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Panorama de la carretera principal que comunica Bogotá con Chía. | Foto: Foto: CAR Cundinamarca.

LLUVIAS

Cundinamarca enfrenta la emergencia más grave de los últimos 100 años

El 99 por ciento de los 116 municipios del departamento presenta graves inundaciones y deslizamientos de tierras. El número de personas afectadas se acerca a 80.000.

20 de mayo de 2011

Nunca en la historia del departamento de Cundinamarca se había registrado una emergencia similar. Las lluvias que no cesan acabaron con la capacidad de los ríos de la región y sus aguas hoy acaban con cultivos, ganado y viviendas.
 
Excepto El Rosal, todos los municipios enfrentan emergencias y víctimas: 68.000 personas aparecen en los registros como afectadas, 33.000 hectáreas están inundadas (un área superior a la zona urbana de Bogotá) y las pérdidas en producción e infraestructura agropecuaria suman 215.000 millones de pesos.
 
La situación actual en Chía es preocupante. La creciente del río Bogotá, que se inició el viernes 13 de mayo en el Páramo de Guacheneque (ver infografía), llegó el miércoles de esta semana al municipio. La inundación más grave se presenta en la Universidad de la Sabana donde el río abrió de nuevo un boquete en el jarillón que se había reparado a finales de abril. 

Los seis barrios de Chía que se inundaron en Semana Santa siguen con agua. El aumento de los niveles del río Frío y del Bogotá han hecho imposible que los habitantes afectados superen la emergencia. Lo complejo del asunto es que, según IDEAM, seguirá lloviendo en los próximos días.
 
A pesar de las inundaciones, las vías no están cerradas, pero sí restringidas. Está habilitada la circunvalar que sale de Chía hasta Teletón y con un reversible frente a la Universidad de la Sabana. “También hay paso por la vía Zipaquirá-Briceño, Chía–Cota–Siberia-Calle 80, y la vía de Alto de Patios – Cajicá – Sopó – Briceño”, afirmó el general Rodolfo Palomino, comandante de la Policía de Carreteras.  
 
Simijaca también padece las inundaciones. El río Suárez se desbordó esta semana hacia el lado del departamento de Boyacá, pero hizo que el río Simijaca aumentara su caudal e ingresara al municipio. Según los reportes de la alcaldía de la zona, 679 familias están damnificadas y cerca de 8.000 cabezas de ganado se ahogaron.

Además de Simijaca, los municipios de Fúquene (en Cundinamarca) y San Miguel de Sema y Chiquinquirá (en Boyacá) están en alerta por el riesgo de desbordamiento de la Laguna de Fúquene.

Mosquera, de los primeros afectados
 
La emergencia en el departamento comenzó el año anterior con las inundaciones en Mosquera, donde 2.000 reses se ahogaron y 3.000 hectáreas de pastos y cultivos quedaron bajo el agua en noviembre pasado.
 
Aunque hubo una tregua de tres meses, la situación se complicó pocos días antes de comenzar Semana Santa. La gravedad de la situación quedó en evidencia la noche del 18 de abril, cuando una avalancha proveniente de la quebrada Negra entró con violencia al municipio de Útica y dejó daños en el 85 por ciento del casco urbano: dos personas murieron, 1.050 siguen afectadas y 123 casas quedaron destruidas.
 
Tras la avalancha, la actividad panelera, típica de este municipio, se afectó. Lo mismo ocurrió, en esa misma semana, en Ubaté, donde la minería y la producción lechera quedaron prácticamente paralizadas: en su momento 853 fábricas no tenían leche y la producción se redujo en 90 por ciento.
 
La situación, según el gobernador del departamento, Ándrés González, comienza a aumentar el desempleo en la región. La Gobernación tiene trazado un proyecto que permita emplear a las personas afectadas en las obras de recuperación y rehabilitación, que comenzarán cuando las lluvias lo permitan.
 
Alrededor de 56.000 cabezas de ganado, según la Gobernación, quedaron borradas del mapa. El sector floricultor también presenta pérdidas y la preocupación es grande, puesto que es uno de los mayores generadores de empleo en el departamento.
 
Según ASOCOLFLORES, el 75 por ciento de los cultivos de flores están en la Sabana de Bogotá. En todo el país, el invierno afectó el 95 por ciento de las zonas donde hay mayores cultivos de exportación.
 
Como si fuera poco, el panorama de las vías no es el mejor. En la vía Guaduas-Honda la calzada se perdió. Las montañas, según el gobernador, “se están derritiendo” y en la actualidad hay alerta roja en Guayabal de Síquima, Albán, Guaduas, Cabrera y Sumapaz. 240 puentes tienen problemas, así como 151 sedes educativas y siete clínicas y hospitales. En 47 municipios hay afectaciones en acueductos y/o alcantarillado.
 
Más de 70 municipios de los 116 tienen dificultades en su infraestructura vial, que sumada a la saturación de las tierras, no permiten la construcción de obras definitivas.

Según el Instituto Agustín Codazzi (IGAC), las inundaciones son las más grandes de los últimos cien años (desde cuando hay registros) y la recuperación de las tierras podría demorar “meses, incluso años”.
 
Para el caso de Cundinamarca, la situación es compleja: el río Bogotá es el mayor responsable de las inundaciones actuales y su alto grado de contaminación retrasará la recuperación de las hectáreas bajo el agua. Basta decir que el 90 por ciento de la contaminación de este río es orgánica, en su mayoría proveniente de la capital del país.
 
Después de evacuar el agua, vendrá un proceso de descontaminación para que la tierra vuelva a ser productiva, pero esta vez, con las reformas necesarias y amigables con el medio ambiente.