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En las principales capitales colombianas hay gran inquietud por lo que será el nuevo rumbo en la ciudad. | Foto: SEMANA

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Los desafíos de los nuevos alcaldes en Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena

Los mandatarios de estas ciudades arrancan con grandes retos. La ciudadanía, desde ya, comienza a fiscalizar el cumplimiento de promesas de campaña. Estas son las necesidades más apremiantes.

31 de diciembre de 2015

Es natural que este primero de enero, en todo el país,  haya grandes expectativas por los nuevos gobernantes, que inician este viernes cuatro años de administración. Salvo Barranquilla, donde la familia Char seguirá al comando. En las principales capitales colombianas hay gran inquietud por lo que será el nuevo rumbo en la ciudad.

En Medellín, por ejemplo, Federico Gutiérrez asumirá el desafío. Un joven, respetado y reconocido empresario; maurice Armitage, será el el encargado de orientar el futuro de Cali. Y en Cartagena todos están a la espera de ver qué pasa com Manuel Vicente Duque.  
 
Seguridad y movilidad, los principales retos en Medellín
 
Aníbal Gaviria deja la alcaldía de Medellín con la cifra de homicidios más baja en 40 años. En 2015 fueron menos de 500. Ya está lejos ese 1991 en que la capital antioqueña llegaba a 7.000 asesinatos y se convertía en la bandera mundial del crimen. Y aunque plausible, no es suficiente: flagelos como el microtráfico, la extorsión y el hurto campean por el centro de la ciudad, por lo barrios periféricos.
 
Mantener la tasa baja de homicidios y combatir esos crímenes que minan la seguridad de una ciudad que no olvida el pasado de días oscuros, es el primer reto que tiene desde este primero de enero Federico Gutiérrez, elegido alcalde por un movimiento independiente.
 
Las diferentes encuestas aplicadas en Medellín muestran que la percepción de inseguridad es alta. Por eso en las pasadas elecciones los candidatos pusieron el tema en el primer lugar de sus agendas, pues los ciudadanos no quieren volver a la zozobra de otros años.
 
Dice Gutiérrez a Semana.com: “La seguridad y la convivencia son nuestro primer reto, tenemos que superar la inseguridad, que sea integral, donde brindemos tranquilidad a la gente. Necesitamos acciones contra el crimen y mucha oferta social y oportunidades. Siempre es importante seguir disminuyendo homicidios, pero la seguridad no se mide por un único indicador, en Medellín aumentó el hurto, la extorsión, desplazamiento intraurbano y las desapariciones”.
 
Y a reglón seguido está la movilidad. La capital antioqueña afronta tiempos de trancones y saturación en las vías principales. La obra Parques del Río, que todavía está en su primera etapa, apenas despunta y quedan meses de obras y atascos. Y Gutiérrez lo sabe, por lo que le apuntará a consolidar el sistema integrado de transporte, la movilidad sostenible con uso de las redes camineras y la ciclo-ruta. “Si hay algo que hoy genera desequilibrio social es la forma como nos movemos, quienes más pagan son los que menos tienen”, dice.
 
Además está la educación, que ha crecido en cobertura y en infraestructura, pero que en calidad sigue rezagada. El otro reto es la recuperación del centro de Medellín que sigue en la mira de delincuentes, bandas de extorsionistas y grupos de limpieza social. Otro punto es mejorar la calidad del aire, pues hay días en que las montañas circundantes se ven borrosas, ocupadas por una espesa neblina de contaminación. Y la lista de retos puede continuar.  
 
“La cultura ciudadana será el eje transversal de nuestro gobierno. Medellín es más que Alcalde y Concejo, y cada uno de sus habitantes debe ayudar a que la ciudad avance. Este tiene que ser el eje transformador”, dijo Gutiérrez, quien no desconoce los problemas de la ciudad, que fue concejal por dos periodos seguidos y que tuvo como argumento en su campaña el haber caminado por muchos años en Medellín y haber conocido de primera mano los problemas de los paisas.
 
Los retos de Armitage
 
Desde hace varias décadas a la capital del Valle la vienen azotando cuatro grandes males que hasta ahora ni los buenos gobernantes han podido erradicar.

Desde el fenómeno de inseguridad, pasando por los penosos racionamientos de agua potable, ya sea en verano o invierno; los traumáticos trancones vehiculares que se arman en toda la ciudad y la falta de vías de acceso, hacen parte de los dolores de cabeza que más sufren los caleños.
 
En materia de seguridad existe toda una paradoja, ya que si bien los índices de homicidios se han reducido a porcentajes históricos, delitos como atracos y hurtos siguen siendo la mayor queja de los ciudadanos. A ello se suma que las masacres esporádicas, como consecuencia de las vendettas mafiosas, terminan por empeorar la percepción de inseguridad.
 
Esa misma paradoja se presenta en la movilidad de la ciudad. Pese a que los caleños y la nación invirtieron billones de pesos para poner en marcha el Sistema de Transporte Masivo más conocido como MIO, hasta ahora la solución parece ser peor que la enfermedad.
 
A los problemas económicos y fiscales que padecen los operadores del MIO, se suma que los usuarios no lo ven con buenos ojos debido a serios inconvenientes como demoras, congestión, falta de buses y cubrimiento. Todo ello trajo como consecuencia que siete años después de estar funcionando el MIO aún no encuentre su punto de equilibrio ni cumpla con metas de movilización de pasajeros.
 
Y si por el MIO llueve, en el resto del sistema de transporte de la ciudad no escampa. Pese a la mano dura que en materia vial le impregnó la administración de Rodrigo Guerrero, el tráfico vehicular caleño es un caos.
 
Por ahora el tema se quedó en medidas de represión como las sanciones a los infractores que se multiplicaron con la puesta en marcha de las famosas fotomultas. Pero el caos vial persiste.
 
Pero sin duda el mayor dolor de cabeza de los caleños y que adquiere una importancia coyuntural es la falta de agua potable. Increíblemente desde hace varias décadas en la ciudad se viene advirtiendo la necesidad de fuentes alternas de abastecimiento, pero las alertas se quedaron solo en estudios.
 
Esa desidia administrativa tiene a los caleños padeciendo de sed cientos de veces cada año, debido a los continuos racionamientos por cuenta de la excesiva sedimentación del río Cauca que abastece al 75 por ciento de la ciudad. Lo irónico del problema es que los cortes de agua se dan ya sea en verano o invierno.
 
¿Y en el Caribe?

Barranquilla, Cartagena y Santa Marta, las principales capitales de los siete departamentos del Caribe colombiano, por volumen de población y desarrollo económico y social, tienen necesidades diferentes que a partir de este primero de enero serán los principales retos de los nuevos alcaldes.
 
Barranquilla, aunque se ha convertido en modelo de buen gobierno, gracias a la gestión de Alejandro Char y Elsa Noguera, quienes en los dos últimos periodos han mejorado notablemente en varios sectores, tiene como reto principal de disminuir la tasa de homicidios que a 30 de noviembre de  2015 había superado la cifra de 2014 (470 homicidios) y podría superar la de 2007.
 
Por eso el alcalde Char, al día siguiente de su elección, anunció que sacaría al Ejército a las calles. Días después agregó a su propuesta que también saldrían miembros de la Infantería. Expertos en el tema consultados por Semana.com, no le ven problema a que la seguridad sea compartida entre distintas fuerzas, pues en el pasado ya se ha hecho.
 
Reducir la tasa de homicidios no es la única prioridad del alcalde Char. De acuerdo con lo proyectado, en los próximos cuatro años el gobierno de Barranquilla se empeñará en construir obras de infraestructura clave en la proyección que han hecho para la ciudad.
 
Así mismo, la recuperación del espacio público del centro es otra de las urgentes necesidades lo que implica la reubicación de vendedores ambulantes, la peatonalización de algunas calles del centro y subterranizar las redes eléctricas. En educación y salud Char continuará con la obra de Elsa Noguera que, en estos campos ha tenido gran desarrollo. (Ver entrevista).

Por los lados de Santa Marta, la más antigua de las tres ciudades, la prioridad del alcalde Rafael Martínez, es continuar con la gestión del alcalde Carlos Caicedo Omar, quien se enfocó en la recuperación de la institucionalidad que se había perdido con las concesiones, logrando que en este año el distrito recuperara el manejo de sus finanzas y el mercado público.
 
El nuevo alcalde y su equipo de gobierno deben continuar con la recuperación del Centro Histórico, una apuesta importante para mantener el atractivo turístico de la ciudad, así como el mejoramiento de vías, recuperación de espacio público en el Centro Histórico, la construcción de nueva Sede Administrativa Distrital que ya cuenta con terreno, avanzar en la construcción de las obras para los XVII juegos Centroamericanos y del Caribe.
 
También, resolver definitivamente el déficit de agua que generalmente se agrava durante los meses de verano y que en los dos últimos años han sido dramáticos por el fenómeno de El Niño. Ya existen los estudios de la Universidad de los Andes para hacer una conexión con el río Magdalena, pero mientras se avanza en ese proceso, el Distrito, la Unidad de Gestión del Riesgo de Presidencia de la República y la empresa de Acueducto de Santa Marta, han construido pozos para poder abastecer a la población. Dos retos muy importantes que tendrá la alcaldía, es la conservación de la Sierra y el Parque Tayrona.
 
Transcaribe y buen gobierno
 
La ciudad que más retos tiene es Cartagena. Los niveles de pobreza, desempleo y problemas de movilidad tienen en jaque a la ciudad amurallada. En el último mes de 2015 el alcalde Dionisio Vélez, puso en marcha el sistema integrado de transporte Transcaribe, en medio de duras críticas y una encendida polémica porque la ciudad, reconocida por tener pocas vías, colapsó con la reducción de arterias para que Transcaribe pudiera funcionar.
 
Por las calles de la ciudad circulan 1.596 buses y busetas de servicio público que deben ser chatarrizados en los próximos tres años. Pero hasta el momento no les han pagado a los propietarios que ofrecieron entregar sus vehículos, los cuales están circulando por las vías paralelas compartiendo con los vehículos privados y taxis generando enormes atascos y malestar en muchos sectores.
 
El nuevo mandatario, Manuel Vicente Duque, no sólo debe enfrentar problemas de seguridad, transporte, salud, educación, sino que debe lidiar con el estigma de estar amarrado a la vieja clase política regional. Como lo reveló Semana.com a Duque lo rodea la sombra de viejos caciques que lo apoyaron para llegar al primer cargo del Distrito.
 
Otro desafío que tendrá que resolver el alcalde es la construcción de la Central de Abastos y el traslado del actual mercado de Bazurto. También deberá enfocarse en el déficit de vivienda y expedir un nuevo POT. Tampoco se resolvió fue la expedición del Plan Especial de Manejo de Protección del Patrimonio, concebido para proteger el Centro Histórico y su área de influencia.