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‘Tutina’ le tendrá que imprimir su propio estilo al despacho de la primera dama

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Díganme 'Tutina'

Quién es María Clemencia Rodríguez, la primera dama de la Nación.

21 de junio de 2010

“Me casé con el periodista y no con el político”, repite incansablemente María Clemencia Rodríguez, quien hace más de 20 años es la compañera de vida del presidente electo Juan Manuel Santos. No obstante, aunque insiste en que el periodismo es un oficio más humano que la política, fue la primera en ponerse la camiseta de la campaña de su marido.

Quienes la conocen dicen que es una mujer de bajo perfil y que siempre ha estado al lado de Santos en cada uno de sus proyectos. Y aunque no solía visitar ninguno de sus tres despachos ministeriales, siempre ha acompañado su oficio desde otra orilla. Cuando Santos llegó al Ministerio de Defensa, ‘Tutina’, como le dicen desde niña, se concentró en ayudar a las familias de los soldados, en particular los que han sido víctimas de las minas explosivas. Se rebuscó el apoyo de la empresa privada y logró conseguirles 2.000 regalos navideños. Después de que su hijo Esteban le reclamara por no haber conseguido más aguinaldos, aumentó el número de visitas buscando apoyo y logró, con el departamento de incautaciones de la Dian y alianzas de grandes empresas, multiplicar 70 veces sus logros y entregar 143.000 regalos a los soldados.

Ahora tiene un desafío más grande: será la encargada de ponerle un nuevo estilo al despacho de la primera dama. El papel de las esposas de los presidentes en Colombia siempre ha sido motivo de debate público. Y cada una a su manera ha dejado huella. Desde doña Berta Hernández de Ospina, recordada por la manera como apoyó al presidente Mariano Ospina el día del Bogotazo, cuando los liberales le exigían entregar el mando; hasta Jacquin Strouss, que se convirtió en la mejor escudera de Ernesto Samper cuando los medios lo pusieron en la picota por el proceso 8.000; pasando por Ana Milena Muñoz de Gaviria, que impuso en el despacho de la primera dama un estilo tipo Hillary Clinton, de mujer moderna y ejecutiva; hasta Lina Moreno de Uribe, que se ha caracterizado por un estilo súper discreto.

En el caso de la nueva primera dama, todo indica que volverá a retomar cierto protagonismo en causas sociales. Para comenzar, es una mujer profundamente religiosa. Todas las mañanas, apenas se despierta, pone a su marido y a sus hijos en manos de la Virgen de los Milagros. De hecho, cuenta que a esta Virgen fue a la que le rezó mientras su marido ponía a andar la Operación Jaque que permitió la liberación de Íngrid Betancourt.

Adicionalmente, su vida laboral siempre estuvo ligada a instituciones de servicio. Como diseñadora gráfica, se reinventó la imagen de la Caja Social de Ahorros, la corporación financiera de los jesuitas. Posteriormente, Noemí Sanín la nombró asistente de la presidencia de Colmena y secretaria privada del Ministerio de Comunicaciones. María Clemencia también pasó por la jefatura de relaciones públicas del Banco de la República, donde canalizó las donaciones de esta entidad a otras con fines sociales y culturales.

Desde finales de febrero recorre el país de la mano de su marido. Se dice que ella fue quien escogió el color naranja que identificó la primera etapa de la campaña. Por sugerencia de los estrategas, envió correos electrónicos a los potenciales electores y dirigió sus propias reuniones con líderes comunitarios. “En las salidas a barrios tenía una actitud distante y le costaba trabajo darle la mano a cada uno de los asistentes, pero nos dimos cuenta de que es una mujer muy sensible. Quiere ser cercana y siempre decía ‘díganme Tutina’”, cuenta uno de los miembros del equipo santista en Bogotá.

A pesar de que le ha tocado meterse en la vida política, dice claramente que será su marido quien gobierne: “Si la decisión del pueblo fue darnos la oportunidad de servirles a los colombianos, ahí estaré acompañando a Juan Manuel”.

En los próximos meses no cesarán las comparaciones de ‘Tutina’ con Lina Moreno, la esposa del presidente Uribe y quien le imprimió un estilo bastante personal a la tradicional imagen de las esposas presidenciales. No solo porque borró de un tajo toda la parafernalia del despacho de la primera dama, inexistente jurídicamente, sino porque trabajó en silencio en programas sostenibles que trascendieron el asistencialismo. Desde la Consejería Especial de Programas Presidenciales, impulsó iniciativas como la Red de Gestoras Sociales, el Programa de Promoción de Derechos en Salud Sexual y Reproductiva y el Programa de Apoyo a la Discapacidad.

Ahora le toca a ‘Tutina’, que ha dado muestras de que seguirá adelante con estas iniciativas y quien, literalmente, desde hace cinco meses lleva puesta la camiseta de su marido.