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Democracia y lo que falta

Un reciente informe del Pnud revela que a pesar del fortalecimiento de la democracia en los últimos 25 años, los retrocesos sociales, económicos y el neopopulismo podrían poner en peligro su estabilidad.

25 de abril de 2004

Nunca antes en Latinoamérica había habido tantos países con regímenes democráticos y nunca antes habían sido tan durables estas democracias, pero lo conquistado no está asegurado". El peligro de gobiernos autoritarios sigue latente debido a la gran desigualdad social que podría provocar que los ciudadanos renuncien a sus derechos sociales y civiles con tal de garantizar una mejora en sus niveles de vida

Esta afirmación podría resumir en buena medida el 'Informe sobre la democracia en América Latina: hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos', financiado por el Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas (Pnud) y dado a conocer el pasado miércoles por su oficina en Colombia.

El informe, el primero en realizarse en el mundo, tomó más de dos años en hacerse y recogió las opiniones de 18.643 ciudadanos y 231 líderes políticos y académicos de 18 países latinoamericanos, incluido Colombia.

Si bien las dictaduras parecen ser cosa del pasado, tal y como se encontró en el estudio que determinó que en la región el Indice de Libertad Electoral (IDE) ha pasado de 0,28 en 1977 a 0,93 en 2002 (escala de 0 a 1), la realidad social muestra que la desigualdad es extrema, que la pobreza está en 43,9 por ciento y la pobreza absoluta se extendió al 19,4 por ciento de la población.

Ante este contraste, Elena Martínez, directora regional para América Latina y el Caribe del Pnud, afirma que "estamos ante una coyuntura importante para analizar los déficits de nuestras democracias y revertir los errores. El informe es un primer paso que sólo puede tener sentido en la medida en que sea leído y analizado en el prisma de la realidad de cada país".

Desde esta perspectiva, Colombia es un buen ejemplo para estudiar pues ha sido el país más disciplinado de la región en aplicar políticas económicas dictadas desde el Consenso de Washington y que apuntaban al desarrollo social, político y económico de la región. Paradójicamente la economía colombiana no ha crecido como se esperaba y sufre problemas sociales de pobreza y desigualdad similares a los de otros países que no han sido tan aplicados.

De hecho, el informe encontró que las economías latinoamericanas han retrocedido y se muestran muy desiguales frente a las de Europa y Estados Unidos, que tienen ingresos per cápita superiores a 22.000 y 30.000 dólares, mientras que el ingreso per cápita de los latinoamericanos es de un poco más de 3.800 dólares, según la Cepal y Ocde.

Esta enorme brecha revela que se han aplicado políticas económicas 'unificadas' que no responden a los contextos propios de los Estados, ni al respeto de los derechos civiles y sociales. Al parecer, han producido diferencias entre las demandas sociales de la población y las exigencias económicas de los organismos multilaterales.

Esta tensión ha hecho que la legitimidad de los Estados disminuya pues los modelos de representación política no se han articulado a procesos sociales. A la deuda social se agrega la poca representatividad de los partidos (institución que genera menos confianza entre los entrevistados) y la deficiente apropiación por parte de los procesos electorales y democráticos de los ciudadanos. La mayoría de los latinoamericanos están desconectados de la vida política y social de sus países. Casi siete de cada 10 personas no tienen una participación democrática más allá de las urnas.



¿Quién manda en América Latina?

Uno de los temas importantes que aborda el estudio del Pnud es la opinión de los ciudadanos sobre sus democracias y sobre quién ejerce el poder. De acuerdo con los resultados, las decisiones importantes sobre el futuro de los países de la región han quedado en manos de los organismos multilaterales, las multinacionales, los empresarios y los medios de comunicación. "Se trata de una situación que requiere volver hacia el fortalecimiento democrático del Estado, sus instituciones y el desarrollo social que éste debe propender", opina Augusto Ramírez Ocampo, coordinador del informe para el área andina.

Estos nuevos poderes han aparecido frente a la disminución de los poderes del Estado y la representatividad de los partidos políticos. Por eso los gobiernos de la región se ven solitarios ante los grandes movimientos de la globalización y de los mercados, sin herramientas internas para tomar ventaja de estos fenómenos.

Las percepciones frente a la democracia por parte de los ciudadanos encuestados también es contradictoria. Un 48,1 por ciento prefiere el desarrollo económico a la democracia y 44,9 por ciento apoyaría un gobierno autoritario si éste resolviera los problemas económicos de su país. Dentro de estos parámetros, Colombia aparece como uno de que más presenta esta tendencia.

Luis Felipe Vega, director de la maestría en estudios políticos de la Universidad Javeriana, dice que América Latina tiende a dos modelos de corte neopopulista. Uno que trata de salvar la institucionalidad a partir del respeto a las normas y órdenes jurídicos, con un discurso nacionalista aglutinante que define políticas autoritarias de defensa a los derechos de propiedad y que no hace nada por los derechos económicos y sociales, y otro modelo que trata de captar las bases sociales por medio de un discurso reivindicatorio de las desigualdades sociales, pero que en el fondo socava la participación de esos mismos sectores. En los dos modelos los índices de democracia son mínimos.

Frente a la paradoja de mayor democracia y menor desarrollo social, el informe concluye que para lograr afianzar este modelo político y disminuir los niveles de pobreza, las salidas están próximas sólo si cada país decide hacer un debate serio y aliarse con sus vecinos para conformar un bloque que les dé autonomía frente a la globalización.

A su vez sugiere un enfoque económico que incluya a los ciudadanos y un ejercicio de la política que le devuelva su prestigio por medio del debate y defensa de los temas que realmente le interesan a cada país.