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Hace dos semanas, en un parqueadero en Cali la Dijín encontró 47 fusiles AK 47 de fabricación china.

JUDICIAL

Desde China con furor

Los grupos armados colombianos están usando de manera creciente fusiles de asalto chinos. La Policía ha decomisado más de 1.400 y cree que unos doce mil están en el mercado negro local. Ese país niega haberlos fabricado.

6 de agosto de 2011

La información era precisa y resultado de varios meses de seguimientos, trabajos con informantes y fuentes. Por eso un grupo de hombres de la unidad especial de investigación de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijín) no dudó en ingresar en el parqueadero de una vivienda en Cali para encontrar lo que llevaban buscando desde hacía varias semanas. En un pequeño vehículo rojo hallaron 47 fusiles de asalto AK 47, calibre 7.62 con sus respectivas bayonetas, y 214 proveedores con capacidad para 35 cartuchos cada uno.

La Policía tenía datos exactos que les indicaban que ese arsenal, de armas nuevas, formaba parte de un lote que ingresó por el puerto de Buenaventura unas semanas antes y había sido adquirido por Carlos García, alias 'Chocolate', un integrante de la banda de Los Rastrojos, capturado a comienzos de julio. Esos 47 fusiles, incautados el 28 de julio, iban a ser destinados a los integrantes de esa organización en zonas rurales para ser usados en la protección de laboratorios de droga. El golpe ratificó la existencia de un grave problema: el aumento del tráfico de armamento de guerra proveniente de China para diferentes grupos ilegales en Colombia.

El de hace dos semanas fue el vigésimo operativo efectuado por la Dijín en el último año y medio en el cual se incautan fusiles de asalto nuevos fabricados por la industria estatal china. En esa veintena de acciones se han decomisado un total de 1.430 fusiles, de los cuales 766 corresponden al modelo que produce ese país del AK-47, y 664 son fusiles CQ, que es una versión del R-15 estadounidense. Si bien el tráfico de armas en Colombia no es un tema nuevo, ya no hay duda de que el mercado negro, tradicionalmente abastecido por armamento disponible después de los conflictos armados en Centroamérica, está ahora dominado por los chinos. Lo preocupante es que, a pesar de la gran cantidad que ha sido decomisada por la Policía, la información existente indica que es apenas la punta del iceberg: en total, cerca de doce mil fusiles chinos habrían llegado con destino al mercado nacional. Los decomisos han ocurrido en todas las zonas del país y las ventas, como sucede con el tráfico de armas, no distinguen grupos. A comienzos del año pasado en Montelíbano, Córdoba, la Dijín encontró una caleta con 35 fusiles CQ pertenecientes a la banda de Los Paisas. Unos meses más tarde, en septiembre, tras la operación que terminó con la muerte del Mono Jojoy la Policía encontró que el jefe guerrillero y sus hombres tenían las mismas armas. Al inspeccionarlas, se descubrió que pertenecían al mismo lote que las incautadas a Los Paisas.

Los análisis técnicos efectuados a las partes de los fusiles no dejan duda de que fueron fabricados por Norinco, la fábrica estatal china. El gobierno colombiano solicitó a Beijing una explicación sobre la forma cómo salieron y a quién le vendieron esos fusiles que terminaron en Colombia, con el fin de rastrear y capturar los peces gordos de esa red de traficantes. Sin embargo, a pesar de pruebas, la respuesta oficial sencillamente negó que esos fusiles fueran de ese origen, lo que crea una gran dificultad para avanzar en la investigación.

El caso es que, pese a los crecientes decomisos, al menos diez mil fusiles circulan por todo el país con las obvias consecuencias que eso implica en términos de seguridad. Y, con los chinos negando que sean ellos los fabricantes, rastrear esta red de tráfico que alimenta el conflicto y la criminalidad en Colombia no será nada fácil.