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TELEVISIÓN

Diez años más

La posible prórroga anticipada de las concesiones de televisión plantea cuestiones de fondo sobre el manejo de ese servicio en el país.

30 de enero de 2005

LA GRAN MAYORÍA DE LOS colombianos sólo se preocupa por no perderse los detalles de las últimas telenovelas o por ver los noticieros. Pero al otro lado de las pantallas hay un enigma que intriga y preocupa a unos pocos: si las concesiones de operación de los canales a Caracol y RCN irán hasta 2008, cuando se cumplen los 10 años de su vigencia inicial, o si serán prorrogados hasta 2018. Todo parece indicar que el asunto podría adelantarse por razones económicas.

Esta decisión depende de la cuestionada Comisión Nacional de Televisión (Cntv), que maneja en últimas la concesión de ese servicio público en el país. Jorge Alberto Figueroa, su director, dijo que aunque el tema aún no preocupa a la entidad, seguramente será planteado en el transcurso del año. Para ello, dice Figueroa, deberá hacerse una profunda evaluación del cumplimiento del contrato y las condiciones para otorgar la prórroga. El análisis, según supo SEMANA, podría incluir la posibilidad de añadir uno o más canales privados.

Un ex comisionado dijo que la prórroga de los canales se ha discutido formal e informalmente en la entidad desde cuando se abrió la licitación para el Canal Uno. En ese momento los concesionarios plantearon que, si les prorrogaban anticipadamente sus contratos por 10 años, estarían dispuestos a renunciar a la exclusividad y permitir que se creara un nuevo canal antes de 2008.

La Comisión no aceptó entonces el ofrecimiento. Pero a finales del año pasado el gobierno revivió el tema cuando decidió liquidar a Inravisión y transferirle a la Comisión las obligaciones salariales y pensionales de esa entidad. A través de un documento Conpes sugirió la posibilidad de prorrogar anticipadamente los contratos de los canales privados (Caracol, RCN y Citytv), entre otras posibles, con el fin de financiar el mantenimiento de la televisión pública en el país.

Aunque la Comisión rechazó esta posibilidad como una injerencia indebida del gobierno, hoy por hoy se encuentra contra la pared ante la realidad de que debe asumir las obligaciones de Inravisión y a la televisión pública. De ahí que la entidad debe aumentar sus recursos, y es allí donde la prórroga de los contratos de concesión, tanto de televisión abierta como por suscripción, jugaría un papel clave.

Para los canales privados es vital tener la certeza de la prórroga para hacer inversiones a largo plazo, consolidarse como proveedores de contenidos, crear alianzas y amortizar en un mayor plazo las millonarias inversiones que han hecho.

Pero la pregunta es si el gobierno volverá a cometer el error de cobrar enormes sumas para permitir que empresas públicas o privadas presten un servicio público, tanto en la televisión como en la telefonía de larga distancia y celular. Esa práctica, entre otras consecuencias, propicia los monopolios."Por eso ahora, cuando comienzan a vencerse las primeras concesiones, el Estado debe renunciar a su sed de recursos y tratar de que haya competencia, y así evitar que los empresarios tengan que someterse a los vaivenes políticos", dice Alfredo Fajardo, experto en el tema.

Pero por tratarse de un servicio público cada vez más importante, en el que dos canales privados han concentrado el grueso de la influencia y de la pauta publicitaria, la discusión sobre la prórroga debe superar el marco económico y legal. "Se necesita saber con precisión si han cumplido las condiciones del contrato, si han protegido los derechos de los televidentes y si han ayudado a mejorar la identidad nacional, entre otros. Me temo que eso no es así, pero antes de tomar cualquier decisión se debe estudiar a profundidad el tema", advirtió el veterano periodista Javier Darío Restrepo.

El otro temor, no menos apremiante, es que el gobierno presione a la Cntv para que extienda desde ya los contratos, con lo que aseguraría un 'favorecimiento' en un año electoral. Por su parte, los canales quisieran tener una prórroga anticipada y no esperar a que dentro de tres o cuatro años haya un gobierno diferente que la niegue y decida abrir una nueva licitación.

Por ahora el tema sigue sobre la mesa con más preguntas que respuestas. La televisión es un asunto de importancia estratégica y el país espera que el análisis de su futuro se haga con la profundidad que merece. Todo ello, para que no se repita el mal sabor que algunas decisiones de la Cntv han dejado en la opinión pública.