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Emilio Tapia dejó a su esposa, Astrid Hoyos, por cuenta de una relación con Natalia Morales. En diciembre estuvo con ella en un lujoso apartamento en Cartagena.

CORRUPCIÓN

¡De parranda en parranda!

Emilio Tapia, a quien la Fiscalía considera el puente clave entre los hermanos Moreno y los contratistas para el pago de sobornos, se está dando la buena vida. SEMANA revela detalles inéditos de sus bienes y de su cuenta en Suiza.

25 de febrero de 2012

En las fiestas del pasado 20 de enero en Sincelejo todos vieron a Emilio Tapia. El polémico empresario del 'carrusel de la contratación' en Bogotá fue el centro de todas las miradas. Por todos lados se paseó con Eileen Roca, la señorita Colombia 2006. Los vieron en la fiesta del Club Sincelejo, tambien en el casetón de la avenida Ocala,donde Poncho Zuleta le mandó un saludo diciendo: "Aquí está el hombre de las vías, el hombre de las carreteras de este país", y aparecieron también en un concierto de Iván Villazón y en otro de Silvestre Dangond. Este último, incluso, lo saludó en medio de su canto: "Y si ellas quieren... cómo se hace", haciendo alusión a esa repentina atracción de las mujeres por Tapia.

Pero esa no es la única fiesta que ha gozado este joven de Sahagún (Córdoba) en los últimos meses. En diciembre estuvo en Cartagena, en un exclusivo apartamento frente al mar, con Natalia Morales, según vieron sus amigos en una foto que publicó en su BlackBerry. Y antes también se le había visto feliz con Natalia -en otra foto en el perfil del Messenger de su teléfono móvil- en la exclusiva urbanización de San Simón en las afueras de Bogotá (ver fotos). Por Morales, Tapia dejó a su esposa Astrid Sofía Hoyos, con la cual llevaba cuatro años de casado.

Y meses antes, cuando ya entraban en calor las campañas para las elecciones de octubre pasado, Emilio Tapia también estuvo de parranda, en el cumpleaños de Pedro, el hijo del entonces alcalde de Sincelejo Jesús Paternina. La música estuvo a cargo del grupo del Chechi Maestre y Tapia pagó la cuenta. En Sincelejo se decía en ese entonces que aspiraba a conseguir el contrato de la valorización de la ciudad.

¿Qué estarán pensando el exalcalde Samuel Moreno y el exsenador Iván Moreno, ambos hoy detenidos, sabiendo que Tapia -según cree la misma Fiscalía- estuvo codo a codo con ellos en el escandaloso carrusel de la contratación de Bogotá? ¿Y qué estarán pensando los primos Nule, también desde La Picota, tal vez añorando las parrandas que ellos también disfrutaron antes?

Por no hablar de lo que pueden pensar los bogotanos, para quienes transitar por la ciudad se ha convertido en una pesadilla gracias a la herencia dejada por el carrusel.

La cuenta en suiza

El nombre de Emilio Tapia volvió a quedar sobre el tapete el pasado domingo cuando El Espectador publicó un artículo en el que contó que, paradójicamente, gracias a su divorcio han empezado a conocerse algunas de sus propiedades. Si bien Tapia dijo que no tenía nada para dividir con su exesposa, salieron a relucir algunas cuentas bancarias de menor cuantía, dos sociedades -Grupo Aliar (constituida con 100 millones de pesos) y Criadero Rancho La Fe-, así como una cuenta en un banco en Suiza. Sin embargo, eso puede resultar mínimo para el papel que se considera jugó el sucreño en el carrusel.

En realidad, contrario a lo que se cree, las autoridades van más adelante en el rastreo de los bienes. "Lo que se ha conocido hasta ahora, incluyendo el apartamento en Miami del que se ha hablado sería propiedad de los hermanos Moreno Rojas, es apenas una pequeña parte de lo que tienen ellos y Tapia", indicó una fuente del Estado.

SEMANA revela hoy el facsímil con el que el Credit Suisse le confirma a Tapia la apertura de su cuenta en el banco en Zúrich. El documento está fechado el 29 de diciembre de 2009 (cuando se empezaba a desatar la crisis de los Nule). Esa cuenta, según conoció esta revista, fue abierta con 50.000 dólares. También SEMANA pudo documentar que en su declaración de renta de 2010 aparece un patrimonio de cerca de 1.000 millones de pesos y un amigo asegura que tiene una colección de relojes de más de 400 millones de pesos.

Y tampoco se ha dicho que la Fiscalía ya tiene claro que Emilio Tapia era el puente entre Samuel e Iván Moreno y los demás contratistas. Tapia, de acuerdo con la investigación, era el que recibía los dineros de las comisiones y los ponía a buen recaudo. Se han identificado rutas vía Bucaramanga-Miami o vía Islas Vírgenes. Como dijo en su momento la revista Dinero, el Estado siguió en Estados Unidos la huella de la firma Geos Investment LLC, que aparecía a nombre de Tapia. Y todo indica que a través de esta se habrían manejado en ese país recursos por más de 30 millones de dólares de comisiones de los contratos en Bogotá.

Poco a poco se va reconstruyendo su emporio. Ha sido difícil porque Emilio Tapia desde el principio supo cómo hacerse invisible. Ni siquiera puso a su nombre a Geos, la primera empresa de contratos en Bogotá con la que también participó. Utilizó para ello a amigos de su natal Sahagún. Incluso, según pudo establecer esta revista, ni siquiera tiene a su nombre los carros que usa (ver facsímil).

Este hombre nacido hace 35 años, que creció en San Andrés, donde su padre era director de Aduanas, y que llegó a Bogotá hace menos de diez años a montar empresa, es dicharachero y hablador. Cuando se empezó a hablar de él, esta revista publicó unas fotografías suyas en un avión privado con el otro polémico contratista Julio Gómez, botella de whisky en mano y un grupo vallenato a bordo con destino a las fiestas de Sincelejo. En ese momento se empezó a destapar el carrusel de la contratación de Bogotá. Tapia comentó entonces que el avión no era suyo pero que a veces salía más fácil y barato alquilarlo que viajar en aerolínea.

En una grabación que publicó El Espectador, él le contaba a un grupo de sus íntimos amigos: "Las declaraciones de ellos ante la Corte, la Procuraduría, la Fiscalía, las he leído todas; viendo los escritos de acusación de Liliana (Pardo), Inocencio (Meléndez), el contralor (Moralesrussi), y los testimonios de Nule y de (Mauricio) Galofre… Es que yo me río por dentro, me río y me digo '¡si supieran cómo es de verdad verdad esta vaina: eso no es nada!'". Y parece que Tapia tiene toda la razón. Lo que se ha descubierto del descalabro en el Distrito "no es nada".

Por ahora, él está tratando de llegar a un acuerdo con la Fiscalía. Pero para lograrlo tiene que depositar 2.500 millones de pesos de un dinero que, está probado, le giraron los Nule como parte de pago de una comisión de un contrato de malla vial. ¿De dónde va a sacar la plata? ¿Será que algún otrora socio le ayudará con el dinero? ¿Qué explicación dará a los abogados de su exesposa para justificar el origen de esos bienes?

El pasado 11 de octubre, cuando se reunió con su exmujer y sus abogados para acordar los términos del divorcio, Emilio Tapia dijo: "No tengo nada para dividir. ¡Busquen si quieren!". Y luego, con un gesto entre irónico y socarrón, anotó: "Lo único que tenemos de la sociedad conyugal es el carro que tú manejas y a mí me corresponde la mitad", dijo Tapia dirigiéndose a su esposa. "Pero… es más, renuncio a mi mitad".