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| Foto: Tomada de Youtube: Miguel Arrázola

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Al pastor Arrázola ahora lo denunciaron por hostigar supuestamente a personas LGBTI

El mismo sermón que lo puso en la palestra por las presuntas amenazas contra un periodista, le valió la acusación de promover la violencia contra esa comunidad. En su discurso usó palabras despectivas como "mariquitas empolvadas" o "roscograma".

16 de abril de 2017

La prédica que dio el pastor Miguel Arrázola en su inglesia Ríos de Vida, en Cartagena, el pasado 10 de marzo, le sigue pasando factura. Primero estuvo en el centro de la polémica por las supuestas amenazas de muerte que lanzó ese día contra un periodista. Ahora, el religioso tiene que atender una denuncia en la que lo acusan de haber hostigado y promovido la violencia contra las personas LGBTI por medio de su discurso. 

Wilson Castañeda Castro, representante de Caribe Afirmativo, una organización dedicada a defender y promover los derechos de esa población, fue quien interpuso el recurso ante la Fiscalía. Específicamente, el denunciante resaltó los apartes de la prédica en los que Arrázola hizo referencias ofensivas a esa comunidad:

"Maricas, mariquitas empolvadas, eso es lo que son, unos maricas, el roscograma, roscón en cacacho es marica, también como sabes que no te puedo pegar, que bien te mereces un par de garnatadas míos y yo tengo uno manes tabluos aquí que yo te puedo hacer la vuelta". Esas fueron algunas de las palabras del pastor, en una prédica en el que al parecer se dirigía al periodista Lucio Torres, quien había hecho publicaciones en las que aseveraba que el pastor y su familia se quedaban con millonarias sumas mensuales por cuenta del diezmo de sus fieles.

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"Miguel Arrázola, a través de su discurso, promueve actos de hostigamiento orientados a causarle daño físico o moral a un grupo de personas en razón de su orientación sexual", se lee en la denuncia de Castañeda, en la que pidió que se investigue al pastor y se le impute por el delito de hostigamiento agravado por el hecho de que las declaraciones fueron pronunciadas en frente de una multitud.

En la denuncia, además, se argumenta que Arrázola es una figura pública, de autoridad e influencia frente a su comunidad, por lo cual, asegura Castañeda, esa prédica "es un mecanismo idóneo para promover e incentivar conductas discriminatorias, e incitar a la violencia verbal y física contra las personas LGBTI, en razón de su orientación sexual, por parte de los fieles".

Así se suma un nuevo episodio al caso de Arrázola, derivado de sus palabras en la comunidad religiosa. La historia comenzó con las publicaciones del periodista Lucio Torres, quien desde el año pasado viene asegurando que el religioso y sus allegados reciben alrededor de 200 millones de pesos mensuales en diezmos de su iglesia Ríos de Vida, una de las más populares de la Costa.

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Luego vino el sermón de la discordia, en el que el pastor le respondió al periodista sin hacer una alusión directa a él. “Como sabes que no te puedo pegar, porque bien te mereces un par de gaznatas (golpes) míos, yo tengo unos manes tablú aquí que te pueden hacer la vuelta. Dale gracias a Dios que soy nacido de nuevo, tengo al Espíritu Santo y a Jesucristo en mi corazón, porque hace rato estuvieras en la ciénaga de la Virgen, así metido, así. Te mando a Nigeria, ese te acaba, te mata ese man”.

Las declaraciones fueron reproducidas en distintos medios de comunicación nacionales, y entre distintas personas y organizaciones, incluida la Federación para la Libertad de Prensa (FLIP), se escucharon voces de rechazo. En las redes sociales su nombre se convirtió en tendencia. Fue tanto el eco que el pastor terminó pidiendo disculpas, eso sí, de manera amplia, sin hacer referencia al periodista:

“Mis hermanos en la fe que se sintieron mal en esta situación, pido también perdón a quienes sienten que sus diferencias y derechos han sido vulnerados de alguna manera por mí”, dijo en un video que él mismo divulgó. Y agregó: “A quienes me atacan les reitero que los respeto profundamente y que soy un convencido de que pensar diferente es un derecho, pero esta será la única respuesta que reciban de mi parte, no me presto más para este juego”.

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Pocos días después de esas delcaraciones, siete de los pastores y ministros reunidos en la Iglesia Cristiana Evangélica de Colombia, que representan a varias de las congregaciones más grandes del país, firmaron una carta en defensa de Arrázola. "A pesar de la generosidad y la humildad expresadas por el pastor Arrázola, quien pidió perdón públicamente (...) se puede observar que se insiste en una agria y exacerbada persecución hacia esta familia y ministerio".

En la misiva también se lee: "Acudimos a la cordura para que se desista en insistir en estas manifestaciones negativas y sistemáticas. No sólo vulnera la libertad de cultos y de expresión que nos ampara la Constitución y las leyes nacionales el debido proceso (sic), sino que también genera una innecesaria y exacerbada atmósfera de persecución y violencia, que no le viene bien al momento de país que vivimos".

Después de ese pronunciamiento, la espuma bajó para Arrázola. Pero casi un mes después, cuando el tema parecía saldado, se conoció esta denuncia, que pone al pastor de nuevo bajo la lupa, ya no solo de la opinión pública, sino también de las autoridades judiciales. Si la Fiscalía acoge los argumentos de Castañeda, será un juez el que determine si el pastor Arrázola realmente hostigó y promovió con su discurso la violencia contra las personas LGBTI.