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En medio de las posicions del Gobierno y las guerrilla de las Farc, las familias esperan el regreso de sus seres queridos. | Foto: SEMANA

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Desconfianza entre Gobierno y Farc, nuevo inamovible para liberaciones: analistas

Mientras unos sectores insisten en que las Farc deben liberarlos sin condiciones, otros le piden al Gobierno que acepte la mediación de un tercer país. En medio, las familias esperan el regreso de sus seres queridos.

1 de febrero de 2012

La expectativa por la liberación de seis de los uniformados secuestrados por las Farc se redujo este miércoles cuando ese grupo guerrillero anunció el aplazamiento de la operación humanitaria.
 
En la agencia Anncol, las Farc publicaron una carta dirigida a Piedad Córdoba y al Colectivo Colombianos y Colombianas por la Paz en la que argumentaban la decisión en que el Gobierno había militarizado la zona, según ellos, destinada para la entrega de los uniformados.
 
"El área que habíamos escogido para la liberación de los prisioneros de guerra Luis Alfonso Beltrán, César Augusto Laso, Carlos José Duarte, Jorge Trujillo, Jorge Humberto Romero y José Libardo Forero, todos integrantes de las fuerzas armadas estatales, capturados en combate, ha sido militarizada injustificadamente por el Gobierno de Colombia, lo cual nos impone aplazar su concreción", decía la carta.
 
El propio presidente Juan Manuel Santos y el ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón respondieron. Santos le pidió a las Farc que dejaran de lado "los trucos y los engaños". Pinzón afirmó que las Farc "nunca han mencionado coordenadas, nunca se ha mencionado región o zona alguna en donde se pueda prever que van a ser liberados los secuestrados".
 
El grupo guerrillero, además, hizo una advertencia, en la que afirman que los quieren liberar vivos pero que el gobierno prefiere “entregarlos en catafalcos a sus familiares”.
 
El país rechazó el comunicado de las Farc, pero también consideraron que el Gobierno debería flexibilizar su postura. Pues en medio está la vida de los secuestrados.
 
Luis Eladio Pérez, exsecuestrado, sostiene que el Gobierno debería aceptar la ayuda que ofrece Brasil ya que ese país ha demostrado ser imparcial en anteriores liberaciones. Así mismo, sostiene que la ayuda logística de un tercero es la mecánica normal en este tipo de procesos.
 
Iván Cepeda, representante a la Cámara (Polo Democrático), e integrante de Colectivo Colombianos y Colombianas por la Paz, llama la atención hacia lo que está en juego y dice que lo más importante es que los uniformados secuestrados recuperen su libertad, por lo tanto no ve correcta la negativa del gobierno al apoyo logístico de un tercero.
 
Alfredo Rangel, director de la fundación Seguridad y Democracia, por su parte está de acuerdo con la postura del gobierno al no permitirle según él "el show mediático" que quieren las Farc.
 
Además -dice-, el tema es de las liberaciones realmente está en manos de la guerrilla por ser ese grupo el que los tiene secuestrados. El Gobierno no tiene por qué darle garantías a un grupo que nunca ha dado muestras de voluntad política. Por lo tanto las Farc tendrían que liberar a los secuestrados sin pedir más a cambio.
 
Alejo Vargas, politólogo de la Universidad Nacional, está de acuerdo en que el problema de fondo es el retorno a la confianza. Si esa confianza se logra con un tercero o agente externo, el gobierno "no debería darle más vueltas".
 
Marleny Orjuela, vocera de Asfamipaz, e integrante del Colectivo Colombianos y Colombianas por la Paz reveló que le pidió al Gobierno información sobre las aeronaves que pretenden utilizar en el operativo de liberación. Pero tras el anuncio de las Farc le envió una carta al presidente Santos en el que le pide la intervención de Brasil en la logística.
 
"En sus manos está el que nos permita abrazarlos vivos y libres lo más pronto posible, ya que la guerrilla ha manifestado que va a liberar unilateralmente a seis de ellos", le dice Orjuela a Santos.
 
La expectativa por el regreso de seis uniformados secuestrados parece reducirse. Un obstáculo se cruza por la desconfianza entre las partes. Un obstáculo que, desde ya, apunta a ser el nuevo inamovible.