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Koji Miyamoto. | Foto: Guillermo Torres

ENTREVISTA

“Hay que llevar la emoción a las aulas”: Koji Miyamoto

El economista japonés habla de cuáles deben ser los métodos educativos para impulsar el desarrollo de habilidades sociales de la nueva generación.

17 de septiembre de 2016

SEMANA: ¿Qué quiere decir cuando habla de “habilidades socioemocionales”?

KOJI MIYAMOTO: Son habilidades que le ayudan a cualquier persona a alcanzar sus metas, al aprender a manejar sus emociones y a colaborar con otros. Son habilidades maleables y, una vez adquiridas, impulsan el éxito de una persona durante la vida.

SEMANA: ¿Pero acaso no se llega al mundo con esas capacidades?

K.M.: Un bebé, hasta cierto punto, nace con una personalidad. Pero las habilidades sociales y emocionales deben ser desarrolladas desde edades muy tempranas hasta la adultez. Uno aprende a ser más persistente, a estar más seguro de sí mismo, a ser colaborativo…

SEMANA: Desde un plano más general, ¿de qué le sirve a una sociedad tener habilidades sociales y emocionales?

K.M.: Impulsan el éxito de las personas y contribuyen a la cohesión social. Quienes tienen un conjunto balanceado de estas habilidades tienden a ser ciudadanos activos y, por ejemplo, a ofrecerse como voluntarios. Son menos violentos. También tienden a llevar vidas más saludables. Son habilidades, en fin, que potencian la productividad. Hoy por hoy, los empleadores buscan justamente personas con esas competencias.

SEMANA: ¿Cómo motivar al sector privado para entender esto?

K.M.: El sector privado está motivado porque sabe que necesita gente así. También en Colombia. Lo importante, más bien, es procurar una generación de adultos jóvenes equipados con estas capacidades para suplir la demanda.

SEMANA: ¿Temas como la empatía, la tolerancia y el respeto deben entonces estar en el currículo?

K.M.: Sí. Cuando las capacidades socioemocionales de una sociedad están fortalecidas, sus individuos tienden a ser mejores a la hora de capotear situaciones desafiantes y resolver problemas. Estos individuos tienden a manejar mejor los conflictos que nos depara el siglo XXI. Quien es hábil en lo socioemocional sabe navegar en la incertidumbre.

SEMANA: Ante la firma de la paz en Colombia, ¿qué recomendaría tener en cuenta para los planes del gobierno en educación?

K.M.: Un sistema educativo que integre el aprendizaje social y emocional puede aportar a la estabilidad y cohesión social de un país. Cuando un niño o un adulto tienen un sentido fuerte de la empatía y la resiliencia, es más capaz de capotear las dificultades de la vida y contribuir a construir una sociedad estable.

SEMANA: ¿Cómo podría ser concretamente en una escuela una clase que refuerce lo socioemocional?

K.M.: Tomemos una clase de historia, donde el contenido suele estar enfocado en transmitir información. Tradicionalmente, un maestro entrega conocimiento y luego examina a los alumnos. La idea es ir más allá y usar la clase de historia como una oportunidad para incentivar la discusión en clase: ¿por qué sucedió lo que sucedió en Colombia? ¿Cómo deberían los colombianos manejar el asunto? ¿Cómo podría Colombia ser un país mejor? Todo en el salón de clase.

SEMANA: ¿El maestro modera el debate?

K.M.: Sí, un maestro puede ser un mentor que facilita la discusión. Cuando un niño o un joven debate, aprende a argumentar, a respetar opiniones contrarias y a adaptar o pulir las opiniones propias. Al final, el método ayuda a mejorar el sentido de entendimiento intercultural en una sociedad.

SEMANA: En el posconflicto, los colombianos estarán expuestos a sentimientos negativos como el deseo de venganza. ¿Cómo manejar esto en el salón de clase?

K.M.: No existe una única solución para esto. Lo que puedo decir es que los maestros pueden convertir también estos temas en material de discusión en clase, incluso con niños. Cuando a un niño se le da la posibilidad de expresarse abiertamente y de discutir sobre temas difíciles, pero importantes, se les da a la vez la oportunidad de aprender a comunicarse mejor, a entender las posiciones de los otros y, sobre todo, a expresar tolerancia.