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El viernes pasado, desde Buenaventura, el presidente Santos reveló que dos candidatos de la terna podrían estar inhabilitados.

BOGOTÁ

Deshojando la margarita

El presidente Santos no sabe qué hacer con la Alcaldía de Bogotá. Dudas jurídicas sobre algunos candidatos lo podrían llevar a devolver la controvertida terna.

14 de mayo de 2011

Se dice que después de la tormenta viene la calma, pero esa frase no parece funcionar en Bogotá. Ni las lluvias de la temporada invernal ni la tempestad política han dado muestras de que van a ceder. Después de la sorpresa inicial por la suspensión temporal del alcalde Samuel Moreno que ordenó el procurador Alejandro Ordóñez, la gran pregunta que quedó en el aire fue: ¿quién lo reemplazará y por cuánto tiempo?

Samuel Moreno podría estar por fuera de su despacho entre tres y seis meses si el procurador decide prorrogar la suspensión motivada por actos de omisión en la vigilancia de obras públicas. Si Moreno no renuncia, no le aceptan el recurso de reposición, no surte efecto la tutela que podría presentar y el Ministerio Público no le abre otro pliego de cargos por otro motivo, el alcalde estaría de vuelta en su despacho en el mes de noviembre, a un mes de entregarlo a quien resulte elegido en las elecciones de octubre. En el largo entretanto, alguien tiene que desempeñar el segundo cargo más importante del país.

Por ahora ese alguien es la ministra de Educación, María Fernanda Campo, por encargo que recibió del presidente Juan Manuel Santos. Campo conoce bien la ciudad porque fue la presidenta de la Cámara de Comercio durante más de quince años, con un solo paréntesis de menos de dos años en los que desempeñó el cargo de vicecanciller. Por el momento, María Fernanda Campo está montada en los dos potros: la Alcaldía y el Ministerio. Pero esa historia no puede durar mucho. En primer lugar, porque estar al mando de la capital del país y del Ministerio de Educación al mismo tiempo no es una carga nada fácil y es casi imposible por un periodo largo. Pero más importante aún, porque el presidente tiene la responsabilidad y la obligación de elegir el reemplazo del alcalde de la terna que presentó el Polo, partido al que pertenece Moreno.

El Polo le presentó oficialmente la terna a Santos el miércoles pasado y todavía no se sabe cuándo habrá humo blanco. El presidente se comprometió a hacer las consultas jurídicas de rigor y a entrevistarse con los integrantes antes de tomar una decisión, y todo parece indicar que no tiene afán. La terna está conformada por el presidente de la CUT y sindicalista de línea radical, Tarcisio Mora; Mariela Barragán, actual secretaria de Desarrollo Económico -por lo cual puede ser la que más experiencia tenga en el manejo de la capital-, y Jaime Moreno, exmagistrado y miembro del Comité Nacional de Ética del Polo, alejado hace varios años de los reflectores de la vida pública.

En términos generales, la terna fue mal recibida por la opinión pública. Muy pocas personas los conocen, ninguno sobresale por sus dotes de administrador y tampoco han tenido en sus manos una crisis como la que atraviesa la ciudad. Un editorial del periódico El Tiempo consideró, por ejemplo, que el Polo había perdido la oportunidad para reivindicarse con la ciudad y que prefirió la tranquilidad de sus corrientes internas sobre la tranquilidad de los gobernados. Otros se sorprendieron por la ausencia de pesos pesados de las toldas amarillas, como la presidenta del partido, Clara López, el senador Jorge Robledo, el concejal Carlos Vicente de Roux e incluso el excandidato presidencial Carlos Gaviria. Y el representante de La U por Bogotá Miguel Gómez le envió una carta al presidente Santos solicitándole que no acepte la terna, pues el abanico de nombres que ofreció el Polo es "inconveniente e inviable".

El consenso general es que los tres integrantes son personas honestas y con hojas de vida muy respetables, pero sin experiencia administrativa para manejar una ciudad en aprietos como es Bogotá en la actualidad. El solo monto de la contratación que se avecina es del orden de seis billones de pesos, y si algo muestra el pasado reciente de la ciudad es que en materia de contratación es muy peligroso aprender sobre la marcha. En estos meses se deben tomar decisiones importantes relacionadas con la licitación de recolección de basuras y el recaudo del Sistema Integrado de Transporte Público. Y además, la ciudad se tiene que engalanar para el Mundial Sub-20 de la FIFA, el segundo más importante del mundo, y sacar adelante importantes obras de infraestructura como la calle 26 y la décima para dar un respiro a los bogotanos, que no aguantan un trancón más.

Pero el Polo no dimensionó la importancia del encargo, se lavó las manos y le dejó el problema a Juan Manuel Santos. Y es un hecho que para el primer mandatario la coyuntura y el futuro cercano no pintan nada fácil. Por un lado, es consciente de que la mayoría de los bogotanos no están contentos con la terna. Por otro lado, no le gustaría incurrir en actos de talante 'uribista', como rechazar la terna por consideraciones discrecionales. Esto lo expondría no solo a acusaciones de desinstitucionalización, sino también a un corto circuito con el único partido de oposición que queda en el país.

La única posibilidad por la cual Santos devolvería la terna sin caer en estos peligros sería por razones meramente jurídicas. Los asesores del presidente están estudiando si la demanda del senador del Polo Luis Carlos Avellaneda es suficiente razón para considerar que la terna esté viciada. Al fin y al cabo, si el presidente designa a uno de los ternados y el senador gana posteriormente la demanda, el nombramiento sería inválido.

En la Secretaría Jurídica de Palacio también están examinando si es válido el concepto jurídico según el cual Mariela Barragán estaría inhabilitada por ser secretaria actual del Distrito y ejercer autoridad civil. Sin embargo, también es cierto que este mismo argumento aplicaría para María Fernanda Campo, quien también ejercía un cargo de responsabilidad civil. Y una cosa son las inhabilidades para un 'encargo' y otras aquellas para ser candidato en una elección popular. Igualmente hay dudas sobre si el exmagistrado Moreno estaría inhabilitado para concursar en la terna por tener más de 65 años de edad.

En la inauguración de un puerto en Buenaventura, el viernes pasado, el presidente Santos dio pistas sobre su decisión. Sin revelar nombres, dijo que según un concepto preliminar de su equipo, dos integrantes de la terna estarían impedidos y que esta semana se conocerían más detalles. No dijo a quiénes se refería, pero es casi obvio que se trataba de Mariela Barragán y de Jaime Moreno.

Lo más probable es que Juan Manuel Santos no tome ninguna decisión apresurada y se tome su tiempo para sortear este dilema. Sin embargo, aunque está entre la espada y la pared, bien podría basarse en argumentos jurídicos, afirmar que es un fiel defensor del Estado de derecho y devolver la terna al Polo. Así, no incurriría en actuaciones caudillistas y se aseguraría el respaldo de la mayoría de bogotanos, que están intranquilos con el futuro de la ciudad. Tal vez la única que no esté de acuerdo con que la decisión se demore un poco más es la ministra-alcaldesa, quien espera que no sean muchos más los días en los que solo pueda dormir cinco horas y dividir su tiempo entre sus oficinas del CAN y el Palacio Liévano.