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PAREJA.

Cupido secuestrado

Mientras Jorge Géchem lanzaba su libro en la Casa de Nariño, su ex esposa, Lucy, recibía el suyo de la imprenta. Con estos dos nuevos libros se abre un nuevo capítulo de la historia de los secuestrados.

15 de noviembre de 2008

Colombia se puede preciar de tener un boom editorial inédito en el mundo: el de los libros de secuestrados que por fuga o rescate logran su libertad. En lo que va corrido de 2008 se han publicado ya tres con impresionantes relatos sobre la experiencia del secuestro. Mi fuga hacia la libertad, del policía John Frank Pinchao; Siete años secuestrado por las Farc, del ex congresista Luis Eladio Pérez, y El trapecista, del ex canciller Fernando Araújo.

Pero dos nuevos lanzamientos, dentro de esta misma saga, tienen un ingrediente adicional: el del mal trago que se pasa cuando el secuestrado vuelve, pero el amor hacia su pareja se queda enterrado en la selva. Eso le pasó al ex congresista Jorge Eduardo Géchem. Tras 24 años de casado con su esposa Lucy, seis de ellos mientras estaba secuestrado, al regresar del secuestro decide romper con su esposa.

Y no es extraño. El drama del secuestro deja profundas cicatrices en las relaciones de las personas, como les ocurrió a Fernando Araújo y su esposa Mónica Yamuhre.

Pero en el caso de los Géchem, lo que se podría resolver en la intimidad de la familia, ahora, por cuenta de la acogida en el mercado de este tipo de historias, ha saltado a las librerías.

Lucy tituló su libro Amores que el secuestro mata y en él hace un recuento de los pormenores de los 70 días que vivió con Géchem después de su liberación el 28 de febrero. "El 10 de mayo, día de la madre, recibí el peor de los regalos. Jorge Eduardo se fue de la casa sin explicación alguna, nos abandonó", escribe Lucy.

El tono de corazón herido, de una mujer que durante seis años padeció esa otra cara del secuestro, la de la espera, recorre prácticamente todas las páginas. Y así lo deja claro desde el arranque de su libro, al citar como epígrafe "Desdichado de aquel que, cuando finalmente llegó el día de sus sueños, encontró todo distinto a como lo había añorado", frase de Víctor Frankl, el siquiatra austríaco que se hizo famoso con su libro en el que contó su experiencia en los campos de concentración nazi.

Por momentos el libro de Lucy Artunduaga camina en un filo narrativo entre esa dura tragedia de seis años de espera contada como si estuviera sentada en la sala, y ciertas dosis de reclamo amoroso y de detalles íntimos dignos de una canción de Pimpinela. "Uno de los grandes reclamos que Jorge Eduardo me hace, ahora que goza de su libertad de nuevo, es el de malos manejos económicos, el término que utilizó fue el de 'manguiancha'. Sin embargo, lo que hice fue mantener lo que teníamos (casi todo), pagar unas deudas grandes que él dejó y vivir. ¿Cómo pretendía él que yo subsistiera, con mis dos hijos, cuando yo ya no tenía trabajo y sus sueldos dejaron de entrar?".

Lucy no sólo cuenta con detalle cómo decenas de avivatos que le prometían noticias de su esposo secuestrado le robaron 30 millones de pesos, sino que también transcribe la contabilidad de la que le dio cuentas a su esposo, como si también quisiera mostrar al país que no es verdad, como ha dicho el rumor en círculos políticos, que Géchem se había separado porque estaba en desacuerdo con el manejo de la plata. "Cuando se produjo el plagio, 2002, nuestras deudas ascendían a 869.000.000 de pesos, y a su regreso, en 2008, el monto es de 150.000.000 de pesos, a excepción de algunos compromisos que todavía tenemos con la Dian".

"Sólo me resta decirle que hubiera preferido mil veces no tener ningún bien para relacionarle, ni haber recibido dineros en su ausencia para salvar un pequeño patrimonio que con mucho esfuerzo logramos construir y encontrar como siempre añoré: la felicidad", le anota en una carta del 15 de octubre pasado, recogida en el libro.

Aunque el libro de Géchem, ¡Desviaron el vuelo!, se concentra en el relato de su secuestro, de todas maneras le dedica unas muy pocas líneas al tema, que bien podrían entenderse como una respuesta: "No tengo compromisos con nadie. No jugaré mi corazón al azar -parafraseando 'La Vorágine'- pero estaré abierto a la felicidad, si encuentro un amor sincero".

Y el contrapunteo entre uno y otro va más allá del contenido. El viernes pasado, mientras el libro de Jorge Eduardo era lanzado en la propia Casa de Nariño, el de Lucy quedaba ya listo para ser publicado en los próximos días. Mientras el prólogo de Jorge Eduardo se lo hizo el propio presidente Álvaro Uribe, Lucy le pidió el suyo a la primera dama.

De todas maneras, más allá de los episodios de desamor y dolor, los dos nuevos libros sumarán a la historia de lo que ha sido ese capítulo infame del secuestro en Colombia.

Géchem cuenta en su libro detalles desconocidos de su correría por las montañas de Algeciras en medio del fuego cruzado, su intento frustrado de fuga con un jefe de las Farc que le pedía "un pedazo de tierra en Boyacá o en el Llano"; su paso por la vereda Guacamayas, en el Caguán, donde se casaron sus padres y que él visitó cuando tenía 7 años, y el inolvidable día en que les regalaron un bulto de naranjas a cada uno de los secuestrados. También hace reflexiones sobre cómo se ve a las Farc y al país desde la selva.

Este, sin duda, ha sido el año de la libertad en Colombia. Los rescates, las fugas y las liberaciones han aliviado, en buena parte, el conflicto que vive el país. Estos dos libros, más allá de los detalles personales, son testimonio de esa historia.