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CUMBRE EN LA SELVA

Desde algún lugar del Caquetá, el M-19 pide diálogo directo con Belisario Betancur.

20 de septiembre de 1982

Un nuevo golpe publicitario se anotó el movimiento guerrillero M-19 la semana pasada cuando logró que periodistas de diversos medios asistieran como "invitados" a su última conferencia, la octava, realizada al parecer en las selvas del Caquetá, entre el 4 y el 10 de agosto.
Terminadas las deliberaciones, los alzados en armas enviaron una carta al presidente Belisario Betancur, con uno de los reporteros, Jesús María Cataño, director de Radio Cadena Nacional en Florencia. En ella proponen que se realice "un gran diálogo nacional para llegar a un gran acuerdo nacional" sobre la democratización del país.
Dicho planteamiento que, según declaraciones de los dirigentes guerrilleros, supone una previa desmilitarización de los campos, fue ratificado por el máximo líder de ese grupo armado, Jaime Bateman Cayón, durante una rueda de prensa concedida a los reporteros en la selva.
"Queremos creerle al presidente Betancur", dijo. "El ha levantado la bandera blanca de la paz y nosotros le proponemos el diálogo abierto, sincero y sin encerronas" agregó. Según el periodista Cataño, los guerrilleros durante el encuentro escucharon el discurso grabado que pronunció el jefe del Estado, al tomar posesión del cargo.
Más de 800 militantes del M-19, muchos de ellos armados con modernos fusiles, se habían concentrado en un improvisado campamento en algún lugar del Caquetá, según relatos de los periodistas, para analizar los planteamientos del nuevo presidente de la República y discutir las perspectivas de su lucha. El itinerario que debieron seguir los reporteros para concurrir al evento, escoltados por integrantes del grupo rebelde, para algunos se inició en Bogotá, desde donde fueron llevados en avión comercial a Pasto, y de ahí partir hacia Tulcán, por tierra.
Algunos de ellos fueron trasladados después a Ipiales y más tarde a Mocoa, donde se emprendió una travesía en canoa de cinco días. Una periodista Ligia Riveros, de "Cromos", hizo parte del grupo de comunicadores que se vio obligado a emprender esa peripecia que se prolongó durante 16 días. El regreso lo hicieron por Ecuador, previo traslado, también escoltados, a Quito, Ecuador.
Hay quienes suponen que el interrumpido secuestro de Juan Gossaín formaba parte de los esfuerzos del grupo rebelde por completar la nómina de reporteros que debían cubrir la cumbre guerrillera.
"UNIDAD NACIONAL"
Uno de los anuncios más importantes del grupo rebelde fue su intensión de legalizar su movimiento para actuar en forma abierta en la lucha política por la democracia, previa la liberación de sus compañeros presos, entre los que se cuentan Alvaro Fayad, Carlos Toledo Plata, Carlos Pizarro e Israel Santamaría. "Los dirigentes que sean liberados por la justicia -enfatizó Bateman- deben hablar con el gobierno y, simultáneamente pronunciarse en favor de la unidad nacional "
En la carta al presidente Betancur, denunciaban que tres militantes del M-19 habían sido asesinados por el Ejército: Camilo Restrepo Valencia, Luis Antonio Londoño y José del Carmen Barreto, quienes habían salido recientemente de las cárceles.
Contrastando con la actitud asumida frente a Belisario, Bateman declaró que no confiaba en las promesas del nuevo ministro de Defensa, general Fernando Landazábal Reyes, y añadió que si el gobierno lo acogía, el diálogo debía estar a cargo del propio presidente y de la cúspide de la organización guerrillera. "Necesitamos que nos veamos. Puede ser en Curillo, San Antonio o Morelia o Florencia o en Bogotá, o donde quieran. Pero que se garantice la seguridad", precisó Bateman.
Pese a las reservas expresadas sobre el general Landazábal, en la carta enviada al presidente de la República, la dirección nacional del M-19 incluyó a las Fuerzas Armadas como uno de los eventuales participantes en el diálogo público propuesto, al lado de representantes "de la Iglesia, los gremios, las organizaciones del pueblo, a todos los partidos políticos y al movimiento guerrillero"
Después de señalar que no hay democracia ni paz en el país, pues "aún existen presos políticos, zonas militarizadas, se pretende reemplazar al Estatuto de Seguridad por nuevas medidas represivas como el Código de Alta Policía, y se inerementa el accionar de los organismos para-militares", la dirección guerrillera declaró que no habrá una entrega de armas. "El problema no son los armas -dijo Bateman-. Son unos tiestos de hierro que mientras no haya voluntad humana siguen siendo unos hierros" Pero advirtió que habrá que determinar "si el gobierno del señor Betancur es sincero. Si Betancur quiere hacer demagogia encontrará una respuesta concreta" añadió.
Días antes, el nuevo comandante del Ejército, general Bernardo Lema Henao, durante un agasajo que él mismo ofreció a algunos periodistas judiciales, para presentarles su estado mayor, había declarado que las tropas continuarían "en todos los rincones del territorio nacional"
Firmaron la carta al presidente Betancur, los cuatro máximos líderes del M-19, Jaime Bateman, Ivan Marino Ospina, Germán Rojas N., y Marco A. Chalitas y otros cuatro militantes incorporados, al parecer, más recientemente a dicho cuerpo: Remberto Artunduaga, Gustavo Arias Londoño, Libardo Parra V. y Ramiro Lucio Escobar. Este último sirvió de enlace a comienzos de mayo pasado entre el presidente de la Comisión de Paz, Carlos Lleras Restrepo, y la dirección del M-19 en la Picota después de salir el 22 de marzo de las cárcel Modelo de Bucaramanga.
(Ver SEMANA 25-31 de mayo).