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Director de la oficina de la ONU para las drogas en Colombia, Bo Mathiasen. | Foto: Archivo SEMANA

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Así es la cumbre de Naciones Unidas que busca replantear la política antidrogas

El director de la oficina de la ONU para las drogas en Colombia, Bo Mathiasen, explica de qué se trata la reunión de esta semana en Nueva York y qué puede salir de allí.

18 de abril de 2016

Esta semana en Nueva York, los 193 países miembros de las Naciones Unidas, están reunidos para analizar cómo va una de las guerras a la que más empeño le ha puesto la humanidad en el último medio siglo. Se trata de una iniciativa de Colombia, que después de décadas de enfrentar la problemática contra las drogas, ha pedido a los demás países tomar otras medidas para responder a este problema. Bo Mathiasen, director de la oficina de la ONU para las drogas y el delito (Undoc) analiza punto por punto las principales conclusiones que pueden salir de la cumbre a la que asistirá esta semana el presidente, Juan Manuel Santos.

Semana.com: Se dice mucho que uno de los problemas en la lucha antidrogas es que los acuerdos mundiales sobre el tema no han cambiado en décadas. ¿Cuándo se hicieron esos primeros tratados?

Bo Mathiasen: La arquitectura de control de drogas a nivel global existe hace más de 100 años. La primera Conferencia de Shangai fue sobre el opio y se llevó a cabo porque había un daño desproporcional por cuenta del consumo de esa sustancia. En ese entonces se consideró que el tema de drogas no solamente podría ser solucionado por cada país soberano sino que además era necesario tener una respuesta coordinadora donde los países asumieran la corresponsabilidad para buscar soluciones más eficaces y contundentes.

Semana.com: ¿Cómo pasa el tema a las Naciones Unidas?

B. M.: En 1961 en Naciones Unidas se negoció la primera convención (la Convención Única sobre Estupefacientes) y luego, diez años después, en 1971, se celebró la Convención de Sustancias Sicotrópicas. En 1988 se firmó una tercera convención sobre el tráfico ilegal de drogas y el narcotráfico internacional, que además incluyó temas como el lavado de activos y la extinción de dominio. Los Estados miembros comprendieron que el narcotráfico, el consumo y la producción de drogas ilícitas había que entenderse en un contexto más amplio de crimen organizado trasnacional.

Semana.com: ¿En qué momento comienzan las reuniones de UNGASS a la que asiste esta semana el presidente Santos?

B. M.: Esta reunión no se convoca desde1998. En ese año se realizó una revisión de cómo estaba el problema mundial de drogas con el fin de revisar qué se podría hacer mejor. Diez años después una nueva revisión fue realizada, en el 2009, pero no en el marco de la Asamblea General como sucede esta semana.

Semana.com: ¿Por qué se realiza esta reunión sobre drogas esta semana?

B. M.: Este UNGASS se convocó por una llamada específica de tres países: Colombia, Guatemala y México. En 2012, estos tomaron la iniciativa de proponer que se realizara un UNGASS antes de la fecha inicial, que estaba programada para 2019. La Asamblea General aprobó esa propuesta y desde 2014 la comunidad internacional se ha venido preparando para la reunión de esta semana.

Semana.com: ¿Cuáles son los grandes temas que están en debate en UNGASS?

B. M.: Son varios. Uno de los esenciales es reafirmar la necesidad y la importancia de tener una respuesta a nivel global y de mantener una estructura y arquitectura internacional para el control de drogas.

Semana.com: ¿Qué lugar ocupan las sustancias psicoactivas dentro de la agenda?

B. M.: Es un tema que tiene constante evolución. Hay nuevas sustancias psicoactivas que están entrando al mercado, que no existían hace pocos años. Es una nueva dimensión que pone a los países en necesidad de tener una respuesta coordinada a nivel global. En este punto es importante la cierta flexibilidad de los países para diseñar e implementar sus políticas y leyes nacionales con el fin de poder priorizar los problemas que son específicos en sus contextos nacionales.

Semana.com: El empleo de drogas para calmar el dolor es polémico en algunos países. ¿En UNGASS se hará pronunciamiento sobre eso?

B. M.: Hay un segmento importante sobre el gran problema global frente a las drogas para aliviar el dolor como la morfina. No es suficientemente accesible en hospitales públicos. Hay suficiente producción pero poco acceso, muchas veces debido a que los órganos de control de los países son muy restrictivos en el uso. Por eso, la recomendación es facilitar y tomar las medidas necesarias para que haya un acceso garantizado, no solo a la morfina sino también a otras sustancias que tienen un uso médico, para quienes lo necesiten. Hay que dar un acceso controlado con el fin de que estas sustancias puedan usarse para fines médicos y científicos.

Semana.com: El método de la lucha-antidrogas se ha caracterizado por tomar acciones dirigidas a terminar con la producción de droga en los países catalogados como productores. ¿Son los productores los únicos responsables de la situación global?

B. M.: Hoy se habla de que la responsabilidad es común y compartida. Hay que reconocer que hay flujos cada vez más complejos (ya no se puede hablar de países productores y consumidores pues a veces un solo país pueden ser ambos).

Semana.com: Otro tema del que se habla mucho, al menos en Colombia, es si el derecho penal debe ser la respuesta al manejo de este problema…

B. M.: Uno de los puntos del documento acordado es la proporcionalidad en las penas. Si bien debe haber una respuesta eficaz y eficiente esta debe ser proporcional a las ofensas, el narcotraficante con una tonelada o el pequeño usuario en la esquina deberían ser tratados de manera distinta frente a la ley. Hay tres instrumentos que ya existen sobre reglas mínimas para el tratamiento de encarcelados. Se llaman las reglas de Nelson Mandela. Hay un documento específico de tratamiento de mujeres en condición de cárcel también sobre penas alternativas.

Semana.com: ¿Qué podría esperar Colombia de esta cumbre?

B. M.:  Estamos en un mundo muy dinámico y globalizado. En estos eventos se puede reafirmar el compromiso de los países y también se puede evaluar, considerar y pensar en cómo mejorar las políticas y en cómo asegurar que se puede tener un impacto mejor con las mismas. En suma, se quiere seguir trabajando de manera dedicada sobre estos temas.