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No se había vuelto a saber de los desaparecidos de la Toma del Palacio de Justicia desde 1985. | Foto: Archivo particular

JUSTICIA

Así se puso fin a un sufrimiento de 30 años

Semana.com revela detalles de la forma como los familiares de tres desaparecidos del Palacio de Justicia se encontraron con los restos de sus seres queridos.

20 de octubre de 2015

La noticia sobre el hallazgo de los cuerpos de las personas desaparecidas en el holocausto del Palacio de Justicia tomó por sorpresa a la opinión pública. Sin embargo, era la más esperada por sus familiares. Como lo decía René Guarín, hermano de Cristina, una de las empleadas de la cafetería, “llevamos 30 años a la espera de que nos entreguen al menos una falange”.

Cuando el caso de los desaparecidos parecía oculto en la memoria, sus familiares aún albergaban esperanzas de no dejar a toda una generación esperando por la verdad. Este anhelo aumentó desde la semana pasada, cuando hubo indicios de que la noticia que aguardaban por más de tres décadas, y que cada vez parecía imposible, estaría próxima a producirse. El jueves pasado, una llamada de Medicina Legal los acercaba, más que nunca, a los restos de sus seres queridos.

Ese mismo día se pusieron alerta. Los peritos del Instituto les pidieron las cartas dentales de sus seres queridos y los elementos de los que dispusieran para poder comparar la identidad con la de unos cuerpos exhumados en uno de los cementerios de la ciudad. Su cita con el destino estaba prevista para este martes, entre las 8 y las 10 de la mañana.

Ninguno entendía por qué se volvían a solicitar elementos con los que ya contaba la Fiscalía y el Instituto desde la famosa exhumación practicada en 1998. Sin embargo, todos estaban dispuestos a practicarse las pruebas que fuera necesario, para no perder esta oportunidad, pues nunca estuvieron tan cerca. Exámenes de sangre, pruebas de ADN, en fin, lo que fuera menester para acercarse a esa verdad tan esquiva. Este martes, todos llegaron cumplidos a la cita.

Sin tener certeza real sobre lo que se les comunicaría, los familiares de Cristina Guarín, Lucy Amparo Oviedo y Luz Mary Portela León ya lo advertían. Los restos de  sus seres queridos habían sido hallados. No podían creerlo. Era el fin de una dolorosa espera, en el transcurso de la cual murieron los padres, abuelos y tíos de algunas de las víctimas.

Extraoficialmente fueron informados de la manera como Medina Legal empezó a concentrar su búsqueda en 16 nuevas fosas de Cali (Valle), Soacha (Cundinamarca) y Bogotá.
Antes de la cita, las familias celebraron algunas reuniones con sus abogados,  en las que discurrieron algunas pistas de lo que ocurriría en Medicina Legal. Cada palabra, cada diálogo, cada información que recibieron los conducía a una conclusión: el encuentro con los restos de sus familiares. Aunque era triste e impactante, también era inminente.

Los abogados les señalaron cuáles eran los avances de la investigación. Se discutió sobre el hallazgo de las fosas, hasta ahora no exploradas, en las que podrían estar algunos de sus familiares. En fin, se ventilaron detalles que eran inequívocos de lo que se venía.

También extraoficialmente, a los familiares se les hizo saber del valor de los testimonios ofrecidos por el sargento (r) Bernardo Alfonso Garzón. Se trata de un militar detenido el 29 de enero del 2014, luego de casi 30 años de ocurrida la toma del Palacio de Justicia por parte del M-19, en quien se confiaba el hallazgo de parte de la verdad de lo ocurrido. La Fiscalía capturó al sargento considerado uno de los testigos clave de cuanto ocurrió con los 11 desaparecidos del holocausto. Se le sindicó de tortura, secuestro extorsivo y tentativa de homicidio.

Para noviembre de 1985, Garzón pertenecía al batallón Charry Solano, lugar al que habrían sido conducidos varios rescatados del Palacio, para someterlos a indignantes interrogatorios, maltratos y torturas, según se advierte en numerosos expedientes. En el momento de la captura de este uniformado en retiro, el fiscal Eduardo Montealegre la resumió como un triunfo para la justicia y un alivio para los familiares de los desaparecidos. Se cree que no se equivocó.

Pocas horas antes de la angustiosa cita de este martes, algunos de los familiares ya tenían la certeza que los suyos fueron encontrados en el cementerio Jardines del Recuerdo –en el norte de Bogotá– y en el del Sur. La confirmación estaba cerca.

La familia de Cristina Guarín llegó a las 8:00 a. m. La de Luz Mary Portela, a las 9:00. Y la de Luz Amparo Oviedo, a las 10:00. Se trataba de citas separadas con funcionarios, que fueron portadores de los pormenores de sus hallazgos, y les permitieron tener un contacto visual con los restos de sus seres queridos.

Allí vinieron las lágrimas, el trastorno, el dolor de pensar en lo que padecieron los suyos. Pero el sentimiento inefable de victoria empezaba a brillar. Luego vino el anuncio de la Fiscalía sobre el hallazgo. Muchos no lo podían creer. Se trataba de un histórico descubrimiento que poco a poco se fue tomando los principales medios de comunicación. La noticia se propagaba por doquier. No era para menos. Desde 1985 el país se preguntaba qué pasó con los desaparecidos del Palacio de Justicia.

Tal vez esa pregunta no se resuelve con el histórico anuncio de este martes. Ahora los familiares reclaman saber toda la verdad, por qué permanecieron desaparecidos durante tanto tiempo; más aún, qué les hicieron si es que en realidad los rescataron vivos del Palacio de Justicia.

La Fiscalía se comprometió a esclarecer esos interrogantes y por eso anunció una nueva línea de investigación. La historia que se enseña en los colegios y escuelas del país menciona 12 desparecidos. Ahora habrá que aclarar que tres de ellos fueron encontrados 30 años después. Por eso, este es apenas el primer capítulo de uno de los más trágicos episodios de la Nación, pues aún falta conocer qué pasó con las otras ocho personas que después del 6 de noviembre de 1985 nunca más regresaron a sus hogares.