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DIAS DIFICILES

Como sucede con todas las lunas de miel, la semana pasada se acabó la del Fiscal con la opinión.

26 de abril de 1993

AL TERMINAR 1992, LOS MEDIOS DE COMUNIcación agotaron el diccionario de elogios para referirse al fiscal General de la Nación, Gustavo de Greiff. "Personaje del Año", "Homhre del año, "Salvador de la Justicia", "Ultima esperanza del país~ fueron algunas de las expresiones que se escucharon y leyeron en diarios, revistas y noticieros, en relación con el fiscal, quien se convirtió así y por contraste con el desprestigio del presidente César Gaviria, en la persona por cuenta de quien sí podía haber futuro, no sólo para la justicia sino para todo el país.

Pero la semana pasada, apenas tres meses después de esta catarata de merecidos elogios a De Greiff comenzaron a pasarle cuentas de cobro El episodio más sonado, más no el único fue la enérgica respuesta de todos los altos mandos militares y de Policía, quienes le enviaron una carta el jueves para protestar por lo que consideraron injustas acusaciones en contra del llamado Bloque de Búsqueda que persigue desde hace cuatro meses a Pablo Escobar.
Sin embargo no fue ese el único fuego de artillería recibido por la cabeza del nuevo sistema acusatorio de la rama jurisdiccional. Los jueces también dispararon sus propias cargas, y por boca de su asociación, Asonal, acusaron a la Fiscalía de estar dedicada exclusivamente a los temas del narcoterrorismo y de la corrupción y de haber abandonado el resto de los problemas penales que, según la agremiación judicial, son los que afectan a la inmensa mayoría de los colomhianos. Desde el Consejo Superior de la Judicatura también hubo acusaciones contra la Fiscalía. Su presidente Pablo Cáceres criticó severamente el hecho de que la entidad que preside el Fiscal esté dedicada a divulgar sus provi dencias no como lo que son, acusaciones, sino como sentencias, con lo cual se pueden estar lesionando gravemente los derechos de los sindicados antes de ser efectivamente condenados.

ALBOROTO GENERAL
El más controvertido de los casos, el de las acusaciones al Bloque de Búsqueda, comentó el miércoles en la Comisión II de la Cámara, donde se celebraba una sesión para analizar la crisis de la Policía. El Fiscal fue ahordado por una nube de periodistas, y una reportera del noticiero QAP le preguntó si era cierta una versión según la cual la Fiscalía estaba investigando una denuncia en el sentido de que el Bloque de Búsqueda habría recibido mil millones de pesos del cartel de Medellín, a manera de soborno destinado a garantizar que no capturaran a Escohar.
El Fiscal aceptó que existía una denuncia en ese sentido, aclaró luego que no habían sido presentadas pruebas y que el informante se había negado a declarar bajo juramento, y agregó que esperaba que la denuncia no fuera cierta "porque sería gravísimo" . Hasta ahí la cosa era delicada pero no demasiado grave. Lo que indignó a los generales de las distintas fuerzas fue la frase con la cual el Fiscal concluyó su charla con los medios, y en la que aseguró que las razones que impedían la captura de Escobar estaban relacionadas con problemas de "corrupción, ineficiencia y cobardía" en las fuerzas encargadas de esta misión.
Al día siguiente, el Fiscal tenía en su escritorio una serena pero enérgica respuesta de los generales. La carta, firmada por el comandante de las Fuerzas Militarcs. general Hernán José Guz mán, y los jefes de las cuatro fuerzas (Ejército, Marina, Aviación y Policía), cuestionaba la forma como el Fiscal había hablado de las Fuerzas Armadas, pues había tendido "un manto de duda sobre la Fuerza Pública en general".
Para responder a la acusación de ineficiencia, los generales mencionaron a los más de 1.500 detenidos entre narcotraficantes y guerrilleros.. Y en cuanto al tema de la cobardía, le recordaron al Fiscal que en el código militar, ésta es delito, razón por la cual debían aportarse pruebas claras para sustentar una acusación semejante.
La verdad es que aunque hubo toda clase dc reacciones a este debate, la tendencia a mitad de semana fue la de cuestionar las afirmaciones del Fiscal. Y no tanto porque se crea que no haya problemas de corrupción ineficiencia y hasta cobardía en las Fuerzas Armadas, sino porque, tal y como lo señaló el alto mando, acusaciones en ese sentido lanzadas sin prueba alguna y en una conversación más bien desordenada ante un enjambre de grabadoras y micrófonos, en nada contribuyen a resolver esos problemas, y en cambio pueden colocar en la picota a todos los uniformados, sin distinguir entre justos y pecadores.
La otra razón por la cual las frases del Fiscal sorprendieron, es porque si bien la inmensa mayoría de los colombianos no cesa de preguntarse por qué no cae Escobar, esa misma mayoría reconoce que el Bloque de Búsqueda prácticamente ha desmantelado al car tel de Medellín, considerado hace apenas un par de años como una de las más fuertes y siniestras organizaciones criminales del planeta.

EL INFORMANTE
Las acusaciones perdieron aún más base al final dc la semana, cuando se conoció su origen. Según pudo establecer SEMANA con fuentes del Bloque de Búsqueda y de la Fiscalía, el jueves 11 de marzo un hombre de unos 30 años se presentó a la escuela Carlos Holguín de la Policía, centro de operaciones del Bloque en Medellín. Se entrevistó con el segundo comandante del Bloque y le ofreció ayudarle a ubicar a Alfonso León Puerta, alias el Angelito, así como una caleta con 1.5 millones de dólares.
El informante aseguró que al día siguiente habría una fiesta en una finca de Rionegro y que el Angelito asistiría.
Pidió de entrada 100 millones de pesos como recompensa por la información sobre el lugarteniente de Escobar, y exigió medio millón de los dólares de la caleta. El informante solicitó y recibió 70.000 pesos para quedarse esa noche en un hotel de Medellín, y volvió al día siguiente. Contó que la fiesta había sido aplazada una semana, y el segundo comandante del Bloque recomendó que una patrulla se desplazara con él hasta Rionegro con el fin de ubicar la finca.
Pero una vez en Rionegro, no pudo definir cuál de las casas era la de la fiesta. Al regresar al centro de operaciones del Bloque, hizo una nueva solicitud, esta vez por los 100 millones de pesos, con el argumento de que ya les había dicho dónde y cuándo estaría el Angelito. Los oficiales le respondieron que hasta que no se confirmara la información. no podrían pagar la recompensa.
El martes de la semana siguiente, el hombre reapareció, visiblemente borracho. La información que suministró era bastante más confusa, e incluso contradecía buena parte de lo que hahía narrado antes. Aunque los oficiales ya habían comenzado a dudar sobre las verdaderas intenciones del sujeto, decidieron darle 40.000 pesos para garantizar que regresara y prever así la posibilidad de que, como les ha sucedido en otros casos, finalmente brindara información completa.
Pasaron dos días antes de que el Bloque de Búsqueda volviera a tener noticias del informante. El jueves 18 de marzo, mientras se ultimaban los preparativos para el operativo que terminó en la muerte de el Chopo, el comandante del Bloque fue llamado de urgencia a Bogotá por la Fiscalía, para ser enterado de una información calificada dc gravísima. Al llegar a la capital, el comandante dcscubrió que el confuso informante quien no había vuelto a aparecer por la escuela Carlos Holguín, ahora estaba en Bogotá en la sede de la Fiscalía. Fue enterado de una denuncia hecha por este hombre en el sentido de que sus informes sobre el paradero de el Angelito no habían sido tenidos en cuenta, y de que los miembros del Bloque se habían quedado con el dinero de su recompensa.
A pesar de la solicitud de la Fiscalía, el hombre se negó a sostener sus denuncias bajo juramento. con lo cual la Fiscalía perdió bastante interés y credibilidad en él. El asunto pareció morir en ese punto, pero resucitó con la pregunta de una periodista al Fiscal, en la Comisión II de la Cámara.
Lo sucedido con el informante parece demostrar una vez más la inmensa capacidad de desinformación que sigue teniendo Escobar. Es la misma que le permitió poner a dudar a los colombianos sobre la participación del cartel en el asesinato de Rodrigo Lara en 1984, crimen que sus voceros atribuyeron a la DEA, tal y como volverían a hacerlo cuando la víctima fue Luis Carlos Galán en 1989. Sobre la bomba que hizo volar un avión de Avianca en diciembre de ese año, el cartel llegó a insinuar que la autoría intelectual podría estar "por los lados" del general Miguel Maza, director del DAS. Y al año siguiente, los asesinatos de los can didatos Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro fueron atribuidos por esas mismas fuentes a organismos de seguridad. Hoy, cuando las investigaciones han dejado en claro que en todos esos casos el que actuó fue el cartel, es posible medir la dimensión de Escobar como manipulador de la información. El remate de la jugada del informante de Medellín -le dijo a SEMANA una fuente militar- pare ce haber sido la declaración de Roberto Escobar en Itaguí, en el sentido de que el hermano Pablo no estaba huyendo, sino descansando al lado de una piscina. Todo ello destinado a poner en duda la honestidad de quienes lo persiguen, en el pasado el general Maza y hoy el Bloque de Búsqueda".

FIN DEL ROMANCE
Al final de la semana, la marea de cartas y declaraciones había bajado, en buena medida gracias a que tanto el Fiscal como los generales optaron por dejar las cosas como estaban. Sin embargo, resultaba inevitable pensar que lo sucedido marcaba quizás el final de la luna de miel que De Greiff había vivido con la opinión. Y esto, que pudo haber sorprendido a muchos, en realidad es explicable. Para empezar, el Fiscal maneja demasiados casos y temas, en un país en el cual una enorme cantidad de sucesos tiene consecuencias penales, y en esas circunstancias es difícil salir siempre bien librado.
Además, De Greiff más que la imagen de un sabio jurista de lenguaje profesoral, tiene la de un hombre valeroso y lleno de sentido común, que es el menos común de los sentidos, y sin duda el más necesario en un país que atraviesa una situación tan compleja.
Con la dimensión única que le da el carecer tanto de ambiciones políticas como de preocupaciones en torno a su seguridad, De Greiff tiene toda la autoridad moral para desempeñar su cargo.
Además, se ha proyectado, independientemente de las críticas de Asonal o de otros juristas que nunca han sido muy amigos de la institución de la Fiscalía, como un funcionario eficiente, que toma decisiones en un país donde todo el mundo tiende a aplazarlas. Por todo esto, es previsible que ]os problemas de la semana pasada, incluso si acabaron con la luna de miel, no logren dar al traste con todo lo que tanto la Fiscalía como el Fiscal han logrado construir, en un proceso en el cual es seguro que seguirá habiendo tropiezos, pero también lo es que se seguirán dando éxitos.