Lee Anderson. | Foto: Andrés Rozo

ENTREVISTA

“La revolución prevaleció”: Jon Lee Anderson

El periodista de ‘The New Yorker’ especializado en temas latinoamericanos habló con SEMANA sobre el futuro de Cuba y sus relaciones con el resto del continente.

19 de marzo de 2016

SEMANA: ¿El acercamiento demuestra que la revolución doblegó a Estados Unidos, o que esta fue un fracaso y va a desaparecer?

JON LEE ANDERSON: La revolución ha prevalecido. La isla sigue siendo la Cuba revolucionaria. Pero, en general, el acercamiento refleja una derrota mutua que, paradójicamente, también ha sido una oportunidad para ambos países. Por un lado, el deshielo le ha permitido a Estados Unidos cambiar su imagen regional, que durante décadas fue la del matón que se ensañó con Cuba. Por el otro, ha ayudado a que la isla se convierta en un país normal, que ha regresado a la familia de las naciones de las Américas.

SEMANA: ¿Qué puede estar sintiendo Fidel Castro ahora que no tiene el poder?

J.L.A.: Desde que se retiró en 2008, Fidel ha dejado claro que ya no es el comandante, sino un compañero más, y que el presidente es Raúl. Esa fue, sin duda, una difícil decisión personal, tanto por su carácter como por el protagonismo histórico que tuvo durante más de medio siglo. Pero también es cierto que quien cambió su actitud fue Estados Unidos y no Cuba. Yo creo que Fidel está pensando ‘nosotros ganamos’.

SEMANA: ¿Quién se va a encargar de Cuba después de los Castro?

J.L.A.: Lo obvio es que sea el vicepresidente, Miguel Mario Díaz-Canel, quien llegó al cargo tras ser un buen secretario de provincia. Es un tipo con fama de honesto, tolerante, que andaba en bicicleta. Es decir, un buen custodio de la transición política. Sin embargo, el actor fundamental será el Ejército. Y no solo por su poder militar, sino porque esa institución tiene propiedades en sectores clave de la economía, como el turismo.

SEMANA: ¿Qué pasará con los exiliados cubanos?

J.L.A.: Los de más de 70 años perdieron su vida en el exilio. Algunos de ellos no volverán a la isla. Para los que tienen entre 40 y 60, la cosa es distinta. Estos se han adaptado a sus nuevas vidas, algunos se han ‘americanizado’ y están muy interesados en hacer negocios. Y hay jóvenes que regresan porque ven en Cuba un porvenir que no tienen en otros países.

SEMANA: ¿Cuál será el mayor desafío de la sociedad cubana en los próximos años?

J.L.A.: El gran reto serán las divisiones entre los que se van a beneficiar con el boom y los que no. Y eso está directamente relacionado con qué va a pasar con los logros del socialismo como la atención médica, la educación o el bienestar social. Pues en términos sociales, la sociedad cubana es la más segura del hemisferio. Espero que en algunos años no veamos ancianos mendigando en las calles de La Habana, como sí es usual en Estados Unidos.

SEMANA: Pero ¿se puede esperar un sistema más abierto?

J.L.A.: Esa es la esperanza de Obama, que cree que con una mayor prosperidad y una nueva clase media Cuba se va a abrir. Pero esto no es una ciencia. Piense en China, Rusia y otros países excomunistas que se han empeñado en el bienestar material sin que haya a la vista grandes movimientos prodemocráticos. Cuba es, sin embargo, un caso particular. Hoy los cubanos tienen muchas más libertades que hace cinco años. Pueden comprar y vender casas y carros, entrar y salir del país cuando quieran. Pero, ojo, no hay que engañarse. Ellos son muy bocones en el mejor sentido de la palabra. Si no están de acuerdo con algo, lo dicen.

SEMANA: Entonces, ¿no cree que Cuba vaya a seguir el modelo chino? 

J.L.A.: No. Los cubanos no se tragan a los chinos y consideran que su modelo es demasiado mercantilista y brutal. Tal vez se vaya a parecer más a otras economías, como la vietnamita, que se ha basado en cooperativas controladas por el Estado.

SEMANA: ¿Qué significa para América Latina una Cuba integrada al sistema económico internacional? 

J.L.A.: Cuba puede jugar un papel clave en el continente. Desde ya lo está haciendo en el proceso de paz de Colombia. Lo puede hacer también con Venezuela. También es previsible que reclame un estatus distinto para el territorio de Puerto Rico, que es en últimas un país en ciernes. Como siempre, los cubanos miran más allá de su peso y tiran más allá de sus postes.

SEMANA: ¿Usted cree que este proceso es reversible?

J.L.A.: Estoy seguro de que no. El propio Obama lo ha dicho, ¿cómo vamos a cerrar una embajada por un antojo político? ¿Cómo le vamos a decir a los cubanos que han abierto negocios que hay que cerrarlos? Eso sí, por el lado cubano veremos momentos de cautela, de inmovilidad. El país está guardando sus naipes. Si se han tragado 56 años, ¿por qué no esperar otros cuatro o cinco para hacer las cosas a su manera?